La continuidad de los acuerdos de paz firmados por Israel con representantes del pueblo palestino penden del resultado de las elecciones que se celebrarán el miércoles 29 tras una intensa campaña electoral.
La mayoría de las encuestas señalan que el actual primer ministro, Shimon Peres, del centroizquierdista Partido Laborista, tiene una ventaja de apenas cinco puntos porcentuales frente a su principal rival, Benyamin Netanyahu, del derechista partido Likud.
Pero muchos encuestadores israelíes afirman que los sondeos dejan de lado amplios bolsones de la sociedad que, una vez que pongan sus papeletas en las urnas, podrían alterar los resultados previstos (y el curso del proceso de paz) de forma dramática.
Si Peres gana la elección, el camino abierto en Oslo hace tres años y que, según muchos analistas, conducirá indefectiblemente a la fundación de un estado palestino en Cisjordania y Gaza, continuará en la misma dirección.
Pero la plataforma de Netanyahu incluye el incremento de los asentamientos judíos en Cisjordania, el compromiso de mantener Jerusalén unido bajo control israelí y el rechazo a la creación de un estado palestino.
El triunfo del Likud sería abominable para los palestinos e, incluso, podría conducir a la ruptura de las negociaciones, según los observadores.
Esta elección es la primera oportunidad que se les presenta a los israelíes para respaldar, o frenar definitivamente, el proceso de paz iniciado en Oslo en septiembre de 1993 a través del voto.
"Mucha gente quiere que el proceso de paz continúe. Pero cuando uno rasca la superficie, encuentra una montaña de hostilidad respecto de los aspectos prácticos de los acuerdos", dijo Aaron Lerner, un encuestador israelí.
Lo que produce esta hostilidad es la caída de la sensación de seguridad personal que se registra desde el comienzo del proceso de Oslo, y que está directamente relacionada con la escalada de atentados fatales, entre ellos una docena de bombas suicidas, explicó Lerner.
En los avisos de la campaña, el Likud capitalizó la intranquilidad de la población con consignas como "Netanyahu hará una paz segura" y "no hay seguridad, no hay paz, no hay razón para votar a Peres".
El partido derechista también emitió avisos en los que se ve al presidente de Palestina, Yasser Arafat, cuando calificó de "mártir" al estudiante de ingeniería Yehiya Ayyash, responsable de una serie de atentados suicidas que fue, a su vez, asesinado por los servicios de seguridad de Israel en febrero.
Los avisos del Likud también muestran a Peres y Arafat juntos, mientras un locutor proclama que se trata de "una combinación peligrosa".
Los palestinos han declarado de forma oficial que aspiran a negociar con quienquiera que gobierne en Israel tras las elecciones del día 29, pero sus representantes reconocen que un triunfo de Netanyahu podría refrenar las conversaciones.
"Si el Likud intenta negociar en base a su plataforma electoral, significará que volveremos a empezar de cero", dijo Hassan Asfour, jefe del equipo de negociadores palestinos.
"Si los asentamientos judíos continúan en expansión, pelearemos contra eso. Y si tocan el orden establecido en Jerusalén, acabarán con todo", agregó Asfour.
El vocero del Likud, Michael Stoltz, dijo que su partido proseguirá las negociaciones con los palestinos en procura de "una paz justa y duradera" en la región, y que ofrecerán "autonomía" para Cisjordania y Gaza, aunque Israel mantendría en sus manos la política exterior y la defensa.
"Las negociaciones continuarán. Propondremos un marco de autonomía para los palestinos que les permitirá manejar sus asuntos", dijo Stoltz.
Sin embargo, el Likud enfatizará en "la expansión de los asentamientos existentes" y en el hecho de que "Jerusalén no figurará en la mesa de negociaciones".
En Oslo, los palestinos obtuvieron "autogobierno" para la mayor parte del territorio de la franja de Gaza y en la mayoría de los poblados principales de Cisjordania.
Alrededor de seis por ciento del territorio de Cisjordania está completamente bajo control palestino, mientras otro 30 por ciento es manejado en conjunto por la policía autónoma y el ejército de Israel.
Alrededor de 80 por ciento de la franja de Gaza está bajo control palestino. El territorio restante, incluso 130 asentamientos judíos en Cisjordania y otros 20 en Gaza, así como varias bases del ejército israelí, están totalmente bajo control del gobierno de Peres.
Las cuestiones más conflictivas en el proceso de paz, entre ellas los asentamientos, la situación de Jerusalén y los límites definitivos, serán negociadas en los próximos tres años, de acuerdo con el cronograma fijado en Oslo.
Aunque Peres se ha mantenido constantemente, pero por poca diferencia, al frente de las encuestas, sectores de la sociedad israelí como los nuevos inmigrantes de Rusia o los religiosos ultraortodoxos, que tienden a votar por partidos derechistas, son grupos típicamente subvalorados en los sondeos, según Lerner.
Esto se debe a que estos grupos viven en condiciones de aglomeración, con numerosos adultos bajo el mismo techo, aunque sus hogares tienen el mismo peso estadístico que otros en los que, generalmente, habitan sólo dos adultos.
El mismo problema estadístico vicia las encuestas realizadas entre árabes israelíes, quienes, según los analistas, votarán en forma abrumadora a favor de Peres.
También existe una gran cantidad de "votos oscilantes" e indecisos, lo cual podría traer sorpresas. "El triunfo está al alcance de cualquiera", concluyó Lerner. (FIN/IPS/tra- en/dh/fn/mj/ip/96)