DERECHOS HUMANOS: Esterilización masiva para vencer resistencia étnica

Planes masivos de esterilización escondidos bajo el manto de "programas de planificación familiar" son un instrumento frecuentemente utilizado por las dictaduras que enfrentan resistencia étnica, aseguraron dos defensores de los derechos humanos.

La grave denuncia, basada en estudios realizados por una universidad australiana, pertenece a Fernando Sousa, miembro de la presidencia del capítulo portugués de Aministía Internacional (AI) y al reputado analista luso Joaquim Trigo de Negreiros.

Los dos expertos citaron en sendos artículos que ocupan dos páginas del influyente matutino "Publico", de Lisboa, los casos de Timor Oriental, Indonesia, Sudán, Tibet, de los kurdos, los amerindios y los aborígenes australianos y neozelandeses.

"?Cuál es la manera mas eficaz de impedir que un pueblo exija su derecho a la libertad?: exterminándolo. ?Y cómo se extermina a un pueblo?: combinando programas de control forzado de natalidad con transmigración en masa", sostuvo Trigo de Negreiros en un extenso artículo de opinión.

Por su parte, Sousa afirmó que "la esterilización es una forma de genocidio", una práctica corriente que ha llevado a muchos pueblos "al borde de la desaparición".

En un trabajo titulado "Timor, prohibido nacer", Trigo de Negreiros citó a Sarah Storey, la investigadora australiana de la Universidad de Melbourne que lanzó la voz de alerta: "Si algún día Jakarta acepta un referendo en Timor Oriental, podría ser que ya no hubiera timorenses para votar".

Trigo de Negreiros denunció la política de esterilización forzada aplicada por Jakarta en la ex colonia insular portuguesa de Timor Oriental. Según AI, la invasión indonesia de 1975 costó la vida a un tercio de los 650.000 habitantes que tenía Timor Oriental en ese momento.

La denuncia recogió pasajes del estudio de Storey donde la investigadora realizó entrevistas a mujeres timorenses residentes en el exterior.

La estudiante timorense Bela Galhos, hoy exiliada en Canada, relató a Storey que "cada seis meses, los militares indonesios van a las escuelas secundarias en busca de muchachas que son sujetas al control de natalidad obligatorio".

"Ellos llegaban, cerraban las puertas y nos inyectaban, sabiendo que nosotras no podíamos preguntar nada. Ya no podemos tener hijos", afirmó la estudiante timorense.

Mientras el presidente indonesio Alí Suharto recibía en 1989 el premio de la Organización de Naciones Unidas "por el más notable trabajo para la educación de la opinión pública sobre los problemas de la población y para contribuir a su solución", en Timor "entraba en la fase final un plan de cinco anos para esterilizar a 95.000 mujeres", recordó Trigo de Negreiros.

También citó las advertencias en 1983 del entonces obispo de Timor, Antonio Costa Lopes, quien denunció la esterilización de mujeres en los hospitales "sin su consentimiento y cuando se encontraban bajo efecto de anestesia por una operación".

Otro método consistía "en la aplicación de contraceptivos inyectables de larga duración, presentados a las mujeres como vacuna antitetánica", añadió el analista.

Así mismo, recordó que, hasta 1987, el programa de control de natalidad incluyó 19 por ciento de mujeres indonesias, "pero en Timor Oriental, esta cifra se triplica, alcanzando a 59,7 por ciento".

"El control de esta vasta red de esterilizadores fue entregada a los militares, a quienes compete llevar a cabo la 'guerra' contra la natalidad en Timor Oriental", afirmó Trigo de Negreiros.

Para asegurar el éxito de su campaña, "Jakarta ha combinado la 'planificacion familiar' con la política de transmigración", con el propósito de "reducir rápidamente la población de timorenses", a la que busca "privar de identidad" y diluir "en el conjunto de los indonesios", agregó.

Sousa, por su parte, aseguró que en el caso de los nubios en Sudán, "las autoridades separan a los dos sexos y violan a las mujeres para crear una generacion de hijos ilegitimos".

De acuerdo con el activista de AI, "el odio de un pueblo a otro puede combinarse en cualquier esquina de la historia con la naturaleza asesina y persecutoria de un determinado régimen".

"El objetivo es idéntico en todos los casos: aniquilar", subrayó Sousa, al recordar que "fue por motivos ideológicos que se llegó al primer gran genocidio de nuestro siglo, con la expulsión en 1915 de los armenios de Turquia a campos en Siria".

El expansionismo, la tierra y los recursos naturales "continúan siendo el origen de muchas persecuciones y las esterilizaciones o la transmigración forzada, o las dos combinadas, son los medios más frecuentemente usados", añadió.

Impedir los nacimientos, según Sousa, "asume la forma de una verdadera campaña militar de China en Tibet (ocupado desde 1950), donde circulan camiones con 'comandos' que tienen todo el poder para practicar dentro de una tienda la esterilización o el aborto".

Otros casos calificados de "dramáticos" por el dirigente de AI son el reasentamiento inducido o compulsivo "de poblaciones indígenas de las Américas y de Australia, casi siempre para facilitar el saqueo de recursos naturales de sus territorios".

"Con apoyo financiero del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo, muchos territorios de caza y de pesca de los amerindios, así como sus tierras agrícolas ancestrales, fueron y continúan siendo expropiados por gobiernos y entregados a empresas nacionales o multinacionales", denunció.

Al concluir, Sousa cita los casos de Australia y de Nueva Zelandia, donde las poblaciones originarias fueron "drásticamente reducidas".

Los aborígenes autralianos "pasaron de 300.000 en 1788 a 100.000 en la actualidad, mientras los maoríes neozelandeses, mayoritarios hace 400 anos, quedaron reducidos a 12,5 por ciento de la poblacion", destacó Sousa. (FIN/IPS/mdq/ff/pr ip/96).

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