El presidente de Venezuela, Rafael Caldera, viajará este domingo a Brasil para fortalecer 15 frentes de integración y pasar revista con su par Fernando Henrique Cardoso a la "privilegiada relación" bilateral.
En la agenda destacan acuerdos de cooperación energética y el proceso de integración al Mercado Común del Sur (Mercosur) de Venezuela y los demás países andinos.
Es la cuarta de las visitas entre presidentes de uno y otro país en apenas dos años, para respaldar al más alto nivel relaciones económicas, comerciales, políticas, y de cooperación ambiental y fronteriza incrementadas desde marzo de 1994.
En esa oportunidad, recién investido Caldera como mandatario, visitó Venezuela el entonces presidente brasileño Itamar Franco, y se acordó el programa de renacimiento de la relación bilateral.
Caldera viajó a Brasilia en septiembre de 1995, Cardoso retribuyó el gesto en julio de 1995 y ahora el presidente venezolano, quien con 80 años de edad limita sus viajes, cumplirá el ya ritual intercambio anual.
Esa "privilegiada relación" produjo que Caldera y Cardoso tengan en su agenda materias tan concretas como destrabar el programa de venta de electricidad del sur de Venezuela al norte de Brasil o la asociación entre las companías petroleras estatales para construir una nueva refinería.
"Es lo natural, ambos países desechaban oportunidades, como la complementariedad entre el norte de Brasil y el sur de Venezuela", dijo a corresponsales extranjeros el embajador brasileño en Caracas, Clodoaldo Hugueney.
En Brasilia, su colega venezolano Alfredo Toro destacó que "Brasil es la mayor potencia industrial y Venezuela el mayor productor de energía en América Latina", lo cual induce a "una amplia complementación".
Para subrayar la privilegiada relación, Caldera dijo ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en octubre de 1994 que apoyaba a Brasil para que en representación de la región ocupe un asiento permanente en el Consejo de Seguridad del organismo mundial, sillón también deseado por Argentina y México.
Caldera iniciará su programa en Brasilia el lunes, reuniéndose con Cardoso para revisar unos 15 frentes de la integración bilateral, la mayoría de ellos confiados a grupos de trabajo bajo la coordinación de las cancillerías.
Esos grupos son los de comercio e integración económica, energía, transportes, minería y siderurgia, medio ambiente, desarrollo fronterizo, ciencia y tecnología, comunicaciones, planificación, agricultura y minería ilegal.
La agenda bilateral también contempla la cooperación militar y policial, la lucha conjunta contra el narcotráfico y la vigilancia de la Amazonia, que Brasil organiza a partir de un sistema de satélites.
Después que firme un comunicado con Cardoso, Caldera visitará el Supremo Tribunal Federal de Brasil, hablará ante el parlamento y se reunirá con empresarios, entre ellos Marcel Telles, del grupo cervecero Brahma, que instaló una planta en Venezuela.
También se entrevistará con el cardenal primado brasileño Jose Freire Falcao -Caldera es socialcristiano y católico practicante- y dictará una conferencia en la Universidad de Brasilia.
El día 22, Caldera irá a Manaos, donde develará un busto del libertador Simón Bolívar en el kilómetro cero de la carretera BR- 174, que llega hasta la frontera con Venezuela, e inaugurará una planta empacadora de cemento de la compañía venezolana Vencemos.
Vencemos, propiedad del grupo cementero mexicano Cemex, espera vender en un año en el norte brasileño 400.000 toneladas del producto, y un millón de toneladas en el mediano plazo.
Luego de un concierto de la orquesta sinfónica infantil de Venezuela en el centenario teatro Amazonas, Caldera irá el día 23 a Boa Vista, extremo norte de Brasil, donde visitará el batallón Bolívar del ejército brasileño, que vigila la frontera, y desde allí regresará a Caracas.
Esas visitas a la provincia destacan el interés de Venezuela por el norte brasileño -cuya industria liviana es complementaria de la pesada que Venezuela tiene en su sureste-, un importante mercado para productos como cemento, petróleo y electricidad.
Las estatales Petróleos de Venezuela (PDVSA) y Petróleo Brasileiro (Petrobras) discuten la construcción de una refinería con capacidad para 180.000 barriles diarios -es un proyecto de 1.500 millones de dólares- en el norte o noreste de Brasil, la cual recibiría crudo venezolano.
Otro proyecto millonario es el tendido de electricidad desde Guri, represa del sureste venezolano con capacidad instalada de 10.000 megavatios, hasta el norte de Brasil, enlentecido por diferencias de precios: Venezuela quiere 31 dólares por megavatio y Brasil ofrece 21.
Entretanto, el comercio bilateral crece cada año, y de niveles de 600 millones de dólares a fines de los ochenta, pasó a 822 millones en 1994 y a 1.222 millones en el período enero-noviembre de 1995.
El petróleo es el principal componente del auge comercial, pues Venezuela, que exportaba hasta 1993 unos 280 millones de dólares anuales (55.000 barriles diarios), vende ahora casi 700 millones de dólares al año, unos 130.000 barriles por día, lo que la convierte en el segundo proveedor de Brasil.
Brasil vende a Venezuela material para ensamblaje de automóviles, laminados y otros productos de hierro y acero, productos químicos y de computación.
Además de petróleo, Venezuela exporta a Brasil productos petroquímicos, vidrios, derivados de cobre y plomo, pescado congelado y cemento.
Según el canciller venezolano Miguel Angel Burelli, "con Brasil antes nos veíamos de espaldas. Ahora nos miramos de frente". (FIN/IPS/hm/dm/ip-if/96)