CUBA: Los ancianos son los más afectados por la crisis económica

Los ancianos se encuentran entre los más afectados por la crisis económica en Cuba, al tiempo que este país caribeño padece de un envejecimiento de la población que podría convertirla en una "Suecia tercermundista".

Para el año 2020, alrededor de 30 por ciento de la población cubana tendrá 60 años o más, asegura un estudio del Instituto de Investigaciones Estadísticas. En 1992, los pertenecientes a ese grupo etario en Suecia constituían 22,8 por ciento, según datos del Fondo de Población de las Naciones Unidas (FNUAP).

Mirta Rodríguez, especialista en temas de población, dijo que "cuando el anciano se jubila se produce una catástrofe psicológica que trastorna el sentido de identidad y de pertenencia".

"Como la familia creció, con frecuencia la individualidad del anciano ve reducido su espacio físico en el hogar y no es raro que la cama vaya a parar a un rincón de la sala", añadió.

En las calles de La Habana comenzaron a observarse a raíz de la crisis económica algunos ancianos que deambulaban sin rumbo fijo y vivían a la intemperie, un fenómeno al que la sociedad cubana no estaba acostumbrada desde hacía más de 30 años.

La médica Mirta García, responsable de la Asistencia Social en la capital cubana, dijo a IPS que las autoridades sanitarias se vieron obligadas a crear en 1995 un centro especial para la atención a los denominados "deambulantes".

Esas personas recogidas en las calles ingresan luego a instituciones de salud, hogares de ancianos o son devueltos a sus familias, según recomendaciones de un equipo multidisciplinario.

José Alambarri, fiscal de la Ciudad de la Habana, declaró que las leyes cubanas contemplan sanciones de hasta privación de libertad para quienes abandonen a menores o ancianos a su suerte.

"Mis nietos son jóvenes y necesitan más que yo para vivir", dijo Mariana Ruiz, una jubilada de 70 años, mientras hacía la fila para cobrar su pensión mensual que no supera los 150 pesos cubanos (igual a dólares en el cambio oficial y unos seis dólares en las casas de cambio).

El sistema de seguridad social garantiza una pensión de 80 pesos como mínimo a todos los jubilados pero para un anciano que viva sin familia tales ingresos resultan hoy insuficientes.

"El dinero de la jubilación se me va antes de finalizar el mes, por eso tengo que buscarme unos pesos por fuera arreglando cocinas", comentó Juan Carlos Alfaro, de 67 años.

A través de la cartilla de racionamiento el Estado garantiza un suministro mensual de alimentos como azúcar, leche, huevos, arroz, frijoles, pero otros productos indispensables, como el aceite o los de aseo personal, deben adquirirse en el mercado libre o el de divisas.

El gobierno cubano se vio obligado rediseñar su política de asistencia social para hacerla más diferenciada.

En el Congreso de Geriatría y Gerontología celebrado este mes, el Ministerio de Salud Pública presentó un nuevo programa de Atención al Adulto Mayor, que pretende dirigir la atención social a los verdaderamente necesitados y sin amparo familiar, y no a todos por igual como sucedía antes.

El sociólogo Nivaldo Gaínza, del Centro Iberoamericano para la Tercera Edad, dijo que el envejecimiento es un logro de la sociedad, pero que el Estado no puede enfrentar por sí solo, en tanto el semanario Trabajadores reconoció que las familias no pueden atender todos los problemas de sus ancianos.

Una encuesta realizada por el semanario Juventud Rebelde, de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), entre ancianos de la capital cubana evidencia que para la mayoría de los entrevistados el núcleo familiar es el punto de partida idóneo desde el cual incorporarlos a la vida social comunitaria.

"Por tradición cultural, a los cubanos no nos gusta que nuestros padres vayan a asilos u hogares de ancianos", comentó Juan Carlos Alfonso, jefe del Departamento de Estadísticas Demográficas de la Oficina Nacional de Estadísticas.

"Los nórdicos, que tienen soluciones socialdemócratas muy desarrolladas, llevan al viejo al asilo, el hijo lo visita una vez a la semana, intercambian dos o tres palabras, les regalan una caja de bombones, pero en esta isla no somos así y tenemos que encontrar fórmulas caribeñas", añadió.

María Elena, una madre soltera de 30 años y sin familia que le cuidara a su hijo, decidió recurrir a la Asistencia Social. Hoy cuida a un anciano solo mientras su pequeño pasa ocho horas en el Círculo Infantil.

"Es una fórmula nueva, pero funciona porque yo resolví mi problema y un anciano solo el suyo, además de que mi hijo y yo ganamos un afecto familiar que trasciende mi horario de trabajo", afirmó.

El diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista, publicó que para ese tipo de ayudas el Estado cubano dedica 38 millones de pesos.

Fuentes del Ministerio del Trabajo y la Seguridad Social aseguran que 15.078 ancianos reciben servicio de alimentación, auxilios en el lavado de ropa, la limpieza de domicilios y su reparación, así como artículos para el aseo personal.

Muchos especialistas consideran que la sociedad cubana no está bien preparada para asumir el envejecimiento de la población. Según Rodríguez, es evidente la urgencia de transformar patrones valorativos, éticos y promover una cultura del envejecimiento. (FIN/IPS/mr/ag/pr/96)

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