Casi una década después de la adopción de un programa de ajuste estructural (PAE) en Camerún, líderes sindicalistas de tres países centroafricanos y Francia reunidos en esta capital concluyeron que las reformas han fracasado.
Los representantes de Camerún, Congo, Gabón y Francia afirmaron que, al descuidar la dimensión social en el proceso de liberalización de la economía, las reformas agravaron la pobreza de la mayoría de la población.
El Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los donantes fueron también condenados por su ciega insistencia en las reformas de libre mercado sin realizar consultas a la sociedad.
Las instituciones de Bretton Woods "pretenden simplemente remplazar el papel del Estado por mecanismos de libre mercado, instituyendo medidas de austeridad excesivas que perjudican el nivel de vida de los trabajadores africanos", señaló Andrew Kailembo, secretario general regional de la Confederación Internacional de Sindicatos Libres.
Pero los sindicatos no se oponen a los programas de reformas por sí mismos. "Entendemos que es necesario cierto ajuste para restaurar el orden en una economía distorsionada", manifestó Ben Chibani Mohsen, secretario general de la Confederación en Bruselas.
Lo que se pretende es una mayor consulta entre el gobierno, los empresarios y los trabajadores sobre la implementación de los PAE, ya que la falta de diálogo llevó a la imposición de reformas que consecuentemente fueron resistidas por los trabajadores, aclaró Louis Sombes, líder de la Confederación de Sindicatos de Camerún.
"Nuestro deseo es que se instituya en éste y otros países africanos un mecanismo de consulta real entre el gobierno, los sindicatos y los empleadores", ya que "el cambio económico sin diálogo y participación crea graves tensiones, obstaculiza el progreso y desalienta la inversión y el desarrollo", agregó.
"El Banco Mundial y el FMI poseen los recursos para lograr la felicidad humana, pero a menudo ignoran a las personas en la aplicación de teorías económicas… y el resultado es la miseria", afirma Public Services International, (PSI) una organización sindical internacional con sede en París.
Las instituciones financieras multinacionales "dan crédito a gobiernos que violan permanentemente los derechos humanos, y sus proyectos han desplazado a millones de personas, muchas veces sin compensación o ayuda alguna", sostiene PSI.
"Pero quizá el perjuicio más grave del Banco y el FMI son los programas de ajuste estructural que imponen a las naciones deudoras, particularmente a las más pobres. Estas reformas han privado a millones de personas de servicios de salud, educación, y a menudo de la vida misma", agrega la organización.
Las instituciones de Bretton Woods rechazan esta afirmaciones. Funcionarios del Banco Mundial señalaron que el problema no radica en los programas sino en su mala ejecución por parte de los países prestatarios.
En defensa del gobierno de Camerún, Mouchili Ndiwane, asesor técnico del Ministerio de Trabajo, afirmó que las reformas contribuyeron a incrementar las exportaciones, revitalizaron la economía y salvaron 50.000 empleos debido a una "política contractual" negociada entre el gobierno y los trabajadores.
No obstante, Sombes aseguró que dicha política contractual, en lugar de salvar fuentes de trabajo, aumentó el desempleo y contribuyó a la miseria de los trabajadores. (FIN/IPS/tra- en/tm/oa/ml/if-dv/96)