El Plan de Acción Nacional del gobierno de Brasil, que fija metas en vivienda, saneamiento básico y otros problemas urbanos, divide a autoridades y organizaciones no gubernamentales (ONG) en vísperas de la Conferencia Mundial sobre Asentamientos Humanos (Hábitat II).
Reunidos esta semana en Rio de Janeiro, cerca de 60 ONG, sindicatos, representantes de alcaldías y centros de estudios protestaron contra la anunciada decisión del gobierno de no llevar a Estambul, sede de la conferencia, un plan de acción sino un borrador.
En ese sentido, asumieron la responsabilidad de proponer un programa en nombre de Brasil.
"No aceptamos la justificación gubernamental de que no hubo tiempo" y que otras reformas eran prioritarias, dijo Eliomar Coelho, uno de los coordinadores de la Conferencia Brasileña Hábitat II por el Derecho a la Vivienda y a la Ciudad, realizada entre jueves y domimngo.
Desde el año pasado se reúne un Comité Preparatorio de la participación brasileña, encabezado por el gobierno y con representantes de la sociedad civil organizada. "Hubo tiempo, capacidad y oportunidad" para un diálogo y la elaboración del plan, sostuvo Coelho, ex concejal de Rio de Janeiro.
El diagnóstico de los problemas urbanos que llevará Brasil a Estambul fue realizado en conjunto entre el gobierno y la sociedad civil, así como también la lista de 18 experiencias urbanas exitosas que este país intentará incluir entre las cien que la Conferencia elegirá como ejemplares.
El problema está en el plan de acción. Inicialmente, la Secretaría de Política Urbana del Ministerio de Planificación, Maria Emilia Rocha Axevedo, informó que no estaría concluido a tiempo, porque sería imposible someter el borrador a la aprobación de los 23 miembros del Comité Preparatorio este mes.
El programa definitivo podría ser aprobado posteriormente a la Conferencia, incluso porque interesa a los brasileños y no tanto a la comunidad internacional, indicó.
Ante la fuerte reacción negativa de las ONG, la Secretaría anunció que la propuesta gubernamental estará lista el próximo viernes y que se tratará de incorporar las sugerencias de la sociedad civil, en un esfuerzo para llevar un plan oficial a Estambul.
El sector no gubernamental presiona al gobierno también para que mantenga su más reciente posición de defender el derecho a la vivienda, uno de los puntos polémicos de Habitat II.
En un comienzo Brasil acompañó a Estados y Japón en su oposición a la aprobación de ese derecho en la Conferencia Mundial. Pero ahora se dispone a defenderlo, según señaló Grazia de Grazia, del Foro Nacional de Reforma Urbana que organióo la reunión de Rio.
Brasil tiene un déficit de cinco millones de viviendas, coinciden ONG, expertos y sindicatos.
Uno de los planteos para el Plan de Acción es fijar como meta la construcción de 2,8 millones de viviendas en cinco años, con el fin de brindar un techo a quienes carecen de él.
"Recursos hay, sólo depende de la voluntad política", afirmó Eliomar Coelho. Grazia de Grazia evalúa que cinco por ciento del presupuesto nacional, o uno por ciento del producto interno bruto por año, sería suficiente para solucionar todo el déficit de viviendas en diez años.
El movimiento defiende también la creación de un Fondo Nacional de Vivienda que se nutra de contribuciones y cargas sociales, ahorro popular, loterías, créditos de organismos multilaterales y presupuesto gubernamental.
Ello representaría un aporte financiero suficiente para una verdadera política urbana, que "no es prioridad del actual gobierno como tampoco lo ha sido de los anteriores", afirmó Coelho.
Lo decisivo sería que el fondo tuviera una gestión participativa, concluyó. (FIN/IPS/mo/dg/pr/96)