Un nuevo congestionamiento vivió hoy la población de Sao Paulo, con más de 150 kilometros de colas de vehículos paralizados en las horas críticas de la mañana, a causa de una huelga de los trabajadores del metro.
Cerca de 2,5 millones de pasajeros, que usan diariamente ese medio de transporte, tuvieron que recurrir a otros, repitiendo el caos del miércoles pasado, cuando cruzaron los brazos 55.000 conductores y cobradores de autobuses.
En los dos casos los trabajadores reclaman aumentos salariales. Los 8.000 empleados de la compañía del metro pretenden 51 por ciento, arguyendo que 36 por ciento son pérdidas provocadas por la inflación y 15 por ciento por una mejora en la productividad reconocida por la propia dirección de la empresa.
La compañía sólo acepta elevar los sueldos en 4,44 por ciento, además de una única gratificación de unos 2.000 dólares para cada funcionario, como participación en los resultados.
Sao Paulo dispone de sólo 43 kilómetros de líneas del metro, que sirven a pocos barrios. La mayoría de su población es transportada por los 11.000 autobuses, que acogen cerca de seis millones de pasajeros por día.
Para evitar mayores trastornos, las autoridades locales autorizaron la circulación de autobuses, camionetas y automóviles particulares para transportar pasajeros, además de recomendar a la población que aplazara los viajes no indispensables.
Aún así, los embotellamientos fueron gigantescos en una ciudad de más de 10 millones de habitantes, más otros seis millones en la periferia, debido a un aumento de los automóviles en las calles estimado en cerca de 300.000, 12 por ciento más que lo normal. (FIN/IPS/mo/ag/pr/96)
