El Ejército de Venezuela insiste en que su gobierno debe negociar con el de Colombia la "persecución en caliente" de guerrilleros colombianos que ataquen posiciones venezolanas, según un documento interno conocido hoy.
Esa tesis fue planteada por Caracas desde febrero de 1995 y sistemáticamente rechazada por Bogotá. "De ninguna manera permitiremos tropas extranjeras en Colombia", dijo categórico el presidente colombiano Ernesto Samper.
Pero un informe confidencial del Ejército sobre la hostilidad de la guerrilla colombiana en la frontera, y que el diario El Nacional de Caracas publicó este lunes, replantea la negociación de permisos para "perseguir en caliente" a los irregulares, que han renovado sus ataques.
El ministro de Defensa de Venezuela, general Moisés Orozco, informó que el sábado el puesto fluvial de Cararabo, 700 kilómetros al sureste de Caracas, fue hostigado con disparos desde el otro lado del fronterizo río Meta.
Otro puesto de frontera fue atacado recientemente a balazos justo cuado lo visitaba el propio Orozco, según dijo.
El ministro fue el primero que propuso, hace 15 meses, que a semejanza de la persecución en caliente de naves infractoras en alta mar, se permitiese a las Fuerzas Armadas venezolanas perseguir a irregulares que les hostigasen desde suelo colombiano.
La propuesta surgió a raíz del violento ataque del guerrillero Ejército de Liberación Nacional de Colombia (ELN) al puesto de Cararabo el 26 de febrero de 1995, en el que murieron ocho infantes de la Armada venezolana.
Desde entonces, las relaciones Bogotá-Caracas con frecuencia se han tensado por incidentes de frontera, a menudo provocados por irregulares armados y en al menos una oportunidad tras una incursión "por error" de militares venezolanos en un paraje montañoso colombiano.
Colombia, al rehusar el eventual ingreso de tropas de Venezuela, señaló que sólo sería viable con reciprocidad, y el senador Humberto Celli, ex presidente del Parlamento Latinoamericano, propuso que en una franja de 50 kilómetros a cada lado pudiesen actuar ambos ejércitos.
Pero a menos de 50 kilómetros hay importantes ciudades, y otros dirigentes como el ex militar golpista que gobierna el estado fronterizo de Zulia (noroeste) Francisco Arias, destacan el drama que seguiría a una confusión por fuerzas extranjeras entre inocentes campesinos y guerrilleros.
Arias y otros izquierdistas han propuesto que el gobierno negocie con la guerrilla colombiana un alejamiento de las fronteras o que se pida una interposición de una fuerza multinacional, interamericana o de las Naciones Unidas.
Pero Orozco sostuvo que su pais "no negocia con guerrilleros", y la cancillería declaró que el gobierno de Venezuela "mantiee normales y cordiales relaciones con el de Colombia, y es éste su contraparte oficial en cuantas conversaciones y negociaciones tienen ambos estados".
El documento castrense divulgado este lunes recomienda desarrollar ua campaña "para fomentar una matriz de opinión adversa a la narco-subversión por todos los delitos en los cuales se encuentren indicios de su participación".
Los delitos más comunes en la zona de frontera, atribuidos a la "narcoguerrilla" son ataques a civiles y a patrullas militares y policiales, narcotráfico, secuestros y extorsiones, contrabando, y robo de vehículos y de ganado.
Sólo en el estado fronterizo de Táchira (suroeste andino) fueron secuestradas 24 personas en 1995 (dos escapados, tres rescatadas y 15 liberadas previo pago) y entre enero y abril de 1996 otras 17, según el informe.
En 1995, las autoridades decomisaron 338.000 litros de gasolina, que era llevada a Colombia a modo de contrabado de extracción, pues existía un enorme diferencial en los precios de uno y otro país. Entre enero y abril de 1996 se decomisaron 155.000 litros.
El decomiso de drogas en la zona fue de 1.626 kilos en 1995 y de 375 en los primeros cuatro meses de 1996. El año pasado se denunciaron 98 casos de abigeato, y 14 en lo que va de 1996.
En las llauras inmediatamente al este de la cordillera andina, donde los ríos Arauca y Meta marcan segmentos de frontera, las Fuerzas Armadas de Venezuela mantienen un "teatro de operaciones" similar a los usados en los años 60 para combatir sus propias guerrillas. (FIN/IPS/hm/dg/ip/96)