Los musulmanes de Nigeria, que año tras año constituyen tradicionalmente uno de los más grandes contingentes de visitantes de La Meca y Medina, no están dispuestos a perdonar ni a olvidar las restricciones que Arabia Saudita impuso a su peregrinaje.
Según el Islam, todo musulmán debe visitar al menos una vez en sus vidas las ciudades sagradas donde nació y murió el profeta Mahoma, ambas en territorio saudita y administradas por Ryad.
La furia despertó cuando el reino de Arabia Saudita prohibió la peregrinación a 28.000 nigerianos por causas sanitarias por temor a la difusión de la meningitis cerebro-espinal, enfermedad que ya cobró 1.900 vidas en el país africano.
Aunque Ryad evitó una prohibición total y permitió la entrada de 3.000 nigerianos que, mediante certificado médico, demostraron su buena salud, la medida fue criticada por sermones religiosos y las discusiones entre los musulmanes de Nigeria durante la celebración de la festividad Eid-El Kabir este fin de semana.
"El gobierno saudita no tiene una justificación auténtica para reivindicar para sí el derecho exclusivo de restringir el peregrinaje a los musulmanes", dijo el administrador del estado septentrional nigeriano de Kaduna, coronel Ja'far Isa.
Isa afirmó que, aunque "están en Arabia Saudita, los Lugares Sagrados pertenecen por derecho a todos los musulmanes del mundo".
"Se impone como una necesidad inmediata el establecimiento de un comité de musulmanes de todos los países que tome posesión del control de los Lugares Sagrados, hoy en manos de Ryad", agregó.
La controversia originó una manifestación que detuvo la actividad comercial en la ciudad septentrional de Katsina, uno de los lugares más afectados por la meningitis, durante Eid-El Kabir, festividad para la cual el gobierno había decretado, como todos los años, un feriado nacional de dos días.
Al grito de "Allahu Akbar" (Dios es grande), los manifestantes, en su mayoría musulmanes chiítas, portaban carteles escritos en su lengua materna, el hausa, y en árabe, que rezaban "La Meca y Medina pertenecen a todos los musulmanes".
Otros letreros rezaban: "Es pecado evitar que los musulmanes cumplan sus obligaciones religiosas" y "Arabia Saudita, actuaste de mala fe".
Malam Ibrahim Yakubu Yahaya, uno de los dirigentes religiosos que convocó la manifestación, acusó a Ryad de "politizar" la cuestión y a Estados Unidos de haber pergeñado las restricciones al peregrinaje.
"¿Por qué permitieron a 3.000 supuestos peregrinos la visita a La Meca y Medina cuando ellos también pueden contagiar a otros peregrinos en la Tierra Santa?", se preguntó, en rechazo al anuncio saudita de que los viajeros portaban certificados de salud.
"Si son serios con respecto a la meningitis, ¿por qué permitieron el ingreso de la delegación del gobierno federal, que está integrada por nigerianos que viven su país?", dijo a los manifestantes en Katsina.
"Cualquier otro intento de prohibir el peregrinaje no será tomado a la ligera por los musulmanes de Nigeria", alertó el clérigo.
El embajador de Nigeria en Arabia Saudita, Shehu Galadanci, anunció este martes en Jeddah, capital administrativa del país árabe, que Ryad incrementaría la cuota anual de peregrinos, fijada en la conferencia de países musulmanes en Jordania en 1988, a 160.000 en 1997.
Galadanci aseguró a los periodistas nigerianos que cubren el peregrinaje que la prohibición no tuvo motivos políticos.
Esta crisis dejó nuevamente en evidencia la desunión que reina entre los musulmanes del sur y los del norte del país, ya expuesta desde la anulación de las elecciones presidenciales de 1993 que, se estima, fueron ganadas en forma amplia por el encarcelado empresario Moshood Abiola.
Abiola, un musulmán del sur, fue vicepresidente del Consejo Supremo de Asuntos Islámicos, y fue detenido en 1994 acusado de traición.
Quienes comparten su prédica reprochan a los musulmanes del norte por no participar en la lucha en favor del reconocimiento de su victoria electoral.
El nuevo sultán de Sokoto (tradicional líder religioso de Nigeria), Muhammadu Maccido, dijo este fin de semana que la unidad de los musulmanes del país era una de sus prioridades.
El presidente de la Liga de Imanes (sacerdotes de la máxima jerarquía) del Sudoeste, Yayi Akorede, reclamó la liberación de los presos políticos como medida de aliento a una paz duradera.
"La mayoría de nuestros problemas nacionales radican en nuestra incapacidad colectiva de actuar de buena fe. Cuando una sociedad se desvía de la justicia y el juego limpio, el resultado final es, casi siempre, desagradable", dijo, por su parte, el magnate naviero y dirigente religioso Yinka Folawiyo. (FIN/IPS/tra- en/ro/jm/oa/mj/ip cr he/96)