Los dominicanos participarán el próximo jueves de una singular elección presidencial, entre otras causas porque será la primera vez en más de tres décadas en que el actual presidente Joaquín Balaguer no figurará como candidato.
El retiro del mandatario nonagenario y ciego se produce cuatro años después de la desvinculación de la política de su eterno archirrival, Juan Bosch, a causa de problemas de salud.
Además, se trata de elecciones extraordinarias, ya que las últimas fueron hace dos años, y el período presidencial debe durar cuatro años.
La retirada de Balaguer y la celebración de comicios extraordinarios forman parte de un acuerdo entre el gobierno – presionado por la oposición-, Estados Unidos y la Unión Europea, para poner orden en la política doméstica.
Balaguer ganó las elecciones de 1994 por menos de uno por ciento de ventaja, entre acusaciones de fraude de los partidos opositores y observadores extranjeros. Desde entonces, la Junta Electoral fue reestructurada e independizada de interferencias políticas.
La Junta espera que los próximos comicios sean menos controvertidos que los últimos, aunque políticos opositores sostienen que aún existe la posibilidad de irregularidades.
Las encuestas de opinión pública sugieren que el ganador será José Francisco Peña Gómez, candidato por el socialdemócrata Partido Revolucionario Dominicano, seguido de cerca por Leonel Fernández, quien sucedió al ex presidente Juan Bosch como líder del Partido de la Liberación Dominicana.
Entre los candidatos con mayores posibilidades se encuentra también Jacinto Peynado, ministro de Relaciones Exteriores y sucesor de Balaguer en el Partido Reformista Social-Cristiano.
Pese a esta multiplicidad de candidatos, los votantes que deseen guiarse por la línea económica y social de los aspirantes no dispondrán de muchas opciones.
El Partido de la Liberación, creado por Bosch como un movimiento marxista, modificó su plataforma y es actualmente tan conservador como el Partido Reformista.
El Partido Revolucionario de Peña Gómez también se movió hacia la derecha, y todas las fuerzas políticas defienden en la actualidad la economía de mercado, una menor participación del Estado y una continua desregulación, que incluye la venta de importantes empresas estatales.
Aunque Balaguer no será candidato, ejercerá una significativa influencia en las elecciones, y retendrá el poder hasta la asunción de su sucesor, en agosto.
El presidente ha sido ambiguo en cuanto a su apoyo a Peynado. Líderes del Partido Reformista declararon que no respaldan al candidato de su grupo político y expresaron su apoyo al líder del Partido de la Liberación, Leonel Fernández.
Este apoyo podría perjudicar a Peña Gómez. El Partido Revolucionario acusó reiteradamente a los opositores, particularmente del Partido Reformista, de realizar ataques raciales contra su candidato, de raza negra.
En una sociedad donde los negros se consideran inferiores y hubo escasa reacción a la afirmación de Balaguer en un libro de que los blancos son superiores, tales ataques no causaron mayor sorpresa.
Peña Gómez fue descrito públicamente como "de rasgos haitianos" y acusado de planear unir a República Dominicana con Haití. Ambos países comparten la isla de Hispaniola.
Se espera una reñida carrera entre Peña Gómez y Fernández, lo cual obligaría a realizar una segunda vuelta seis semanas después de los comicios. Las predicciones indican que finalmente Fernández resultaría ganador, con el apoyo del Partido Reformista. (FIN/IPS/tra-en/cj/cb/ml/ip/96)