El destino de muchas mujeres que procuran asilo en Estados Unidos debido al temor de ser sometidas a mutilación genital pende de la suerte de Fauziya Kasinga, una joven de 19 años procedente de Togo.
La Junta de Solicitudes de Inmigración de Estados Unidos resolverá este verano boreal su respuesta al pedido de asilo de Kasinga, formulado en base al argumento de que podría sufrir la mutilación genital si retorna a su país natal.
La junta recibió el caso de Kasinga la semana pasada en Washington y su decisión será obligatoria en todo el sistema judicial de Estados Unidos.
Las posibles víctimas de mutilación genital femenina y de discriminación en base al género no gozan de derecho a asilo bajo la ley de Estados Unidos. Un refugiado que pretenda asilarse deberá probar persecución causada por la pertenencia a un grupo social, religioso o racial, por opinión política o nacionalidad.
"Decir que un grupo social pueda ser definido por características que incluyen el género no es en absoluto un argumento legal traído de los pelos", dijo la abogada de Kasinga, Karen Musalo, quien trabaja en la Clínica Internacional de Derechos Humanos de la Universidad Americana.
"Nuestra clienta es mujer e integra una tribu donde la mutilación genital femenina es general", alegó Musalo.
Kasinga huyó de Togo a los 17 años, cuando su familia le ordenó someterse a la circuncisión femenina y casarse. Llegó en diciembre de 1994 al aeropuerto de Nueva Jersey, pero las autoridades de migración la arrestaron pues advirtieron que sus documentos eran falsos.
El juez Donald Ferlise rechazó el año pasado la solicitud de asilo de Kasinga, pues afirmó que no existía evidencia de persecución presente o futura.
Se estima que entre 85 y 115 millones de niñas y mujeres en todo el mundo fueron sometidas a mutilación genital, también denominada circuncisión femenina, según el Ministerio de Asuntos Exteriores de Holanda.
El procedimiento usual puede combinar la amputación parcial o total del clítoris, los labios menores vaginales, los genitales externos y la suturación de los dos lados de la vulva.
La circuncisión femenina se practica en 20 países de Africa, en varias naciones alrededor del mar Rojo, el océano Indico y el Mediterráneo oriental, en comunidades musulmanas de India, Indonesia, Malasia y Pakistán y en ciertos grupos tribales de Australia.
Hace tres años, Canadá dispuso explícitamente que las mujeres con riesgo de sufrir esa mutilación tenían derecho a asilo. La legislación de Estados Unidos, en cambio, deja esta decisión en manos de los jueces de migración. Como resultado, las resoluciones sobre el asunto han sido contradictorias.
El juez Kendall Warren, de Portland, Oregon, ordenó en marzo de 1994 la suspensión de la orden de deportación pendiente sobre Lydia Oluloro, de Nigeria, pues sus dos hijas corrían riesgo de ser circuncidadas.
Pero el juez John Gossart, de Baltimore, Maryland, negó en abril de 1995 el asilo a una mujer de Sierra Leona, y argumentó en su sentencia que la mutilación genital femenina era "un ritual importante" que "une (a los miembros) de la tribu".
El Servicio de Inmigración y Naturalización de Estados Unidos emitió en 1995, a solicitud de 36 organizaciones, un memorando en el que recomendaba los modos en que podría solicitarse el asilo en base al género. La lista incluye como causas la violación, la violencia doméstica y la mutilación genital femenina.
"El caso de Kasinga es un ejemplo del fracaso de las leyes de asilo, pues existen reglas como las del Servicio de Inmigración y Naturalización sobre la concesión del refugio en base al género y no tiene mucho sentido que no sean obligatorias", dijo Surita Sandoshan, directora del grupo Equality Now (Igualdad Ahora).
Muchos temen que el otorgamiento del asilo en casos como el de Kasinga pueda crear una inundación de nuevos inmigrantes. Sin embargo, en el caso canadiense sólo dos mujeres lo solicitaron después de que se dispuso la posibilidad de reclamar refugio en base al género.
"Cuarenta por ciento de nuestras clientas vienen de Africa, y sólo una pide asilo en base a la mutilación genital. No creo que se produzca aglomeración de pedidos por esta causa. Los que en el gobierno creen eso perdieron los puntos de referencia", dijo Stephanie Marx, del Comité de Abogados por los Derechos Humanos.
"La trágica verdad es que 96 por ciento de los refugiados del mundo languidecen en condiciones horribles y riesgo para sus vidas", dijo Deborah Anker, quien conduce el Proyecto de Mujeres Refugiadas de la Clínica de Inmigrantes y Refugiados de la Escuela de Leyes de Harvard.
"Ochenta por ciento de esos refugiados son mujeres y niños, y, con frecuencia, sufren abuso sexual, violencia, malnutrición e inanición", agregó Anker. (FIN/IPS/tra-en/cy/yjc/hd pr/96)