VENEZUELA: Polémica por diálogo con atacante guerrilla colombiana

Políticos de Venezuela dividían opiniones hoy entre quienes favorecen y adversan un diálogo de autoridades venezolanas con las guerrillas de Colombia, sindicadas de atacar hace cinco días un puesto fluvial en la frontera.

También este lunes fue liberado Martín Marciales, de 15 años, hijo de un empresario venezolano, tras el pago de un rescate de dos millones de dólares al Ejército de Liberación Nacional de Colombia (ELN), que lo había secuestrado hace 73 días en Cordero, una población de la frontera sudoccidental.

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la mayor organización guerrillera, divulgó en México un documento según el cual no está en su estrategia "conflicto alguno con las Fuerzas Armadas de los países vecinos", y proponen a Caracas diálogo para "garantizar la paz" en las fronteras.

El diálogo, según el documento, puede ser a través de correo electrónico, mediante reuniones con el ministro de Asuntos Fronterizos de Venezuela, el socialista Pompeyo Márquez, o en un encuentro que use como marco la Comisión Permanente de Partidos Políticos de América Latina (Coppal).

Entretanto, la Armada venezolana dio cuenta de que hace cinco días irregulares atacaron el puesto de vigilancia fluvial de Cararabo, junto al fronterizo río Meta, unos 600 kilómetros al sudoeste de Caracas, donde en febrero de 1995 fueron muertos ocho infantes de marina por guerrilleros colombianos.

Ese ataque, así como otras incursiones en los llanos del sudoeste que durante más de un año crisparon las relaciones bilaterales, fue obra del ELN, segunda guerrilla colombiana, combinada con las FARC en la "Coordinadora Simón Bolívar".

Los ministerios de Exterior y Defensa de ambos países han suscrito documentos reconociendo a la guerrilla colombiana como "enemigo común" y Venezuela demanda que Colombia desplace más fuerzas militares, para combatir la insurgencia en las regiones de frontera.

También las Fuerzas Armadas de Venezuela establecieron en la frontera un "teatro de operaciones", semejante a los utilizados para combatir a la guerrilla venezolana hace 30 años, a fin de repeler a los irregulares colombianos.

La propuesta de diálogo de las FARC fue rechazada por dirigentes de los partidos políticos tradicionales de Venezuela, en tanto la vieron con interés sectores de la izquierda.

Valmore Acevedo, presidente de la comisión presidencial para asuntos fronterizos, dijo que "es improcedente el diálogo con los irregulares", pues los venezolanos no pueden intervenir "en el problema de la insurgencia en Colombia".

"Si las FARC tiene el sincero propósito de mantener la paz en la frontera, es innecesario que nos involucremos en el proceso doloroso que vive el pueblo colombiano", dijo Acevedo, acompañante del grupo oficialista Convergencia.

Humberto Celli, dirigente de Acción Democrática, de oposición moderada y primera fuerza en el parlamento, opinó que "Venezuela no puede establecer conversaciones con la guerrilla, porque eso sería dividir a Colombia en varias facciones, una de las cuales sería el Estado colombiano y su gobierno".

"Aunque no justifico el alzamiento guerrillero, puede entenderse que haya escogido ese mecanismo de lucha, pero en ningún caso su actividad se debe desarrollar en territorio venezolano", dijo el socialdemócrata Celli, ex presidente del Parlamento Latinoamericano.

Donald Ramírez, secretario general del opositor partido socialcristiano Copei, dijo que "es inaceptable que el gobierno venezolano pueda sentarse en una mesa de negociaciones con grupos insurgentes colombianos".

Las acciones de esos grupos "son un foco de perturbación de las relaciones diplomáticas y constituyen una amenaza permanente para las autoridades venezolanas", subrayó Ramírez.

En cambio, el diputado Walter Márquez, del cogobernante Movimiento al Socialismo, dijo que "conviene un diálogo indirecto con la guerrilla colombiana, con la intermediación de un organismo como la Cruz Roja, Naciones Unidas o la Organización de Estados Americanos".

"Si dialogamos con ellos de manera directa reconoceríamos su beligerancia", dijo Márquez, por lo que Venezuela "debe recurrir a instancias internacionales para buscar la neutralidad de la guerrilla colombiana", en el sentido de que si no atacan a al país tampoco serán atacados.

El gobernador del noroccidental estado de Zulia, Francisco Arias, del partido izquierdista Causa Radical, propuso recurrir a las Naciones Unidas para que un acuerdo avalado con "cascos azules" aleje la violencia guerrillera de las zonas de frontera.

El senador radical y general retirado del ejército Alberto Muller es partidario de reconocer la beligerancia de la guerrilla colombiana, a la vez que critica la aceptación que el gobierno venezolano hizo del término "enemigo común".

Según Márquez, en la última década la guerrilla colombiana ha causado la muerte de 50 militares de Venezuela y secuestrado unos 150 de sus ciudadanos "en tanto la lucha en Colombia es un juego trancado, pues ni el ejército derrota a los rebeldes ni la guerrilla vence al gobierno".

En 1991, con Carlos Andrés Pérez como presidente, Venezuela albergó e hizo de mediadora en el fallido diálogo de paz entre la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar y el gobierno colombiano que encabezaba César Gaviria. (FIN/IPS/hm/ag/ip/96)

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