Bolivia no quiere volver a sufrir la angustia de los últimos años, cuando al concluir lois plazos emprendía la erradicación de coca para no sufrir la descertificación de Estados Unidos, y este año decidió avanzar en esa tarea en forma sostenida, desde el principio de cada gestión.
Como resultado de esta nueva política, las brigadas policiales antidroga destruyeron en los primeros cuatro meses de este año 1.700 hectáreas de cultivos excedentarios de coca en la región del Chapare, la principal de producción de esta hoja y de cocaína, en el centro del territorio nacional.
"El proceso de eliminación de cocales continúa en un ambiente de tranquilidad, voluntad mutua, desarrollo y compensación", dijo el secretario de Defensa Social, Víctor Hugo Canelas, responsable de la reducción de cultivos de coca.
Sin embargo, dirigentes de los campesinos productores de la hoja andina denunciaron que la erradicación se estaría realizando en forma forzosa, pese al reiterado compromiso del gobierno de respetar los convenios con los sindicatos campesinos, en sentido de ejecutar sólo la erradicación concertada.
Canelas desmintió a los dirigentes del Chapare y afirmó que en algunos lugares de esa región se hace una "erradicación automática", al destruirse la "coca nueva" cultivada recientemente, y que está prohibida por ley.
La decisión de destruir por la fuerza la coca plantada después del 1 de abril de 1995 en zonas no tradicionales intenta frenar el fracaso cíclico de las políticas de reducción de cultivos del pasado.
Los organismos policiales antidroga descubrieron que hasta 1994 los campesinos del Chapare utilizaban los recursos que recibían como compensación por la erradicación voluntaria de coca en la plantación de nuevos cultivos en otras zonas.
Por eso al final de cada año se informaba de la destrucción de una cantidad determinada de cocales, pero el saldo de cultivos existentes era siempre igual o mayor que el año anterior.
Con los cultivos antiguos, el gobierno continúa su estrategia de erradicación voluntaria y concertada, que implica una compensación económica de 2.500 dólares en favor de los campesinos por cada hectárea destruida.
Este año, el gobierno tiene planificado erradicar 6.000 hectáreas de coca hasta el 31 de diciembre, cantidad suficiente para procesar unas 50 toneladas métricas de cocaína.
La extensión mínima de cocales que Bolivia debe erradicar para evitar la "descertificación" del gobierno de Washington es de 5.400 hectáreas.
Para compensar la destrucción de esa cantidad de cocales Bolivia necesita 15 millones de dólares, sin considerar otros gastos para las actividades de interdicción del tráfico de drogas y para el desarrollo alternativo, que también integran la política global de lucha contra el narcotráfico.
En esa dirección, Washington comprometió una cooperación financiera de 15 millones de dólares para la reposición de la asistencia a la balanza de pagos, pero esa ayuda aún no fue desembolsada.
Según estimaciones oficiales, Bolivia tiene unas 40.000 hectáreas de coca, de las que sólo 20 por ciento se utiliza en el consumo tradicional y legal, mientras el resto va directamente al narcotráfico para la fabricación de cocaína.
Paralelamente a la erradicación de coca, el gobierno sigue atacando el problema del narcotráfico por el frente de la interdicción.
En lo que va de esta semana, la policía antidroga incautó 395 kilos de cocaína en los departamentos orientales de Santa Cruz, Beni y Cochabamba. (FIN/IPS/jcr/dg/ip/96)