Uganda se colocó entre las naciones de mayor crecimiento económico del mundo en 1995, con una tasa de 10 por ciento, aunque las estadísticas mundiales no registran el marcado atraso del norte frente al progreso del sur del país.
Las "Proyecciones Económicas Globales" difundidas este martes por el Banco Mundial predicen para Uganda "un crecimiento de cinco por ciento o más por año en la próxima década, si mantiene el actual ritmo de reformas".
Pero el informe del Banco Mundial no registra el panorama completo. El crecimiento está limitado a la región meridional y 80 por ciento de las inversiones se destinan a Kampala, la capital, y el resto al sudoeste.
La zona situada al norte de los Saltos de Karuma es casi otro país, donde los inversionistas casi no han entrado.
El norte es presentado como una sola región, pero alberga en realidad tres áreas distintas: el Nilo Occidental, Acholiland y Karamoja, que están unidas únicamente por la pobreza y el atraso, además de la geografía.
Su potencial económico es alto, pero inexplotado. El Nilo Occidental y Acholiland ofrecen buenas condiciones a la agricultura, y especialmente, para el cultivo de algodón y tabaco. Mientras, un puñado de empresarios extranjeros se han arriesgado a invertir en turismo y minas de oro en Karamoja.
El norte es territorio inseguro, y Acholiland, en particular, es una provincia a eludir. Los insurgentes Ejército de Resistencia del Señor y Frente del Nilo Occidental, que tienen sus bases en el sur de Sudán, emboscan vehículos, matan y secuestran a civiles e incendiando aldeas.
"Los rebeldes no constituyen una fuerza importante, pero desestabilizan la región y disuaden así a los inversionistas", explicó Amos Lugolobi, de la Autoridad de Inversiones de Uganda (UIA).
"Tampoco los empresarios nativos están dispuestos a financiar proyectos a largo plazo" en la región norteña, dijo Lugolobi.
La localidad de Kitgum, en Acholiland, depende de aparatos de radio para comunicarse con el resto del país, y en Arua, la capital de la provincia del Nilo Occidental, sólo hay una línea telefónica. El suministro de electricidad y agua corriente es errático y no existe en las zonas rurales del norte.
El transporte no es fiable y a menudo resulta peligroso, no sólo por la amenaza de los rebeldes ni por los malos caminos, sino porque los vehículos carecen de mecanismos esenciales, como los frenos.
La UIA concluyó en un estudio realizado en 1994 que el principal obstáculo a la inversión en el norte es la falta de crédito.
"Ningún banco está dispuesto a aceptar garantías colaterales en esas áreas, pues la experiencia indica que no podrán ser ejecutadas en caso de falta de pago de los titulares del préstamo", señaló Lugolobi.
Los empresarios deben recurrir a sus ahorros, con la consiguiente limitación de la inversión.
La falta de iniciativas en el norte es también atribuida por algunos a la "mentalidad de limosnero" que habría promovido en la población la presencia de organizaciones no gubernamentales (ONG) que distribuyen ayuda en momentos de intensa insurgencia.
La UIA abrió el último año una oficina regional en Lira, una localidad del norte de relativa seguridad, pero recibió escasos pedidos de crédito. La mayoría de la población de Lira ignora incluso dónde se encuentra la oficina.
En 1992, el gobierno resolvió mejorar la destrozada infraestructura de la región mediante el Programa de Reconstrucción del Norte de Uganda (NURP). Desafortunadamente, las obras se interrumpieron al recrudecer los combates.
Betty Bigombe, ministra de Estado Residente en el Norte, cree que el NURP disuadió a las ONG, que prefieren establecerse en el sur y sólo acuden al norte a repartir alimentos cuando los rebeldes aumentan su actividad.
"Erróneamente, creen que el NURP lo hace todo. Las ONG no parecen comprender que la estabilidad y la actividad económica van de la mano", lamentó Bigombre. (FIN/IPS/tra-en/ab/oa/ff/if/96)