Tras su privatización en 1992, la red bancaria mexicana recibió fondos públicos de rescate mayores a su costo, pero hoy, debido a que sigue el crecimiento desbocado de su "cartera vencida" (o créditos incobrables), está ya nuevamente al borde de la quiebra.
Un análisis de la firma consultora transnacional Securities Auction Capital (SAC), con sede matriz en Estados Unidos, reveló este martes que para salvar a la banca de México hacen falta recursos por 13.000 millones de dólares.
Sólo así, expresa el estudio, sería posible apuntalar los programas de reactivación crediticia y sacar al aparato productivo de una depresión paralizante que lleva ya más de 16 meses.
Desde la devaluación del peso mexicano a la mitad ante el dólar, el 20 de diciembre de 1994, creció bruscamente el desempleo, el producto interno bruto cayó siete por ciento y el poder adquisitivo de las remuneraciones se redujo 40 por ciento.
SAC, una firma neoyorquina evaluadora de riesgos de crédito, dijo que el índice de la cartera vencida mexicana se ubicó al cierre de abril en el nivel récord de 48,5 por ciento del total, contra cuatro por ciento de promedio en el ámbito internacional.
El trabajo aclara que este índice fue calculado de acuerdo con los criterios contables aplicados en Estados Unidos, que incluyen como pasivos no sólo el capital principal comprometido sino también sus intereses.
Según el informe, "el aumento de la cartera vencida de los 18 bancos comerciales recientemente privatizados aún no se ha estabilizado como consecuencia de la escasa recuperación de la actividad económica".
El Barzón, entidad de deudores que agrupa a más de un millón de productores rurales, industriales, comerciantes, compradores de viviendas hipotecadas y poseedores de tarjetas de crédito, se ha convertido en la mayor organización social del país.
La cúpula del empresariado, el sindicalismo, los partidos políticos (incluido el oficialista), la Iglesia Católica y la mayoría de los expertos están reclamando desde hace meses al gobierno un golpe de timón en su política económica.
Con diversas expresiones coinciden en la necesidad de recuperar el consumo del mercado interno para reactivar la actividad productiva, cuya recesión fue apenas en parte contrarrestada por un aumento en las exportaciones.
Voceros de la oposición de centroizquierda, como Andrés Manuel López Obrador, denunciaron que "el oficialismo retiene fondos públicos de promoción social para lanzarlos en el último tramo del año con fines de demagogia proselitista".
López Obrador, candidato a presidir el Partido de la Revolución Democrática (PRD, tercera fuerza electoral en los comicios de agosto de 1994), señaló que de ese modo el oficialismo busca recuperar terreno entre la ciudadanía.
En 1997 habrá en México elecciones generales de renovación parlamentaria, las primeras de carácter nacional tras el estallido de la crisis económica, ocurrido tres semanas después del cambio de gobierno.
El propio Partido Revolucionario Institucional (PRI, que gobierna desde su origen en 1929), en resoluciones de sus órganos directivos, se ha deslindado de lo que consideró "una política económica neoliberal que posterga la acción social".
Sin embargo, en la práctica, legisladores y funcionarios del PRI no han llegado a confrontar las políticas gubernamentales sino que terminan respaldándolas, en algunos casos con cierta renuencia o introduciéndoles modificaciones secundarias.
Mientras tanto la principal fuerza opositora, el Partido Acción Nacional (PAN, de derecha), ve con discreto agrado realizarse desde un gobierno ajeno sus propuestas económicas, y mantiene un perfil crítico bajo respecto de sus consecuencias más impopulares.
SAC estableció que 46 de cada 100 deudores con créditos al consumo no están sirviendo en tiempo y forma sus deudas, mientras los créditos a empresas o personas físicas con actividades mercantiles presentan un índice de morosidad de 54,35 por ciento.
El crecimiento del nivel de morosidad fue en abril pasado de uno por ciento respecto de marzo y de 94 por ciento en comparación con abril de 1995.
Desde el estallido de la crisis y la consecuente recesión el número de deudores morosos (personas físicas o morales) se duplicó.
Las estadísticas coinciden en que desde la privatización de la banca el Estado gastó en el rescate de los bancos con problemas una suma muy superior a los 14.000 millones de dólares que obtuvo por su venta.
El fracaso de la privatización de la banca condujo ya a su paulatina desnacionalización.
Varios de los principales bancos privados mexicanos se vieron obligados a dejar en manos de instituciones crediticias extranjeras entre 20 y 70 por ciento de su capital, según los casos.
Juan José Quirino Salas, dirigente de El Barzón, declaró que los planes oficiales para reestructurar la cartera vencida son rápidamente rebasados, porque se trata de "deudas que sencillamente no se pueden pagar ni cobrar".
Quirino Salas reveló que El Barzón registra un ingreso diario de cerca de cien nuevos miembros. (FIN/IPS/emv/dg/if-pr/96)