La comunidad internacional demostró hoy que favorece la eliminación de las minas terrestres antipersonales, pero que también carece de voluntad política para prohibir la producción de esas armas.
Una conferencia convocada por las Naciones Unidas (ONU) para reformar la Convención sobre las minas concluyó este viernes con una resolución inferior a las expectativas despertadas entre los grupos humanitarios favorables a la veda total.
El secretario general de la ONU, Boutros Boutros-Ghali, expresó "profunda decepción" y sostuvo que la resolución aprobada en Ginebra no refleja el clima imperante en la opinión internacional.
En cambio, el presidente de la conferencia, el diplomático sueco Johan Mollander, estimó que se había alcanzado un resultado valorable aunque aceptó que, desafortunadamente, debieron concentrarse en los aspectos técnicos en desmedro de los humanitarios.
Mollander reivindicó la resolución aprobada por la conferencia, de la misma manera que lo hizo el jefe de la delegación de Estados Unidos, Michael Mathison.
Mathison observó que sólo en los paises occidentales se verificó el clima público de oposición a las minas, "una reacción que no ha sido necesariamente la misma en otras regiones", dijo.
Las reformas introducidas a la Convención sobre minas terrestres antipersonales extienden el alcance de la norma a los conflictos bélicos internos.
Las modificaciones incluyen asimismo restricciones a la transferencia de las minas y precisiones sobre la responsabilidad de la limpieza de los campos minados.
Boutros-Ghali reconoció la importancia de una cláusula que prohibe las minas antipersonales no detectables, aunque objetó que la aplicación de esa norma entre en vigencia en un plazo demasiado largo.
Las disposiciones sobre detectabilidad y autodesactivación de las minas comenzarán a regir dentro de unos 10 años. En ese período, observaron las organizaciones gubernamentales, habrá otras 260.000 nuevas víctimas de las minas en todo el mundo.
La Campaña Internacional contra las Minas Antipersonales, la organización que coordinó la acción contra el empleo de las minas, declaró también su desilusión por el resultado de la conferencia.
La organización, que agrupa a 500 grupos en 30 países, estimó que el texto aprobado no aportará ningún cambio significativo a "la tragedia humana actual".
Jody Williams, una de las dirigentas de la Campaña, criticó el fracaso "del proceso diplomático" y sostuvo que para conseguir la veda de las minas se requiere "algo más que voluntad política".
Philippe Boulle, funcionario del Departamento de Asuntos Humanitarios de la ONU, precisó el cuadro que dejan las minas en todo el mundo. Cada mes mueren 800 hombres, mujeres y niños, y muchos más quedan mutilados.
En 68 paises del mundo hay actualmente desplegadas más de 100 millones de minas antipersonales. Cada año se colocan dos millones más.
Boulle dio algunos ejemplos de los países que tienen más campos minados. En Afganistán hay unas 10 millones de minas, en Angola, entre nueve y 15 millones, en Camboya, entre ocho y 10 millones, en Iraq, 10 millones, en Croacia, tres millones, lo mismo que en Bosnia, y en Mozambique, dos millones.
La delegación de México lamentó tambien que no fuera posible prohibir la producción, la transferencia, el despliegue y el empleo de las minas como propone con otros 34 países junto a 500 organizaciones no gubernamentales.
El delegado de Canadá Robert Lawson recordó que se había desoído un llamado a la prohibición de las minas aprobado por la Asamblea General de la ONU.
En la clausura de la conferencia, este viernes, se leyó el mensaje de Boutros-Ghali, quien anunció que no cejará la campaña por conseguir la eliminación de las minas.
El secretario general de la ONU anticipó que de inmediato alentará a todos los estados para que sanciones leyes que prohiban la fabricación, el almacenamiento, el uso y la venta de las minas terrestres.
"El mundo no puede esperar más la eliminación de las minas terrestres. Deben ser eliminadas ahora", concluyó Boutros-Ghali. (FIN/IPS/pc/ag/ip/96)