La conferencia internacional sobre recursos genéticos vegetales de la FAO finalizó en esta ciudad con un Plan de Acción Global que excluye las demandas de los países en desarrollo de fondos "nuevos y adicionales" para su ejecución, pese a que las cantidades necesarias son mínimas.
El debate enfrentó a unos pocos países industrializados y una gran mayoría de naciones en desarrollo y amenazó el resultado general de la reunión realizada durante una semana hasta este domingo en Leipzig, Alemania, auspiciada por la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) de las Naciones Unidas.
Sólo después de duras negociaciones prolongadas hasta el final de la reunión, se acordó suavizar la situación permitiendo que el informe final de la conferencia subrayara la necesidad de fondos adicionales.
Irónicamente, los fondos requeridos son mínimos en el contexto de los flujos de ayuda y comercio mundiales. Cada país pobre necesitaría un promedio de no más de tres millones de dólares anuales de los países donantes del Comité de Asistencia al Desarrollo (DAC) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Estos fondos fueron pedidos para la conservación efectiva y la utilización sostenible de recursos genéticos vegetales, y como señaló un delegado asiático, "también beneficiaría a los países donantes".
En promedio, cada nación donante del DAC debería entregar 150.000 dólares al año para financiación "nueva y adicional", por sobre lo ya brindado por la ayuda oficial al desarrollo, según estimaciones de la FAO.
Según la FAO, los países en desarrollo, alrededor de 100, necesitarían un máximo de 303,8 millones de dólares al año de nuevos fondos para ejecutar las políticas y programas del Plan de Acción durante 10 años.
La segunda opción implica 188,2 millones de dólares anuales y la más barata 130,6 millones en el período entre 1997 y el 2007.
Pero el secretariado de la FAO indicó que la Cuarta Conferencia Técnica Internacional en Leipzig, la cual, según señalaron muchos delgados asiáticos, resultó ser "más política que técnica", puede tener en cuenta sus estimaciones si no las adopta.
Como fuente alternativa se identificó un nuevo fondo administrado por el Fondo Global de Medio Ambiente (GEF), similar al que gestiona para el Protocolo de Montreal sobre sustancias que dañan la capa de ozono.
Bajo este acuerdo, los gobiernos harían asignaciones especiales a un nuevo fondo del GEF para la protección de los recursos genéticos vegetales para la alimentación y la agricultura.
Otra opción implicaría que el GEF retirara recursos existentes y adicionales que puedan surgir de un acuerdo conjunto entre el organismo, la Conferencia de las Partes de la Convención sobre Biodiversidad y la FAO.
Una tercera opción, voluntaria o vinculante, es un fondo especial administrado por la FAO especialmente para el Plan de Acción, al cual los gobiernos harían asignaciones especiales, y podría abrirse a contribuciones del sector privado.
Las organizaciones no gubernamentales pretenden que el sector privado se considere seriamente como fuente de fondos adicionales, sobre todo teniendo en cuenta que las industrias de agroquímicos y semillas han sido importante causa de erosión genética y destrucción ecológica. (FIN/IPS/tra-en/raj/rj/lp/dv/96