En medio del intenso debate sobre el futuro de la industria nuclear de Rusia, los expertos señalan a la planta de energía de Leningrado como ejemplo a seguir por el resto, aunque emplea reactores similares a los de Chernobyl.
La central de Leningrado, en funcionamiento desde 1992, es reconocida en Rusia y en todo el mundo como la más eficiente de las plantas nucleares del país.
Hace cinco años, esta planta se desprendió de Rosenergoatom, la entidad que tiene responsabilidad del resto de las centrales nucleares de Rusia, y desde entonces mantiene su independencia técnica y económica.
"En términos de seguridad y eficiencia, la central de Leningrado parece estar a la vanguardia del resto", dijo Yuri Vishnevsky, encargado del cuerpo de regulación de la energía nuclear de Rusia (Gosatomnadzor).
Los expertos afirman que esto sucede a pesar de que la planta de Leningrado mantiene los dos primeros reactores RBMK que se hayan construido, el mismo modelo de los empleados en la central ucraniana de Chernobyl, donde ocurrió la peor catastrofe nuclear en la historia en 1986.
Aunque estos antiguos reactores tienen defectos de diseño básicos que los hacen inherentemente peligrosos, fueron mejorados desde 1986 y son considerados mucho más seguros que algunos de los RBMK más modernos.
Los restantes dos reactores RBMK de la central de Leningrado fueron construidos después del accidente e incorporaron algunas mejores.
Ahora, cuando se acerca el fin de la vida útil prevista para estas máquinas, se intentará extender su funcionamiento otros diez años, anunció el subjefe de ingenieros de la planta de Leningrado, Yuri Garoussov.
"Planeamos continuar mejorándolos para que estén entre los RBMK más avanzados en materia técnica", dijo Garoussov. Entre esas mejoras se incluye el sellado de las salas del reactor, aunque, según el técnico, no es necesario.
Leningrado mejoró la seguridad de sus cuatro reactores desde el accidente de Chernobyl. Una o más unidades estuvieron fuera de servicio en más de una oportunidad. "Esto afectó, obviamente, nuestra eficacia, pero la seguridad es prioritaria", afirmó Garoussov.
Las unidades 1 y 2 cuentan con nuevos mecanismos de control y sistemas de protección, mejores que los empleados en el tercer reactor de Smolensk, un RBMK de tercera generación, agregó.
"Pudimos progresar porque fue la primer planta que empleó unidades RBMK y, por lo tanto, comprendemos mejor los problemas. Otras plantas introducen mejoras cuando se las piden, pero nosotros no esperamos órdenes y tomamos la iniciativa", acotó Garoussov.
En qué medida esto es resultado de la independencia de la planta de Leningrado es una pregunta difícil de contestar. "La central es directamente responsable de todo, desde la elección de un lugar para los nuevos reactores como el decomiso de los viejos", explicó el experto.
"No sólo debemos decidir qué trabajos se requieren, sino también elegir a los contratistas que harán las obras resueltas. En cierto sentido, todo sería mejor si estuviéramos dentro de Rosenergoatom, pues ellos harían el trabajo por nosotros", sostuvo.
La central de Leningrado recibe todos los beneficios económicos de la electricidad que vende y decide cómo emplearlos.
"Somos autosuficientes, pero esto no quiere decir que no tengamos problemas. Como el resto de las plantas, no tenemos dinero suficiente para cubrir todas las necesidades en materia de salarios, suministros, investigación científica, diseño… pero hacemos lo que podemos", dijo Garoussov.
Aunque reconoció que la planta se encuentra en "situación crítica" por falta de efectivo, el experto anunció que se apresta a construir dos nuevas unidades para prevenir el aumento de demanda de electricidad en los alrededores de Leningrado.
Estos reactores serán del tipo MKER-800, un nuevo diseño del RBMK con medidas de seguridad adicionales, que, según las previsiones, se inaugurarán entre el 2003 y el 2005.
"El principal problema es el financiero. Si no lo sufriéramos, construiríamos los reactores en cuatro años", afirmó Garoussov.
El subdirector del Instituto de Ingeniería Energética (NIKIET), Boris Gabarayev, aseguró que es necesario continuar utilizando reactores del tipo RBMK, a pesar del accidente de Chernobyl.
Pero "es importante contar con más de un modelo de reactor, pues si eventualmente encontramos un problema en uno de ellos tenemos una alternativa", dijo. (FIN/IPS/tra-en/jp/ai/mj/en/96)