Veinticinco años después de su asesinato, el sacerdote colombiano Héctor Gallego regresa a Panamá a predicar el evangelio de los pobres de la mano de la escritora de origen cubano María López Vigil.
López Vigil, autora del libro "Piezas para un Retrato", sobre el también asesinado obispo salvadoreño Oscar Arnulfo Romero, relata en "Héctor Gallego está vivo" la historia de un sacerdote cuya muerte tensó por casi 20 años las relaciones entre la Iglesia Católica y el régimen militar que goberno Panamá hasta 1989.
Testimonial, humano y de profundo contenido político, el libro de López Vigil cuenta la obra social realizada por Gallego entre los jornaleros y campesinos pobres del distrito de Santa Fe, en la occidental provincia de Veraguas, hasta el momento de su desaparición el 9 de junio de 1971.
Llegado a Panamá desde Colombia en 1967, Gallego organizó a los campesinos, les enseñó a reclamar salarios justos y sembró la idea del cooperativismo, lo cual, según los testimonios tomados por López Vigil, generó "el recelo" de los terratenientes y del régimen encabezado entonces por el general Omar Torrijos.
Antes de llegar Gallego a la iglesia de Santa Fe, los sacerdotes oficiaban la misa por separado para pobres y ricos y aprobaban el pago en especies que los terratenientes entregaban a sus jornaleros, según cuentan los campesinos del lugar.
Amenazas, reprimendas de algunas autoridades esclesiales y el incendio de la modesta vivienda de Gallego fueron el preámbulo del arresto y posterior desaparición "del cura de los pobres", cuyo cuerpo nunca encontrado aún reclama la Iglesia Católica panameña.
Hace dos años, un tribunal de justicia de la central ciudad de Penonomé condenó a 15 años de cárcel a los militares Nivaldo Madriñan, Melbourne Walter y Eugenio Magallón por la muerte de Gallego, pero éstos nunca revelaron el sitio donde sepultaron al sacerdote.
La aparición del libro de López Vigil, patrocinado por la pastoral "Caritas" arquidiocesana, propició una serie de testimonios sobre la obra de Gallego por parte de sacerdotes y laicos contemporáneos del cura martir.
El sacerdote Nestor Jaén afirmó que "en Héctor tenemos un testigo de la fe, un testigo que nos muestra" que la misión de la Iglesia tiene dos "dimensiones" inseparables: la litúrgica y la social.
Tras señalar que para ser un buen profeta y predicador hay que ser un buen traductor de las dos lenguas de la Iglesia, que son el evangelio y el pueblo, Jaén dijo que Gallego, "un modelo y un apóstol", llevó la Eucaristía del tradicional púlpito de la Iglesia a los centros comunales.
El director de Caritas, el laico Carlos Lee, indicó por su parte que además de evangelizar las comunidades pobres de Santa Fe, Gallego "les enseñó a reflexionar sobre su situación y a buscar soluciones a sus problemas".
La cooperativa de producción múltiple "Esperanza de los Campesinos", fundada por Gallego en 1967 con un capital de nueve dólares, actualmente factura más de dos millones de dólares anuales, cuenta con seis sucursales en la provincia de Veraguas y 835 socios.
Ademas de "Piezas para un retrato" y "Héctor Gallego está vivo", Lápez Vigil, actualmente radicada en Nicaragua, escribió las obras "Un tal Jesús" y "Noticias de última ira o 500 años de engaños", en ocasión del quinto centenario de la llegada de los españoles a América. (FIN/sh/ff/ip cr/96)