Altos representantes gubernamentales y dirigentes empresariales realizaron esta semana una reunión de dos días en el Departamento de Estado de Estados Unidos, en la que intentaron sacar del atolladero al proyecto de creación de una zona de libre comercio en América.
El movimiento iniciado en la cumbre de Miami, en diciembre de 1994, para crear una zona de libre comercio de alcance continental hacia el año 2005, ha dado claras muestras de haber perdido impulso en los últimos tiempos.
Con el auspicio del Consejo de las Américas, una organización con sede en Nueva York, la reunión se propuso arrancar un esfuerzo por vencer la inercia que mantiene a esta iniciativa, al menos por el momento, como un barco encallado.
El más alto responsable comercial del gobierno de Canadá culpó a Estados Unidos por perder el papel de liderazgo del proyecto, que se había atribuido al lanzar la iniciativa en la Cumbre de América, cuando concurrieron a Miami los jefes de Estado y de gobierno de 32 países americanos y del Caribe.
"Después de jugar un papel central hace dos años, Estados Unidos puede estar ahora en peligro de perder gran parte de su influencia", dijo el ministro canadiense de Comercio Internacional, Arthur Eggleton, ante un auditorio colmado por unos 250 empresarios y funcionarios de gobierno continentales.
"Esto podría significar la pérdida de una oportunidad histórica para tender puentes hacia las economías emergentes de América Latina", añadió Eggleton.
Durante años, reconoció el ministro canadiense, Washington ha sido "a la vez, el arquitecto y el protector del sistema mundial de comercio", pero advirtió que los últimos acontecimientos políticos ocurridos en Estados Unidos no auguran un buen futuro al libre comercio.
En tal sentido recordó la negativa del Congreso de Estados Unidos a otorgar poderes al presidente Bill Clinton para negociar por la vía rápida la accesión de Chile al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), que vincula a Canadá, Estados Unidos y México.
También se refirió Eggleton a la preocupación que inspira "la inquietante retórica contra el libre comercio que reverbera" en la actual campaña presidencial en Estados Unidos, y se negó a restarle importancia como mero discurso de año electoral.
La crítica más dura la dirigió el ministro canadiense a la nueva ley Helms-Burton que endurece el embargo económico contra Cuba, y denunció "la aplicación extraterritorial de una ley de Estados Unidos".
"Estos, y otros hechos, plantean la verdadera cuestión de saber si Estados Unidos será capaz de jugar el papel de liderazgo que debe jugar en los días y meses que tenemos por delante", dijo Eggleton, arrancando el aplauso más sostenido que pudo ser escuchado en esta conferencia.
Las críticas a la ley Helms-Burton fueron secundadas por el secretario de Comercio y Desarrollo Industrial de México, Herminio Blanco.
Sin embargo, al tiempo que prometió el apoyo de su gobierno "a las firmas mexicanas que puedan ser afectadas", Blanco dijo que la controversia con Washington no debería entorpecer los esfuerzos para establecer la zona de libre comercio de América.
El presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Enrique Iglesias, dijo no estar sorprendido por la falta de avances sustanciales en el proyecto hemisférico, en virtud de la complejidad de las negociaciones comerciales.
Iglesias sostuvo que los países de la región no deben ser forzados a negociar hasta que estén preparados. "Tienen razón al tomarse su tiempo y aclarar su situación".
Al igual que Iglesias, el ministro de Hacienda de Brasil, Pedro Malán, desestimó la meta del año 2005 fijada en Miami para la formación de la zona de libre comercio continental.
"Ni América Latina ni el hemisferio occidental van a desaparecer porque no se cumpla con ese plazo", dijo Malán.
Entretanto, según el ministro brasileño, los países seguirán construyendo sus propias experiencias subregionales y regionales, tales como el TLC y el Mercosur (que incluye a Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay).
Malán advirtió que sería un "terrible error" intentar la creación de una zona continental que no esté construida sobre el éxito de los pactos regionales. (FIN/IPS/tra-en/pz/yjc/arl/if/96)