Los demacrados prófugos estaban tan débiles que apenas pudieron abrazar a los familiares que los esperaban en el puerto cuando desembarcaron del "Victory Reefer", el carguero que los trajo de una Liberia devastada por la guerra civil.
Algunos debieron ser ayudados a abordar los vehículos de la Cruz Roja que los llevaron al hospital Connaught, de Freetown, luego que fueron escrutados por los servicios militares y de seguridad.
Voluntarios de Médicos sin Fronteras (MSF), que transbordaron al buque durante los cinco días que el gobierno tardó en permitir el desembarco de los refugiados, dijeron que habían encontrado horribles condiciones sanitarias abordo y muchos de los 1.000 pasajeros hacinados estaban a punto de morir.
"Tuvimos que aplicar tratamientos de emergencia en muchos casos", dijo un funcionario de MSF a IPS. "Nuestra preocupación inmediata fueron los niños, la mayoría estaban al borde de la inanición. El cólera habría estallado si no hubieran recibido permiso para desembarcar".
El gobierno de Sierra Leona, temeroso que entre los pasajeros se escondieran milicianos de Liberia o rebeldes sierraleoneses, demoró su decisión de permitir que atracara el "Victoria Reefer".
El buque transportó 600 sierraleoneses y el resto fueron fugitivos de Liberia, Ghana, Guinea y hasta Tanzania. Tras las últimas inspecciones cumplidas el martes y miércoles último, tres soldados del Frente Patriótico Nacional de Liberia liderado por Charles Taylor fueron identificados y dos resultaron sierraleoneses.
Uno de los capturados, antes de ser descubierto, declaró a IPS que había estado viviendo en Liberia durante 10 años, pero "estamos cansados de guerra. Queremos volver a casa y vivir en paz". Cuando fueron arrestados por la policía protestaron asegurando que "somos ciudadanos pacíficos".
Antes que la guerra civil en Liberia comenzara en 1989, el país fué un imán para profesionales y comerciantes sierraleoneses. El tenor de vida era mucho mejor que en la empobrecida Sierra Leona.
El vínculo entre ambos vecinos continuó durante la guerra. Los sierraleoneses, hartos de la corrupción en el gobierno del ex presidente Joseph Momoh, se unieron a la rebelión de Taylor y, posteriormente, formaron el Frente Revolucionario Unido (RUF), liderado por el cabo furriel Foday Sankoh, y retornaron a Sierra Leona en 1991 para pelear su acceso al poder.
A pesar de las elecciones realizadas a comienzos de este año y la entrega del gobierno al presidente Tejan Kabba por parte del régimen militar, tras cuatro años en el poder, la guerra todavía no está terminada.
Las conversaciones de paz continúan pero el RUF sigue siendo una amenaza y las autoridades temen que entre los prófugos de Liberia haya simpatizantes de los rebeldes.
El colapso del acuerdo liberiano de paz de ocho meses y la lucha entre facciones para controlar Monrovia, que dura desde el 6 de abril, obligó a aquellos que podían pagarse el pasaje a abandonar por mar la martirizada ciudad.
El "Victory Reefer" se unió al "Bulk Challenger", con registro nigeriano, en la búsqueda de un puerto amigo sobre la costa occidental de Africa.
Stephen Musa es uno de los que regresaron. Se graduó en ciencias en 1994 pero dejó Sierra Leona por Liberia porque "este país no tiene respeto por gente educada". Consiguió un trabajo en Monrovia con la fuerza de paz de Africa Occidental (ECOMOG) donde ganaba 100 dólares mensuales, "el doble de lo que pagan aquí al mejor diplomado", apuntó.
Sin embargo, vestido con sucios jeans y sandalas, con un par de zapatos en un bolso de plástico, se lamentó: "todo lo que trabajé no sirvió de nada. Estoy hundido…"
Quizás los problemas de Musa no acaben en el puerto. Las fuerzas de seguridad se mantienen suspicaces respecto a los refugiados, y una alta fuente policial aseguró que "serán vigilados. Hemos tomado las direcciones de sus familiares. No correremos riesgos".
Los prófugos agregan un nuevo peso a los escasos recursos de Sierra Leona. Su propia guerra civil ha desplazado a más de un tercio de los 4,5 millones de habitantes del país.
Un nuevo ministerio de rehabilitación y reconstrucción está tratando de ponerse en funciones. No obstante, donantes internacionales anunciaron recientemente que brindarán asistencia, e India acaba de otorgar un millón de dólares.
"Pensamos que esta iba a ser una misión imposible desde que se creó el ministerio porque el tesoro del gobierno ya fué saqueado por el anterior régimen militar", explicó un alto funcionario. "Ahora pensamos que podremos lograrlo. La ayuda proviene de los lugares más inesperados". (FIN/IPS/tra-en/lg/oa/ego/hd).
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