El canciller de Jamaica, Seymour Mullings, anunció que 57 de los 60 balseros cubanos que pidieron asilo político serán devueltos a su país pues el gobierno estimó que no reúnen los requisitos para ser considerados refugiados.
"El Comité de Elegibilidad resolvió que la abrumadora mayoría de los solicitantes no satisfacen los criterios de la Convención de Naciones Unidas sobre refugiados de 1967", declaró Seymour, quien anunció que la decisión es definitiva.
El anuncio se produjo un mes después de que el gobierno del primer ministro Percival Patterson decretó la deportación de los exiliados, lo que dio lugar a grandes protestas públicas.
Los balseros que llegaron a Jamaica entre enero y marzo debieron apelar la orden de deportación ante un comité ministerial, el mismo que ya había rechazado su primer solicitud de asilo.
El gobierno permitió la permanencia en el país de tres de los peticionantes, quienes regularizarán su residencia, mientras 57 serán enviados a Cuba en breve.
Los exiliados afirmaron que a su vuelta a Cuba serán tratados como desertores, y, por lo tanto, no tendrán derecho a un empleo ni a alimentación, pero Mullings aseguró que el gobierno de Fidel Castro se comprometió a no perseguir o encarcelarlos.
Representantes del gobierno de Jamaica se encuentran en Cuba para acordar las condiciones de la repatriación y soluciones a largo plazo para enfrentar situaciones similares, anunció el canciller.
Pero el anuncio del gobierno no logró apaciguar a los jamaiquinos que repudiaron el rechazo a las solicitudes de asilo.
El portavoz del Partido Nacional Democrático (NDM) en asuntos de política exterior, Stephen Vasciannie, reclamó al gobierno una inspección independiente de las condiciones en que viven los dos cubanos que regresaron voluntariamente a su país en abril, cuando se efectuó el primer anuncio de deportación.
Según rumores que circularon en Jamaica, ambos fueron arrestados a su regreso a Cuba. Vasciannie dijo que, dada la actitud del gobierno de Castro con respecto a los derechos humanos, los refugiados que retornen a su país serían perseguidos.
Unos 70 cubanos arribaron a Jamaica desde enero. Ocho desaparecieron.
Cuando el gobierno anunció en abril que la mayoría de los balseros no gozarían de derecho a asilo, un coro de protestas criticaron al gobierno de Patterson, mientras los propios cubanos manifestaron públicamente que preferían morir a retornar a su país.
Mullings esgrimió la convención de la ONU sobre refugiados, que sostiene que éstos deben tener un "bien fundado temor de persecución en su país", y señaló que "un sentimiento de insatisfacción con el clima político o dificultades económicas no es suficiente".
Casi todos los balseros que arribaron a Jamaica afirmaron que dejaron Cuba a causa de la falta de libertades y las dificultades económicas que ponían en riesto su supervivencia.
Mullings agregó que, si se hubieran aceptado las solicitudes, otros aspirantes a asilo de otros países podrían considerar a Jamaica abierta a "un interminable flujo de refugiados, lo cual tendría un enorme costos económicos que el país, sencillamente, no puede pagar".
El canciller recordó que países más ricos del Caribe como Bahamas o las Islas Caimán, hacia donde los cubanos han ido tradicionalmente en procura de refugio, cierran sus fronteras debido a las estrecheces que sufre su infraestructura social.
El gobierno de Jamaica gastó 52.000 dólares para mantener a los cubanos exiliados en los últimos cuatro meses, según Mullings. (FIN/IPS/tra-en/ml/cb/mj/ip pr/96)