Mientras Ecuador y Perú prosiguen sus negociaciones diplomáticas para superar el conflicto que hace un año los llevó a la guerra, sus servicios de inteligencia libran una batalla en busca de espias.
La frontera entre los dos países está abierta y el intenso tráfico mercantil y humano entre Aguas Verdes, en Perú, y Huaquillas, en Ecuador, dos localidades tradicionalmente dedicadas al comercio regional, alimenta la desconfianza profesional de los servicios de inteligencia.
La detención hace una semana en Perú de un curandero, Félix Camizan, y de dos suboficiales de la marina, Olger Morán y Santos Cruz, fue presentada en la prensa peruana como el hallazgo de la punta de una red de espías al servicio de Ecuador.
Camizan rechazó la acusación, pero el contraespionaje peruano lo filmó entregando documentos en Huaquillas a sus presuntos enlaces.
Mientras, Morán y Cruz admiten haber proporcionado a Ecuador información sobre desplazamiento de tropas en territorio peruano.
Simultáneamente, fue capturado en Huaquillas el peruano Johnny Farfán, comerciante en frutas y sospechoso de ser enlace de una red de espías peruanos en Ecuador.
Farfán fue puesto en libertad días después en el puente internacional que une Aguas Verdes y Huaquillas, bastante golpeado, y declaró que otros nueve peruanos permanecían arrestados en la dependencia militar en la que él estuvo confinando, igualmente acusados de espionaje.
El periodista Carlos Calero, de Radio Tumbes, opinó que Farfán fue detenido y liberado para que informara en Perú que Ecuador ha capturado tambien una presunta red de espías.
"Es una advertencia, una jugada en el siniestro ajedrez de los servicios de inteligencia", dijo Calero.
El experto civil Edmundo Cruz senaló que el tipo de información que se busca y se solicita a los improvisados espías fronterizos es poco significativa, pero permitiría saber si al otro lado de la línea limítrofe se pone en marcha una movilización militar.
Cruz opinó que esa información podría ser usada para complementar o confrontar con datos logrados mediante procedimientos más sofisticados.
Según Cruz, los servicios de inteligencia peruanos aseguran que un oficial de la fuerza aerea ecuatoriana, el mayor Raúl Banderas, fue acreditado con nombre falso en operaciones internacionales antidrogas, antes de la guerra de 1995, para hacer espionaje aéreo en preparación del conflicto.
El general retirado Walter Ledesma atribuye a la inteligencia ecuatoriana el empleo de un pequeño avión de plástico, no tripulado y guiado por control remoto, prácticamente un aparato de aeromodelismo, para fotografiar territorio peruano con cámaras infrarrojas.
"Es evidente que los mandos militares de ambos países sospechan que su adversario no quiere la paz y que, por el contrario, acumula efectivos y prepara una agresión", comentó Carlos Reyna, experto en asuntos castrenses de la organizacion no gubernamental Desco.
"Esos sectores militares belicistas deben estar presionando a sus respectivos gobiernos para adoptar políticas armamentistas, y los alimentan con datos que presuntamente demostrarían la movilización prebélica al otro lado de la frontera", señaló Reyna.
"Pero no creo que esos 'halcones' puedan frustrar el proceso de pacificación, si en ambos paises hay gobiernos civiles decididos a llegar a un acuerdo definitivo. En todo caso, lo fundamental será el resultado de las elecciones generales en Ecuador", a celebrarse el próximo domingo, agregó.
"Esa suspicacia explica la resistencia de Ecuador a proporcionar al gobierno de Lima el mapa de ubicación de las minas que sembró su ejército en territorio peruano", opinó el analista Guillermo Raez.
Ecuador debió entregar el mapa de ubicacion de las referidas minas a la Misión de Observadores Militares (MOMEP), un grupo conformado por coroneles de Argentina, Brasil, Chile y Estados Unidos que supervisan el cumplimiento de las condiciones del acuerdo que detuvo la guerra en febrero de 1995.
El gobierno ecuatoriano había condicionado anteriormente la entrega del mapa solicitado a que Perú informara también la ubicación de sus minas explosivas. Pero Lima aseguró no haber sembrado ninguno de esos artefactos, ni antes, durante, ni después del conflicto bélico.
Numerosos civiles y soldados ecuatorianos y peruanos resultaron mutilados por el estallido de las pequeñas y baratas minas antipersonales de fabricación coreana que sembró Ecuador.
El MOMEP consiguió que Ecuador contratara a la empresa técnica francesa Consultra para la remoción de las casi 80.000 minas que su ejército enterró en territorio peruano.
El MOMEP resolvió en su última reunión, finalizada este martes en Lima, no participar del encuentro que el 30 de este mes mantendrán en algún lugar de la frontera militares ecuatorianos y peruanos encabezados por sus jefes de inteligencia.
Las fuentes militares consultadas por IPS rehusaron comentar si la participación de los jefes de inteligencia en el previsto encuentro se vincula con el descubrimiento en los dos países de presuntas redes de espias. (FIN/IPS/al/ff/ip/96)