La dura competencia en el mercado mundial hace indispensable que Alemania cambie su política económica tradicional y logre acoplarse al proceso de globalización, opinaron representantes de diversos sectores económicos.
"Alemania necesita señales positivas de la política", manifestó Hans Peter Stihl, presidente de la Confederación de Cámaras de Industria y Comercio de Alemania (DIHT).
Las empresas alemanas han decidido trasladar gran parte de su industria a otros países, donde pueden obtener mayores ganancias.
El primer banco alemán, el Deutsche Bank, trasladó todo su departamento de inversiones a Londres, en su búsqueda por alcanzar un incremento de sus ganancias. De esta forma, logró mover en 1995 un volumen de 2.800 millones de dólares.
La quiebra en junio de este año de la conocida empresa alemana de la electrónica y la técnica eléctrica, AEG, es considerada como otra consecuencia de la actual globalización, ya que no logró adecuarse al nuevo mundo económico y alcanzó en 1995 pérdidas de 350.000 millones de dólares.
En estos momentos nadie duda que Alemania ya no es el lugar de emplazamiento económico de antaño. El Gobierno Federal debe tomar pronto alguna decisión para resolver esta situación.
"El problema fundamental es que trabajamos muy poco, sólo 35 horas por semana, y tenemos altos costos en la protección del medio ambiente, consumo de agua, electricidad y la burocracia", señaló Dieter Klingelnberg, gerente general de Klingelnberg & Soehne, una empresa mediana alemana.
Se debe "reducir los impuestos empresariales, eliminar el burocratismo, y que las empresas y los sindicatos se pongan de acuerdo y vuelvan a una semana de trabajo con 40 horas", afirmó.
Los representantes de la Confederación de Sindicatos Alemanes (DGB) no coinciden con los empresarios acerca de las medidas para mejorar la situación de Alemania como lugar de emplazamiento.
El 15 de este mes la DGB convocó a más de 350.000 personas a Bonn, en protesta contra los recortes sociales que el gobierno quiere implantar como medida para mejorar este lugar de emplazamiento económico.
Para la DGB, la solución para el desempleo no está en el recorte de las garantías sociales sino en la vigilancia por parte de las empresas del correcto uso de éstas. Según sus datos, en 1994 hubo un promedio de 21 días en que los alemanes no acudieron al trabajo por enfermedad.
"Todos estamos en un período de prueba. Debemos reducir los impuestos, flexibilizar el mercado laboral y confrontar positivamente la técnica. Cada uno debe dar su aporte a la sociedad", opinó Stihl.
El mercado laboral alemán no ha podido absorber el desempleo, que en mayo bordeó los cuatro millones de personas, 11,1 por ciento de la población activa.
Los empresarios, debido a los altos impuestos y costos, sobre todo sociales, han adoptado medidas de ajuste, entre ellas el despido masivo de trabajadores.
El sistema tributario, con más de 30 tipos de impuestos, es uno de los factores que según los empresarios dificultan la flexibilización y rendimiento de la industria alemana.
Se exige no sólo una reforma al impuesto sobre sueldos y salarios, sino también al impuesto al capital industrial y al de bienes. Este último exige que la empresa pague por el hecho de poseer un bien, ya sea una maquinaria o algún medio de transporte, independientemente de la ganancia.
Otro tema fuertemente discutido es la formación de los empresarios del futuro, donde se quiere enfatizar más bien la iniciativa propia, la flexibilidad y la creatividad para realizar negocios.
"La sociedad de la información no sólo expone a los empresarios a una competencia global sino que también involucra a las naciones", expresó Hans-Olaf Henkel, presidente de la Federación de Industrias Alemanas (BDI).
Una labor conjunta entre el gobierno y los empresarios podría facilitar el acceso a los mercados emergentes, según las declaraciones del Ministerio de Asuntos Exteriores.
"Se necesita una colaboración entre la política exterior y el empresariado, en la que también se incluya a la mediana empresa", señaló Klaus Kinkel, ministro de Asuntos Exteriores alemán.
Alemania necesita el acceso a los mercados emergentes de Asia, América Latina, y Europa central y oriental para asegurar a largo plazo los puestos de trabajo.
"En ningún caso lograremos solucionar el problema, si le cerramos los portones de la fortaleza Alemania a la sociedad de la información", dijo el presidente Roman Herzog.
"Si queremos enfrentar exitosamente el problema del cambio global, necesitamos de una visión europea. No sólo por medio del vasto mercado económico europeo, sino que también la diversidad cultural de Europa", añadió.
La Unión Europea es la alternativa para enfrentar la globalización. "El gran reto que tiene la Europa del siglo XXI es lograr una real unión política", subrayó Herzog.
"Pienso que los retos impuestos por la economía mundial sólo pueden ser enfrentados con la base de una cooperación europea", comentó Klaus Beck, jefe de la Oficina de Relaciones de Bonn de la DGB.
Para Henkel, la globalización no permite otra alternativa, por lo tanto, se debe actuar ya. "Acabemos de estar ocupados con nosotros mismos, miremos hacia el mundo", apuntó.
"Debemos poner todo de nuestra parte, para poner en forma a Alemania como lugar de emplazamiento para la economía mundial", comentó el ministro de Transporte, Matthias Wissmann. (FIN/IPS/mr/ag/if/96