La apertura de la economía a la inversión extranjera y al riesgo comercial, nuevamente recomendada a los países pobres en un informe publicado hoy por el Banco Mundial, no es la única opción para el progreso, advirtieron expertos en economía.
"Perspectivas Económicas Mundiales", un informe anual del Banco publicado este martes en París y Washington, advierte a las naciones rezagadas en materia de globalización que no podrán desarrollarse, pero según expertos independientes y un destacado economista del gobierno francés, esto es una verdad a medias.
"Si bien es cierto que los países pobres no pueden progresar cerrando sus economías, la globalización no es la primera ni la única opción", señaló Christian Chavagneux, economista de la Comisión de Planeamiento General de Francia, a quien se atribuye la elaboración de los objetivos económicos nacionales a largo plazo.
Las condiciones internas, especialmente las políticas, son igualmente importantes en el progreso de los países en desarrollo, según Chavagneux. "Por ejemplo, deben contar con un gobierno competente que procure y desee implementar un proyecto de desarrollo a largo plazo con el apoyo de la población", dijo.
Otro problema consistiría en que muchas naciones pobres, especialmente en Africa, no están listas para enfrentar el mercado mundial.
"Antes de abrirse al exterior, las economías deben procurar la competitividad interna, y el Estado, sin ser actor, debe regular u organizar el mercado", señaló Yannick Jadot, encargado del Programa de Comercio Internacional de la organización no gubernamental Solagral.
En su informe, el Banco observó "inquietantes disparidades" en el ritmo de integración de los países en desarrollo y destacó las políticas adoptadas por las pocas naciones que tuvieron éxito.
Aunque los países pobres en su conjunto han acompañado el ritmo mundial de integración, la relación entre el comercio y el producto interno bruto (PIB) cayó en 44 de 93 de esos estados en los últimos 10 años.
Además, dos tercios de la inversión extranjera directa se concentró en sólo ocho naciones en desarrollo en el período 1990- 93, mientras la mitad de todos los países pobres recibieron escasa inversión o ninguna, especialmente en Asia meridional, Africa subsahariana, Medio Oriente y Africa septentrional.
Este hecho refleja una disminución de crédito debida a factores como inestabilidad macroeconómica o incertidumbre política, según el Banco.
Pero Chavagneux y Jadot observaron que el tan publicitado éxito económico de las economías del sudeste asiático se debió en muchos casos a la intervención del Estado.
"El modelo del sudeste asiático funcionó por su contexto particular. Ciertos productos son altamente competitivos por proceder de un estado donde la mano de obra es muy barata, pero no todos los países pueden basarse en la exportación de los mismos productos", puntualizó Jadot.
Agregó que, al mismo tiempo, las naciones en desarrollo se enfrentan a un mercado mundial inestable. "Los países más marginados de la economía mundial tienen productos de exportación con precios inestables en el mercado", observó.
"Por otra parte existe la inestabilidad de las importaciones, derivada de normas ambientales y sociales, y las tasas de interés también son inestables", añadió Jadot.
Chavagneux señaló además que los países que siguen las prescripciones económicas del Banco están en general gravemente endeudados. "Esa es la paradoja de la asistencia internacional al desarrollo y de instituciones financieras como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional", dijo.
Además, la comunidad internacional no cuenta con mecanismos que ayuden a las naciones en desarrollo a ajustarse a la economía mundial, destacó el economista.
Agregó que los estados industrializados a menudo ceden a la tentación de imponer sanciones económicas para regular las exportaciones de los países pobres, particularmente en áreas donde pueden competir eficazmente, como la industria agrícola y textil.
"El Banco presenta la globalización como la panacea para las naciones en desarrollo, y aunque es cierto que les ofrece muchas oportunidades, también conlleva enormes riesgos" dado que las fuerzas del mercado mundial "están claramente desequilibradas en favor de los estados industrializados", concluyó Jadot. (FIN/IPS/tra-en/ao/rj/ml/dv-if/96)