Bolivia emprenderá una ofensiva diplomática ante países de Europa para gestionar fondos para la lucha contra el narcotráfico, tras la importante reducción de las ayudas de Estados Unidos en los últimos años.
Con esa misión, el presidente de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Lozada, viajará el próximo 13 de mayo a Suecia y a Holanda, países en los que buscará ayuda financiera para intentar evitar la producción de unas 50 toneladas de cocaína en 1996.
Bolivia ve en Europa un nuevo interlocutor, que podría disminuir el impacto de la reducción de la ayuda económica de Estados Unidos.
Tras las 5.400 de 1995, el gobierno de La Paz se propone erradicar en 1996 unas 6.000 hectáreas de coca, que procesadas producirían unas 50 toneladas de cocaína.
Esa cantidad de droga podría alcanzar en los mercados de consumo un valor superior a los 2.000 millones de dólares.
En esa búsqueda de financiamiento, Bolivia se apoyará en el concepto de la "responsabilidad compartida" en la guerra antidroga, proclamado el pasado 16 de abril por los cancilleres de la Unión Europea (UE) y el Grupo de Río en Cochabamba, Bolivia.
Durante el último fin de semana, una comisión de la UE visitó la región del Chapare, donde campesinos bolivianos cultivan unas 40.000 hectáreas de coca, para evaluar la necesidad de otorgar un mayor financiamiento a este país.
La evaluación fue positiva, según afirmó una autoridad boliviana responsable de la lucha antidroga, y se espera, tras esos resultados, que la UE otorgue a Bolivia alrededor de 106 millones de dólares para los planes de acción contra la droga.
Estados Unidos disminuyó gradualmente su cooperación antidroga, que pasó de 60 millones de dólares en 1992 a 15 millones "prometidos" en 1996.
A esa reducción se suma el carácter condicional de la ayuda estadounidense, que en los últimos años practica el concepto de la "certificación y descertificación" de naciones, según el cumplimiento o no de metas que Washington fija para las naciones productoras de la droga.
Esa política ha sido frecuentemente criticada por gobierno, instituciones y sindicatos campesinos bolivianos, porque no toma en cuenta, según esos criterios, el problema económico que subyace detrás del cultivo de la coca.
El propio canciller boliviano, Antonio Araníbar, pese al tono siempre cauto que mantuvo en este tema, observó el carácter unilateral de la política de Washington frente a las naciones productoras de Sudamérica.
"La política general antidroga de Estados Unidos no es la más adecuada, por su carácter unilateral y por estar marcada con el tema de las certificaciones y descertificaciones", dijo el canciller boliviano.
La estrategia boliviana en materia de narcotráfico se apoya en tres pilares, que son la erradicación de cultivos de coca y el desarrollo alternativo, la interdicción del tráfico de drogas, y la prevención del consumo.
En 1995, Bolivia erradicó 5.400 hectáreas de coca y produjo 85.000 toneladas métricas de coca, algo menos que en 1994, cuando esa producción alcanzó a 89.900 toneladas, según cifras de la Casa Blanca y del gobierno boliviano. (FIN/IPS/jcr/dm/if/96)
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