La creciente demanda mundial de edulcorantes artificiales para bebidas refrescantes y goma de mascar tendrá un duro impacto en la industria azucarera del Caribe, donde muchos países dependen de las divisas que genera.
Los ministros caribeños que desde el domingo celebran la cuarta reunión anual de países de Africa, el Caribe y el Pacífico (ACP), beneficiarios de los acuerdos de comercio de las Convenciones de Lomé con la Unión Europea (UE), coinciden en que la industria del azúcar necesita considerables inversiones.
Los seis países del Caribe donde el azúcar sigue siendo la mayor fuente de ingresos 300 años después que la región se convirtiera en productora, procesan unas 800.000 toneladas anuales en fábricas desde Guyana, en América del Sur, hasta Belice, en América Central.
Al descuido y la falta de inversiones en la industria se suma el daño provocado por desastres naturales. Barbados, por ejemplo, ha sufrido severas sequías y numerosos incendios de los plantíos, y San Kitts y Nevis fue devastado por el huracán Marilyn.
Asimismo, la amenaza de la competencia de edulcorantes artificiales y la campaña por la salud que se extiende en América del Norte y Europa han hecho que la reunión de ministros caribeños reconsidere las estrategias de desarrollo del sector.
Las campañas contra el azúcar señalan que el alimento puede llevar a la obesidad, la cual se relaciona a condiciones como la diabetes, la hipertensión y las enfermedades cardíacas.
En Estados Unidos y Japón, donde el gobierno incentivó el desarrollo de sustitutos del azúcar desde comienzos de la década de 1980, se ha producido un descenso en el consumo del producto, señaló Peter Baron, director ejecutivo de la Organización Internacional del Azúcar.
En los '80, la producción de azúcar creció entre tres y cuatro por ciento, pero en los últimos cinco años el índice de crecimiento no superó 1,2 por ciento.
Las consecuencias para el empleo son serias en los países de ACP, donde la industria da trabajo a unas 500.000 personas. Los despidos y el cierre de plantas podrían convertirse en un lugar común en estos países, a medida que la demanda de azúcar cae en el mercado mundial, pronostican analistas.
Entre 1980 y 1990, las importaciones de azúcar de Estados Unidos desde países de ACP cayeron 40 por ciento, y 20 por ciento las ventas a Japón, mientras aumentó la importación de edulcorantes artificiales y sustitutos.
Clive Rutherford, gerente general de Tate and Lyle Sugars, la mayor refinería del Caribe, indicó que el mercado de la UE de edulcorantes artificiales alcanza unas 1,1 millones de toneladas, la mayor parte de las cuales se destinan a la industria de bebidas refrescantes.
Si los edulcorantes artificiales cuestan bastante menos que el azúcar sin refinar en el mercado mundial, es del interés de los fabricantes promover las marcas, destacó Rutherford.
Las bebidas dietéticas, promocionadas por su bajo contenido de azúcar, representan ahora 13 por ciento del mercado total de bebidas carbonatadas, con un crecimiento anual de siete por ciento en el consumo global.
La industria de goma de mascar es otra área donde los endulzantes artificales tienen éxito, y alcanzaron 63 por ciento del mercado mundial, según algunos estudios.
Pero una campaña de la UE destinada a proteger a las frágiles economías de ACP intenta hacer frente a la amenaza de los edulcorantes.
Jules Beauduin, representante de la Industria Europea del Azúcar, dijo que la UE desarrolla un estudio sobre carbohidratos incluyendo el azúcar, y su relación con la obesidad y otras enfermedades.
El estudio pretende demostrar que el azúcar no es tan peligroso para la salud como alegan las campañas publicitarias, y que las sustancias químicas artificiales de los edulcorantes pueden tener un efecto muy negativo en el bienestar de las personas. (FIN/IPS/tra-en/ml/cb/lp/dv/96)