El sueño de Martin Luther King de igualdad de derechos para la población afroestadounidense pareció poder realizarse en Atlanta, su ciudad natal, donde el mes próximo comenzarán las Olimpíadas, pero una vez más, ha sido postergado.
Atlanta cuenta con más millonarios y empresarios negros que cualquier otra ciudad de Estados Unidos, aunque también, con la mayor cantidad de personas sin hogar, y al aproximarse la fecha inaugural de los juegos olímpicos, los contrastes sociales son más evidentes que nunca.
La población de Atlanta, de 400.000 habitantes, es predominantemente negra y la ciudad es mencionada como paradigma del "nuevo sur", reconstruído y renovado para acabar con la división y la segregación racial.
Muchos creen que Atlanta colmó las expectativas de los afroestadounidenses de clase media, aunque los pobres no superan la pesadilla, afirma el pastor Josea Williams, director de la organización Alimentar a los Hambrientos y colaborador del asesinado King en la lucha por los derechos civiles de los años 60.
El poder político ha sido utilizado para beneficiar a minorías y no a las mayorías, dijo Williams, de 72 años. "Atlanta es despreciable y falsa. Ha traicionado la lucha de los negros", agregó.
Los alcaldes negros se suceden al frente de la ciudad desde hace 20 años y a la misma etnina pertenecen el sheriff y la mayoría de los miembros del concejo municipal y de la asamblea legislativa del estado de Georgia, en el que se encuentra Atlanta.
Pero "todos ellos han sido sobornados. Miren el King Centre. El doctor King se avergonzaría de eso", manifestó Williams.
El Centro Martin Luther King para el Cambio No Violento fue fundado en 1968, meses después del asesinato de King en Memphis, Tennessee.
Está ubicado en la avenida Auburn, considerada el centro de la Atlanta negra, que alberga la Conferencia de los Dirigentes Cristianos del Sur, de King, y el templo donde éste predicaba: la Iglesia Bautista Ebenezer.
Willy Walker, director del Centro Martin Luther King, niega que los políticos afroestadounidenses y organizaciones como el Centro "vendieran la lucha", como afirman Williams y otros dirigentes del movimiento negro.
"En primer lugar, debe aclararse que el Centro King no es agencia de servicio social. Apoyamos la lucha contra el hambre, pero creemos que un instituto de servicio social puede hacer mejor esa tarea que el Centro King", puntualizó Walker.
King fue muerto cuando encabezaba una campaña en respaldo de los pobres de Memphis, y poco después de haber creado una nueva organización para luchar por los pobres y por quienes carecen de vivienda.
La falta de vivienda es el mayor problema social de Atlanta. El registro de pobladores sin vivienda es uno de los mayores de Estados Unidos.
Anita Beatty, directora ejecutiva del Destacamento Especial para los Sin Vivienda, explicó que la caída del ingreso promedio y la multiplicación por tres del costo de los alquileres en los últimos cinco años tuvieron violento impacto sobre los pobres.
"Tres mil personas nos llaman todos los meses para pedir ayuda ante la pérdida de su vivienda, y todos los días se puede ver en el centro de la ciudad a hombres y aún familias enteras hurgando en los recipientes de basura", dijo Beatty.
Los grupos de ayuda temen que las autoridades intenten desalojar de las calles a los sin casa antes de la apertura de los juegos olímpicos.
Al respecto, señalan algunas nuevas normas, como la que prohibe el ingreso en los aparcamientos públicos a quien no tenga el automóvil estacionado en el lugar. Muchos pobres, señalan los críticos, pasan la noche en las áreas de estacionamiento.
Atlanta ingresará entre 5.000 y 10.000 millones de dólares por organizar los juegos olímpicos. Shirley Franklin, del Comité Olímpico de Atlanta, sostiene que el acontecimiento será altamente beneficioso para la ciudad.
"El Comité Olímpico ha actuado más allá de su área específica y enfrenta junto al sector privado las necesidades de vivienda. Hemos construído varias casas para los pobres", afirmó Franklin.
Miles de personas, la mayoría negros, llegaron a Atlanta desde todos los puntos de Estados Unidos desde que, hace cuatro años, se confirmó que la ciudad organizaría las Olimpíadas de 1996.
Así mismo, Atlanta es todavía la ciudad favorita de la clase media negra, de acuerdo con las encuestas divulgadas. Pero las expectativas de muchos migrantes se han diluído.
Beverley Ratney, una recepcionista de 31 años, señaló que ella y su marido deben tener dos empleos cada uno para subsistir en Atlanta.
"Atlanta no es ninguna ciudad de ensueño. Sólo se ofrece empleo en gasolineras o hamburgueserías, y esa no es la clase de trabajo que busco", declaró Yoland Hugh, de 33 años, un vendedor de automóviles que en 1984 llegó a esta ciudad procedente de Detroit.
En opinión del pastor Williams, Atlanta es "una decepción monumental".
Se confiaba en que la ciudad se convirtiera "en modelo de lo que el poder negro, político y económico, puede significar para Estados Unidos. Pero han sido traicionados las esperanzas de la población y los idelaes de su mentor, Martin Luther King", concluyó Williams. (FIN/IPS/tra-en/mk/ff/96)