La inversión extranjera y el gasto público excesivos podrían tener un impacto negativo sobre la economía de Laos, advirtió un economista local.
La nación asiática ya comenzó a cosechar los frutos del crecimiento económico, como se puede apreciar en los lujosos automóviles, hoteles y edificios de oficinas de la capital, pero ello no necesariamente asegura el desarrollo de la industria nacional.
Aunque el gasto desenfrenado y la inversión extranjera sin control son signos de un mercado libre y fuerte, también pueden poner en peligro una frágil economía, advirtió Thongphachanh Sonnasinh, director de Inversión del Comité de Planeamiento y Cooperación.
El brote inflacionario del pasado año hace necesarias la reducción del gasto público y la regulación de la importación de artículos suntuarios como automóviles, opinó Sonnasinh.
Añadió que sería prudente ser más selectivos con los inversores extranjeros, porque si bien las inyecciones de efectivo promovieron el crecimiento económico, también pueden tener un impacto negativo sobre el desarrollo de la industria doméstica.
En efecto, el gobierno comunista de Laos se encuentra en una encrucijada. Por un lado teme un recalentamiento de la economía, como ocurrió en China hace algunos años, y por otro ve con preocupación la concentración de la inversión extranjera en la capital y la marginación de los residentes rurales pobres.
"La creciente brecha preocupa a las autoridades debido al riesgo de inestabilidad política", afirmó Jan Mattsson, representante local del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
También existen divisiones internas en el gobernante Partido Popular Revolucionario de Laos sobre el camino a tomar. Los más radicales pretenden ejercer un mayor control sobre las reformas de mercado iniciadas a fines de los años 80, mientras la generación joven es partidaria de una mayor apertura económica.
El gobierno intenta encontrar una solución intermedia mientras Laos se integra política y económicamente a la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, antes del año 2000, señaló Sonnasinh.
Gracias a la inversión y ayuda extranjeras, así como a la exportación de madera y energía hidroeléctrica, la economía nacional creció anualmente a un promedio de 6,4 por ciento durante los últimos cinco años, una cifra respetable para un país en transición económica, según analistas.
Estimaciones preliminares del gobierno indican que el producto interno bruto aumentó 7,1 por ciento el pasado año, incremento inferior al de 1994 (8,1), pero superior al registrado en 1993 (5,9).
Sin embargo, la inflación aumentó a un promedio de 19,4 por ciento en 1995, frente a 6,7 por ciento en 1994, debido en gran parte a la rápida expansión de la liquidez y el crédito doméstico, según un informe macroeconómico del PNUD.
En el primer trimestre de 1996, la inflación permaneció sobre 20 por ciento y no mostró signos de disminuir a un dígito en el curso del año, observó Romeo Reyes, economista del PNUD.
Además del problema de la inflación, las autoridades están preocupadas por la "invasión" de tailandeses, que representan 42 por ciento de la inversión extranjera.
Laos, con una población de 4,6 millones, es el más pequeño de los actuales países comunistas, y la amenaza de la dominación cultural y económica por sus vecinos -Vietnam, China y Tailandia- fue siempre un tema de preocupación para el gobierno.
Las autoridades proyectan poner límites a la inversión tailandesa en áreas como la hotelería y otros servicios, que ya alcanzaron un nivel adecuado, señaló Sonnasinh.
Otra meta del gobierno consiste en promover el desarrollo rural para llevar los beneficios del crecimiento económico a quienes residen fuera de los grandes centros urbanos, añadió el economista. (FIN/IPS/tra-en/ral/cpg/ml/if/96)