El parlamento de Gran Bretaña, el más antiguo del mundo con más de siete siglos de historia, enfrenta reclamos de mayor transparencia, pero muchos de sus 651 miembros se niegan a revelar si ganan dinero al margen de su labor legislativa.
El primer Registro de Intereses de este tipo fue publicado este mes para satisfacer la curiosidad del público. Y no todos declararon sus ingresos fuera de las 34.085 libras (unos 51.550 dólares) al año que ganan como parlamentarios.
Un grupo de diputados, en su mayoría pertenecientes al gobernante Partido Conservador ("tory") y muchos de ellos ex ministros, se muestran poco dispuestos a participar en lo que se califica de ejercicio democrático de vanguardia. Algunos parlamentarios están malhumorados por estas exigencias.
Lo irónico de esta práctica, iniciada el año pasado por el primer ministro John Major para "limpiar" la imagen de los políticos británicos, es que no todos los parlamentarios deben declarar todos sus ingresos.
Un comité creado por Major como resultado de demandas populares estableció tres categorías de ingresos, los que resultan de la defensa de intereses en el parlamento (que están prohibidos), los recibidos por su calidad de legisladores y los que no tienen relación con esa actividad.
El problema consiste en discriminar qué ingresos están o no relacionados con el trabajo de un diputado en el parlamento o dependen de su trabajo legislativo.
Las normas son vagas en este aspecto. Sir Gordon Downey, en su introducción al Registro, advirtió que "los integrantes del parlamento tuvieron, sin dudas, dificultades para interpretar los nuevos requisitos y existen algunas aparentes inconsistencias".
"Esto no es una sorpresa, pues no hay antecedentes. La Cámara podrá juzgar ahora si la información suministrada coincide con las intenciones de la resolución" que dio vida al registro, agregó Downey.
Los diputados disidentes, liderados por el veterano parlamentario y ex primer ministro "tory" Edward Heath, argumentan que el monto y procedencia de sus ingresos fuera de la Cámara de los Comunes son asuntos que solo les incumben a ellos.
Heath se rehusó decididamente a revelar sus ingresos como presidente de la privada Dumpton Gap Company, y dijo que para negarse a cumplir con el registro estaba "completamente" habilitado por las normas de la Cámara de los Comunes.
La posición de Heath provocó una situación extraña. Entre los diputados "tories" que aceptaron declarar sus ingresos externos a la labor parlamentaria ante el Registro, el que gana más recibe una suma relativamente modesta, de 76.000 libras (unos 115.000 dólares) al año.
El ex secretario de Asuntos Exteriores Douglas Hurd, cuyos trabajos con las compañías financieras Natwest Bank y Natwest Markets le depara, según trascendió, unas 200.000 libras (302.500 dólares) anuales, tampoco declaró ingresos externos.
Tampoco lo hizo David Mellor, quien gana aun más que Hurd por su asesoramiento a empresas como British Aerospace, Racal Tacticom, Vosper Throneycroft y Shorts. Sin embargo, Mellor declaró las 5.000 libras (7.550 dólares) que recibe por su participación en un programa semanal de televisión.
Timothy Sainsbury, propietario de la cadena de supermercados Sainsbury, y el diputado asiático Nirj Deva, consultor de la tabacalera Rothmans International, se negaron a revelar sus ingresos en esas empresas.
Pero un diputado del ala izquierdista del Partido Laborista, Roy Hattersley, declaró las 104.300 libras (157.750 dólares) que gana al año por su trabajo como periodista.
La declaración firmada por el líder laborista Tony Blair, un aficionado a la música rock, incluye la propiedad de una guitarra Fender Stratocaster del fallecido artista Jimi Hendrix y una alfombra que le obsequió la primera ministra de Pakistán, Benazir Bhutto.
"Los diputados son ahora más cuidadosos que en el pasado", dijo el investigador Ian Mckenzie, afiliado al Partido Laborista, uno de los impulsores de la actual campaña de decencia en la vida pública.
"Muchos diputados abandonan sus trabajos de consultorías o aseguran que los aceptan por error. La prueba real de su honestidad se producirá cuando sean descubiertos mintiendo con respecto a sus ingresos o a sus trabajos relacionados con su labor parlamentaria", agregó Mckenzie.
La primera señal de deshonestidad parlamentaria se produjo en el invierno boreal de 1994, cuando un periodista del diario Sunday Times fingió ser el director de una empresa ficticia e indujo a dos legisladores, Graham Riddick y David Treddinich, a aceptar un soborno de 1.000 libras (1.512 dólares).
Ese fue el origen de la creación por parte de Major de una comisión investigadora encabezada por el juez Michael Nolan, quien recomendó una serie de normas para aplicar a ministros, diputados, funcionarios públicos y agencias del gobierno.
La legisladora laborista Anne Taylor dijo que el episodio de 1994 estimuló "una amplia desconfianza hacia los políticos" y "una pérdida de fe del pueblo británico hacia su propio parlamento".
Una encuesta de la empresa Gallup establece que 64 por ciento de los británicos creen que la mayoría de los diputados "ganan mucho dinero empleando su funcion impropiamente". (FIN/IPS/tra- en/dds/fn/mj/ip/96)