Entre toses y afanosas bocanadas de aire, miembros de un grupo de personas de mediana edad y ancianos, reunidos frente a las oficinas del gobierno japonés, dijeron que estaban enfermos y hartos de la polución atmosférica e iban a llevar a los fabricantes de autos a los tribunales.
"El gobierno está cerrando un ojo respecto a los graves problemas de la polución atmosférica y nosotros estamos exigiendo a los funcionarios y los fabricantes de autos que asuman su responsabilidad", declaró Yinyha Yannouchi, un miembro del grupo ciudadano de protesta.
El grupo ha entablado juicio al gobierno, a siete de las principales fábricas de autos y a la Corporación del Expreso Público Metropolitano, por un monto de 27 millones de dolares en compensación por daños y perjuicios a su salud debido a la polución atmosférica.
"Planeamos el pleito debido a la desesperación", explicó Yamnouchi, dado que el gobierno nipón negó a numerosos ciudadanos el derecho a ser indemnizados porque padecen de enfermedades relacionadas con la contaminación atmosférica.
Los querellantes, todos residentes en Tokio que viven cerca de transitadas carreteras, afirmaron que sus cuentas de médicos son abultadas por el tratamiento de enfermedades que van desde el edema pulmonar y la bronquitis crónica hasta el enfisema pulmonar y afecciones de la piel.
Añadieron que los médicos certificaron que sus males se debían al aire contaminado que respiraban.
Si bien ya se registraron demandas judiciales contra el gobierno en el pasado, los abogados señalaron que es la primera vez que los civiles han decidido llevar a los tribunales a los poderosos fabricantes japoneses de autos.
Los querellantes no solo piden indemnización sino tambien la abolición de los vehículos que no cumplen con las normas sobre emisiones de gases, en especial aquellos con motores diesel que descargan más óxido de nitrogeno que los carburados con gasolina.
Kiyomi Hara, principal abogado de los demandantes, declaró que en muchos aspectos era un pleito muy especial. "Esperamos dejar en claro la responsabilidad de las fábricas de autos en la polución ambiental y obligarlas a realizar estudios sobre cuán peligrosos son sus vehículos para la gente".
En la actualidad, las autoridades japonesas están trabajando en una nueva legislación ambiental que debió ser aprobada en abril y se postergó debido a la presión de los fabricantes de autos.
La nueva legislación, que debe entrar en vigor en 1998, está destinada sobre todo a regular la importación de gasolina sin plomo y reducir los actuales niveles de polución del 60 al 64 por ciento.
Los fabricantres de autos ya recibieron orden de desarrollar nuevos filtros que retengan el 80 por ciento de los escapes nocivos.
Yoshinobu Ise, un experto en polución del aire de Ice Top, una organización privada de estudios, declaró que "la decisión de hacer que las fábricas de autos asuman su responsabilidad en los niveles de polución ambiental es un hito en la lucha del pueblo japonés por una mayor calidad de vida".
"Los japoneses hemos sacrificado ya demasiado por el crecimiento económico, ahora queremos más verde, aire limpio y leyes que obliguen a las compañías a respetar nuestra salud. Este caso judicial es un paso en esa dirección", apuntó.
Las compañías automotrices deben responder todavía a las demandas específicas del pleito. "El asunto está en estudio", declaró un vocero de la industria automotriz.
Fuentes de la industria dijeron que los objetivos sobre polución del aire son los más apremiantes y perjudicarán la salud financiera de las firmas automovilísticas ya golpeadas por la recesión.
Las normas más severas requerirán a los productores de camiones de salir con nuevos y mejores diseños de motores así como con sistemas de escape que reciclen los gases.
"Las tecnologías requeridas son imposibles porque tienen costos incalculables", declaró Tadayuki Suzuki, de Hino Motors.
La compañía dijo que habia gastado más de 500 millones de dólares en estudios y desarrollo de nuevas tecnologías en ese campo durante los últimos cinco años.
La Corporación Mitsubishi Motors, otro importante productor de camiones, dijo que había estado gastando 200 millones de dólares anuales en investigación para cumplir con los requerimientos de la proyectada legislación.
"Para alcanzar los últimos requerimientos deberemos duplicar ese monto en los próximos tres años", declaró un vocero de la empresa.
Sin embargo, los demostrantes japoneses y los querellantes observaron que la salud del público debía tener absoluta prioridad. Hasta ahora, 86 querellantes ya han sido oficialmente reconocidos como pacientes de enfermedades vinculadas con la polución del aire y tienen derecho a la asistencia gubernamental. Otros 14 no han sido aún reconocidos y dos son familiares de personas que fallecieron por problemas respiratorios.
Los querellantes confían que el proceso alentará a otras víctimas de enfermedades causadas por la polución a sumarse al pleito. Afirmaron que sus gastos médicos mensuales ascienden a 1.000 dólares. Además, algunos debieron dejar el trabajo porque ya están demasiado enfermos.
En Japón circulan por las carreteras un millón de vehículos a combustión diesel que pesan mas de 16 toneladas. Son culpados de producir el 20 por ciento de todas las emisiones de óxido de nitrógeno en las rutas.
En 1994, Japón lanzó a la atmósfera el volumen record de 340 millones de toneladas de dióxido de carbono. El 20 por ciento de esa cifra es atribuída a las emisiones del transporte carretero.
A menos que se produzca una fuerte reducción en las emisiones de dióxido de carbono, está claro que Japón no podrá cumplir con su compromiso de disminuir las emisiones a 320 millones de toneladas en el año 2000.
Japón figuró entre los 100 países que firmaron en 1992 el tratado surgido de la Conferencia de la ONU sobre Ambiente y Desarrollo en Río de Janeiro para cortar las emisiones de gas, que causan el efecto sierra y contribuyen al recalentamiento global, y reducirlas para el 2000 a los niveles de 1990.
Funcionarios gubernamentales admitieron que Japón no podrá cumplir con ese objetivo. Al paso que marcha el país, los niveles de polución hasta pueden aumentar cerca del tres por ciento al final del siglo, dijeron. (FIN/IPS/tra-en/sk/cpg/ego/en).