El canciller alemán Helmut Kohl solicitó al Papa Juan Pablo II la reconsideración de su posición sobre el control artificial de la natalidad, dos semanas antes de la visita del pontífice a Alemania.
Se trata de una "cuestión de conciencia", manifestó Kohl, también católico. El Papa visitará las ciudades de Paderborn y Berlín, capital de la Alemania unificada, entre el 21 y el 23 de este mes.
Las declaraciones del canciller, realizadas en entrevista con varios periódicos católicos de Berlín y el noreste del país, agregaron un nuevo elemento al candente debate nacional sobre el papel de la Iglesia Católica en la sociedad moderna.
El 27 de mayo, el sector alemán de la Antigua Iglesia Católica – un organismo católico disidente- ordenó a dos mujeres casadas como sacerdotes.
La ceremonia se realizó en la Iglesia de Cristo, cerca de la frontera con Suiza, y fue precedida por varias actividades de la Antigua Iglesia, que cuenta con 30.000 miembros en Alemania y unos 230.000 en todo el mundo.
El Vaticano cuestionó la validez del servicio y de la investidura de las dos mujeres. Angela Berlis, de 33 años, y Regina Pickel-Bossau, de 48, son las primeras mujeres ordenadas como sacerdotes católicos en Europa occidental.
Kohl declaró que "muchos cristianos católicos tienen problemas con la posición de la iglesia sobre el control de la natalidad", y se refirió a una carta-documento publicada en 1968 por la Conferencia de Obispos de Alemania en respuesta a la encíclica papal "Humanae Vitae".
Los obispos destacaron en la carta la falta de concordancia entre la prohibición de los métodos artificiales de control de la natalidad por la Iglesia Católica y la práctica generalizada entre los católicos alemanes.
El documento subraya que los católicos están obligados a obedecer los preceptos papales, pero por otra parte reconoció que "muchas personas no pueden aceptar las declaraciones de la encíclica en relación al control de la natalidad".
Así mismo, la carta dice que aquellos católicos que cuestionan la prohibición de la iglesia deben preguntarse si podrán defender su conducta "ante el tribunal de Dios", pero no los condena ni aprueba su posición.
"En mi opinión, este documento aún está vigente", manifestó el canciller en carácter personal.
"La secularización separó a un número considerable de personas de la Iglesia, pero no puedo compartir el juicio crítico del catolicismo alemán por parte del Vaticano", añadió en referencia a las críticas recibidas por autoridades de la Iglesia Católica.
La Conferencia Alemana de Obispos no realizó ningún comentario sobre las observaciones de Kohl, pero Christian Weisner, un reformador religioso, las consideró "un paso en la dirección correcta", en entrevista con el Servicio Católico de Noticias.
Sin embargo, lamentó que el canciller haya hecho las observaciones en carácter personal. "Las declaraciones tendrían mucho más valor si las hubiese hecho como canciller de Alemania y no como Helmut Kohl", opinó el religioso.
Weisner es el iniciador de un movimiento que procura cambios sustanciales en la Iglesia Católica, entre ellos la ordenación sacerdotal de mujeres, la eliminación del celibato de los sacerdotes y el levantamiento de la prohibición del control artificial de la natalidad.
Cerca de 1,5 millones de los 28 millones de católicos alemanes firmaron la petición redactada por Weisner, que fue presentada a la Conferencia de Obispos el pasado diciembre.
Weisner y otros religiosos que realizaron iniciativas similares en Suiza y Austria enviaron la petición junto con una carta al Papa, y le solicitaron una audiencia durante su proyectada visita a Alemania. (FIN/IPS/tra-en/raj/fn/ml/cr/96)