Numerosos palestinos se aglomeran en torno al bar del "Flamingo", un nuevo restaurante en Ramallah. Mientras beben cerveza y mastican maníes, la conversación gira, en forma casual, en torno a las elecciones israelíes.
"Creo que la mayoría de nosotros espera que Shimon Peres triunfe. Hay una gran diferencia entre Peres y Netanyahu…", dijo Bassam Sharif, quien recientemente dejó su empleo en Jerusalén para trabajar en un restaurant mexicano en el territorio autogobierno palestino.
La carrera por la jefatura del gobierno entre Peres, uno de los arquitectos del acuerdo de paz de Oslo, y su rival derechista, Binyamin Netanyahu, quien solo recientemente y a regañadientes dijo que aceptaría el pacto, polarizó a la sociedad israelí.
Los sondeos muestran que el electorado israelí está dividido por la mitad entre aquellos que quieren conceder territorio a los palestinos y los que prefieren retener las tierras a las que denominan con sus nombres bíblicos de Judea y Samara.
Si bien el resultado del comicio afectará drásticamente sus vidas, los palestinos de Cisjordania y Gaza solo pueden observar el tempestuoso debate desde afuera y esperar, como Sharif, que gane Peres.
"No podemos hacer nada al respecto. Esperamos que triunfe Peres, así el proceso de paz continúa… pero no tenemos voto en los comicios", dijo Emad, un estudiante palestino en la Universidad Birzeit, de Cisjordania, y trabaja como encargado del bar del restaurante.
Ninguno de los carteles pegados en las paredes o colgados a lo largo de las autopistas que recorren todo el territorio de Israel en los que se recomienda el voto por Peres o por Netanyahu se ven en en este pequeño enclave palestino de Cisjordania.
Sin embargo, su ausencia no significa que los palestinos sean indiferentes a lo que ocurre del otro lado de la "línea verde", la frontera entre Israel y los territorios de autogobierno.
Según los sondeos de opinión, 40 por ciento de los palestinos de Cisjordania y Gaza prefieren al centroizquierdista y gobernante Partido Laborista de Peres. Solo 4,9 por ciento prefiere al derechista partido Likud de Netanyahu.
"Netanyahu empeorará las cosas para nosotros. No quiere la paz", pronosticó Jamal, uno de los propietarios del bar.
La mayoría de los palestinos no le tiene confianza a Netanyahu, a pesar de que el líder derechista anunció que respetará los acuerdos de Oslo, que dieron autogobierno a gran parte de los palestinos de Cisjordania y Gaza desde mayo de 1994, y continuará las negociaciones si resulta electo.
Dirigentes cercanos a Netanyahu afirmaron que un eventual gobierno del Likud congelará la transferencia del territorio a los palestinos, que apenas quedarán a cargo de las siete ciudades que ya poseen, mientras Israel retendrá el control total del resto.
El Partido Laborista de Peres, por su parte, dejó de lado su oposición a un estado palestino y varios ministros expresaron su deseo de discutir una división funcional de Jerusalén.
"Creo que la situación podría ser muy mala si gana Netanyahu, porque a él no le gustan ni el proceso de paz ni los palestinos", sostuvo Mohammad Shkukani, quien retornó a la Márgen Occidental desde Kuwait en 1991 para hacerse cargo de una tienda de ropas para niños.
Sin embargo, mientras gran parte de los palestinos expresan su esperanza en que Peres continúe al frente del gobierno por otros cuatro años, un número considerable cree que sus vidas cotidianas serán diferentes, sin importar quién gane.
Cuarenta y tres por ciento de los palestinos consultados en marzo por un instituto de estudios de Nablus, en Cisjordania, manifestó que no existen diferencias entre Peres y Netanyahu con respecto a las aspiraciones de esta nación.
Muchos basaron su opinión en las duras medidas adoptadas por el gobierno de Peres, entre ellas las reiteradas clausuras dispuestas por motivos de seguridad para evitar que palestinos se trasladen de Cisjordania o Gaza a sus empleos en territorio israel o transportar bienes hacia y desde otros países.
A pesar de que el autogobierno abarca a la mayoría de los palestinos, solo seis por ciento del territorio de Cisjordania y 80 por ciento del de Gaza pasó a su jurisdicción desde que comenzó la implementación del acuerdo de Oslo hace dos años.
Israel sigue siendo libre de arrestar a palestinos en todas las pequeñas poblaciones y aldeas que salpican Cisjordania, y lo ha hecho en repetidas oportunidades.
Muchos palestinos se quejan de que los boletines radiales que informan de los arrestos realizados por fuerzas israelíes recuerdan a los siete años de "intifada", como se denominó a las actividades de resistencia contra la presencia militar de Tel Aviv.
A media hora de auto al sur de Ramallah, trabajadores palestinos permanecen en fila contra un muro mientras soldados israelíes armados de ametralladoras examinan sus documentos. Fueron sorprendidos tratando de ingresar a Jerusalén para trabajar, pero carecían de permiso para permanecer en la ciudad.
"No tiene gran importancia quién resultará electo. Si gana Netanyahu, el proceso de paz se detendrá. Pero Peres también está recortando el proceso de paz, así que da lo mismo…", comentó Jamal Yusuef, dueño de una zapatería en Ramallah.
"Con Peres, incluso, la economía empeoró, y las colonias judías en Cisjordania aumentaron. Qué importa si gana Netanyahu…", agregó Yusuef.
Shkukani se ríe. El se considera el único optimista del grupo, y no está de acuerdo. "De todas maneras, Peres es preferible", sentenció.
"Con él, el área bajo jurisdiccion palestina aumentará. Y quizás hasta nos darán una pequeña porción de Jerusalén…", dijo. (FIN/IPS/tra-en/dho/rj/ego/ip/96)