Con una asistencia estimada en 15.000 participantes comienza éste sábado el XI Encuentro Nacional de Mujeres en Argentina, una reunión anual anárquica caracterizada por la ausencia de estructura y jerarquías, a la cual los hombres tienen absolutamente vedado el acceso.
"Nuestros encuentros son muy plurales, pero eso sí, no hay hombres porque lo que nos importa es la voz de las mujeres. Los hombres se atribuyeron históricamente el derecho de hablar en nombre de nosotras y lo siguen haciendo", dijo a IPS Maggi Belloti, una dirigente feminista que participará en la reunión.
El Encuentro es un movimiento social en el que intervienen mujeres de todo el país y los sectores sociales, pertenecientes a grupos feministas, sindicatos, partidos políticos y organismos como los que se formaron contra la violencia, en defensa del derecho al aborto o el ejercicio de la prostitución.
"Nuestro movimiento es incontrolable así, sin burocracia, no queremos que se estructure", remarcó Safina Newbery, una antropóloga y teóloga feminista, fundadora de las reuniones anuales de mujeres argentinas.
A pesar de la aparente desorganización y de la falta de difusión pública que los precede, desde 1986 en que se realizó el primero con 1.000 mujeres, los encuentros aumentaron la asistencia hasta llegar a las 15.000 participantes que se agolparán en Buenos Aires este año, del 8 al 11 de este mes.
El encuentro se desarrolla a partir de talleres con temas como "el rol de las mujeres en las nuevas formas de organización del trabajo", "las leyes de salud reproductiva", "sida, sexualidad y pobreza", y "los modelos culturales sobre el cuerpo femenino, bulimia y anorexia".
"La idea es que sean encuentros y no conferencias o congresos porque lo que queremos es tener un espacio horizontal donde cada mujer hable con su propia voz, sin que sea mediada por estructuras sindicales o de partidos políticos", dijo Belloti, presidenta de la Asociacion de Trabajo y Estudio sobre la Mujer.
No obstante esta premisa, los llamados aparatos políticos se resisten a dejar sin capitalizar estas reuniones, cada año más numerosas.
"Es cierto que cada vez hay más partidos que se acercan para llenar de contenido político una reunión que se les antoja vacía, pero esas mujeres de los aparatos terminan plegándose a la modalidad del movimiento", aseguró Belloti.
En este sentido, Cecilia Lipszyc, dirigente del opositor Frente País Solidario y miembro del movimiento de mujeres, aclaró que el encuentro "no es una reunión político partidaria, pero sí un encuentro político" porque se trata de mujeres que se reúnen "para transformar la realidad".
Lipszyc reconoció que existe temor por el desembarco en la reunión de mujeres del gobernante Partido Justicialista que se opongan a declaraciones cuestionando el modelo económico, que a juicio de la mayoría de las participantes acentúa la llamada "feminización de la pobreza".
Pero relativizó la magnitud de los posibles choques y consideró que las mujeres políticas solo lograrán independizarse de las estructuras partidarias cuando el movimiento social que las nuclea sea lo suficientemente fuerte como para apoyarse en él.
"Todas las mujeres que estamos en el movimiento consideramos que Argentina debe despenalizar el aborto, pero las legisladoras temen pronunciarse en el Congreso sobre este tema porque sus partidos políticos no lo definen y tienen miedo de la resistencia que pueda ejercer la Iglesia Católica", ejemplificó.
Por eso, a pesar de que reconoce la necesidad de mantener la horizontalidad del movimiento, Lipszyc sostuvo que los encuentros deben tener "mayor visibilidad política" cada año, de manera de enfrentar con armas sólidas a un enemigo al que considera "muy poderoso". (FIN/IPS/mv/ag/pr/96)