Las mujeres deben ser protagonistas en Ecuador del esfuerzo por acabar con la desnutrición de 900.000 niños y la anemia de 60 por ciento de las madres embarazadas que registran las estadísticas del Banco Mundial, según cree una organización no gubernamental.
"La desnutrición infantil y de madres embarazadas y en período de amamantamiento se presenta principalmente en las áreas suburbanas", informó a IPS Mariana Galarza, directora de la Asociación Vivir.
"En las zonas suburbanas pobladas por migrantes indígenas, las mujeres se han apartado de sus costumbres alimenticias" tradicionales y es necesario instruirlas, señaló Galarza.
"Ellas son las proveedoras directas de alimento a las familias y, por lo tanto, la fuente de salud de ese grupo de población", explicó.
La anemia detectada por el Banco Mundial en 60 por ciento de las mujeres ecuatorianas embarazadas o en etapa de amamantamiento se debe a la insuficiencia en su dieta de minerales, y principalmente de hierro.
La Asociación Vivir conduce un programa de instrucción nutricional para la población de escasos recursos de los barrios populares de Quito.
"He dedicado 10 años de mi vida a esta actividad", asegura Galarza, "y tenido contacto con mujeres de todo el país, pero ahora, con la Asociación, hemos visto que la mayor necesidad se encuentra en la población marginal de las ciudades".
Las áreas urbanas de Ecuador concentran 58 por ciento de la población total.
Galarza señaló que "la salud no es un asunto de género o por lo menos no lo debería ser, pero a los talleres de nutrición y medicina que pretendemos ofrecer a toda la población sólo asisten mujeres".
El objetivo de la Asociación Vivir es devolver a los habitantes de los barrios suburbanos pobres el conocimiento en materia de nutrición perdido por los descendientes de campesinos que emigraron a las ciudades.
"Nuestras culturas ancestrales", continuó Galarza, "albergaban una gran sabiduría para combinar las propiedades de alimentos baratos y de fácil acceso".
"La combinación de chochos (granos suaves) con tostados (maíz), es ejemplo de una excelente dieta proteínica que hasta la fecha conservan nuestros indígenas", agregó.
La Asociación Vivir organiza mesas redondas en las que las mujeres exponen sus problemas para adquirir determinados alimentos, y los expertos en nutrición proponen alternativas a los productos costosos o escasos.
Muchas mujeres "van a tener un bebé y su organismo no contiene reservas", comentó Eugenia Lara, instructora en nutrición. La consecuencia es la desnutrición del bebé y de la madre.
Según la Asociación, la salud de la familia y la erradicación de los problemas sanitarios del país están en manos de las mujeres que, en un principio, deberán transformar toda una concepción de género en materia de alimentación.
En Ecuador "es típico que la mujer sea la última en sentarse a comer", y sólo lo hace "una vez que el marido y los hijos terminaron con lo que había" en la mesa, dijo Galarza.
"Pero la mujer debe querer y respetar su cuerpo, y aprender que si no está bien físicamente, no podrá atender a ningún miembro de la familia", señaló.
De acuerdo con la Asociación Latinoamericana para los Derechos Humanos, 70 por ciento de los 11.500.000 habitantes de Ecuador pertenecen a la denominada franja de pobreza, y 35 por ciento subsisten en condiciones de miseria. (FIN/IPS/mg/ff/pr/96).