El gobierno de México anunció un nuevo Programa de Salud Reproductiva y Planificación Familiar, vigente hasta el año 2000, que introduce nociones renovadoras en un tema polémico.
Asombra a los expertos que en medio de la aguda crisis económica que vive México hace 17 meses, y que lo mantiene aún en recesión, se abandone el prejuicio habitual de que lo importante en materia demográfica es bajar a toda costa el crecimiento de la población.
Según el analista Javier Flores, el plan oficial mexicano "se ubica en una posición de vanguardia mundial, al insertar la política de planificación familiar dentro del concepto más amplio de salud reproductiva".
El principal objetivo del programa elaborado por el Consejo Nacional de Población (Conapo) consiste en "garantizar a individuos y parejas una vida sexual y reproductiva satisfactoria, saludable y sin riesgos".
Con ese fin se introducen nuevos recursos, además de las medidas encaminadas a mantener el descenso de la tasa global de fecundidad, que en las últimas dos décadas cayó de seis a tres hijos por mujer.
Se trata ahora de lograr metas que aseguren la salud perinatal, o sea, el cuidado de la mujer embarazada, el feto y el recién nacido.
Además se fijan medidas para evitar riesgos antes de la concepción y prevenir neoplasias (tejidos con tumores malignos o precancerosos) en el útero.
Según Flores, el plan "revela una visión integral que abandona, de paso, la tradicional dependencia de políticas urdidas desde fuera de nuestro territorio y dedicadas sólo a la reducción de nacimientos".
En un artículo publicado en el matutino La Jornada, Flores señaló que la nueva política demográfica privilegia un enfoque médico y científico, concentrado en el bienestar de la mujer.
El programa gubernamental, que tuvo asesoramiento de expertos de El Colegio de México, una institución universitaria, establece un claro deslinde entre los conceptos de sexualidad y reproducción.
Se basa en la necesidad de asegurar a la población una vida sexual satisfactoria y libre de riesgos, más allá de los aspectos exclusivamente reproductivos.
En diálogo con IPS, el director del Conapo, José Gómez de León, señaló que "el enfoque excluyente" sobre el control de la natalidad "no sólo es inhumano, al relegar la salud de la mujer y del recién nacido, sino también ineficaz, ya que no logra su única meta".
Gómez de León destacó que en el pasado reciente se ofrecieron servicios de control de la reproducción sobre todo en zonas urbanas obreras y de clase media, donde el problema de la expansión demográfica es menor, y no en las zonas marginales urbanas y rurales, donde es grave.
A su juicio, "no hay cambio demográfico sin cambio en las mentalidades, de modo que lo básico es persuadir a las personas de las ventajas de planificar la reproducción".
El funcionario atribuyó el brusco descenso de la fecundidad a procesos de desarrollo socioeconómico y cultural de carácter global, más que a los programas específicos de control de la natalidad.
El crecimiento anual de la población de México, que suma ahora 92 millones de habitantes, pasó de 2,5 por ciento en 1982 a 1,7 por ciento en la actualidad.
Si bien el plan oficial incorpora explícitamente políticas destinadas a afrontar las enfermedades de transmisión sexual, incluido el sida, es notoria la ausencia de promoción del condón en la publicidad oficial, advirtió la sexóloga Patricia Kelly.
Kelly, a cargo de un programa radial de gran audiencia denominado "Intimo", criticó esa ausencia, atribuida a las presiones de la Iglesia Católica contra los métodos anticonceptivos en general y el condón en particular.
"Sólo en la letra, por lo tanto, pero no suficientemente en la práctica, el programa oficial deja de lado el criterio medieval de que la vida sexual de las mujeres se asocia inevitable y excluyentemente con la reproducción", dijo Kelly.
La dirigente feminista Marta Lamas, de la Asociación de Mujeres Periodistas, dijo a IPS que la postura programática oficial sustituye la habitual noción de "sexo" por la de "género", que posee connotaciones sociales y culturales más amplias y adecuadas.
"Finalmente, aunque sólo sea en teoría, se trata a la mujer como un ser independiente y libre, conocedor y dueño de su propio cuerpo", subrayó.
Entre otros objetivos, el programa oficial se preocupa por subsanar el grave problema de la infertilidad, que afecta en México entre ocho y 12 por ciento de las parejas en edad reproductiva.
Así mismo, amplía el espectro de la atención médica para las mujeres hacia las etapas previas a la concepción a la menopausia.
Los expertos coinciden en que la aplicación a fondo del plan demográfico gubernamental es posible pese a la crisis socioeconómica, pero su éxito depende del apoyo consciente y decidido del personal sanitario y de la comunidad. (FIN/IPS/emv/ff/pr/96)