El Vaticano eligió esta ciudad brasileña para el segundo Encuentro Mundial de la Familia, a celebrarse en octubre de 1997 con presencia del Papa, optando por un país donde la familia aún conserva fuerza, aunque recibe golpes de varios frentes.
Las estadísticas oficiales indican que el proceso de debilitamiento de la familia tradicional, encabezada por padre y madre, es más acelerado en Brasil que en otras partes del mundo. En diez anos, de 1983 a 1993, las familias exclusivamente a cargo de mujeres aumentaron de 17,4 a 22,3 por ciento del total.
Cerca de 200.000 mujeres de menos de 20 años se convierten anualmente en madres solteras. Del total, 7.000 tienen menos de 15 años, el doble de la cantidad asignada a los últimos años 70 por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas.
El número de matrimonios registrados se reduce, pese al crecimiento de la poblacino adulta. La tasa de nupcialidad, que fue de ocho por 1.000 en 1980, disminuyó a 4,96 por 1.000 en 1994, cuando se contaron 86.000 divorcios, 11,3 por ciento de la cantidad de uniones.
Esa información no contempla el gran aumento de matrimonios y separaciones que no se registran legalmente. La ley se adaptó a esa realidad, reconociendo las uniones permanentes sin documentos y asegurando a sus miembros casi todos los derechos de una pareja formalizada ante el registro civil.
La situación de la familia brasileña es "muy grave" socialmente, por la pobreza y la falta de vivienda y educación, pero es peor aún desde el punto de vista moral, según el cardenal Lucas Moreira Neves, presidente de la Conferencia Nacional de Obispos católicos.
Moreira Neves destacó que muchas familias se constituyen sobre la base de uniones informales y transitorias, y las separaciones están favorecidas por una ley de divorcio demasiado "permisiva" y por el olvido de las enseñanzas religiosas.
Pero la misma Iglesia Católica destruyó a fines de marzo el sueño de casarse según los ritos tradicionales alimentado por un paraplégico que perdió sus órganos genitales. Ese matrimonio fue prohibido por el obispo Joao Bosco de Faría, radicado en una pequeña ciudad del centro del país, quien tuvo el aval de Moreira Neves.
La prohibición fue fundamentada en que, en el caso presentado, la imposibilidad de consumar el acto sexual excluye la procreación, finalidad esencial del sacramiento del matrimonio.
La imagen de la familia brasileña resulta severamente afectada por revelaciones surgidas del rastreo de niños desaparecidos, una misión impulsada ahora por una telenovela que, mezclando ficción y realidad, exhibe ante su auditorio fotografías de los menores buscados.
Mas de 60 niños fueron encontrados y muchos aseguraron haberse escapado de su hogar a causa de agresiones y malos tratos. La abogada Cristina Leonardo, que preside en Río de Janeiro un centro de defensa de la infancia, calcula que por lo menos 40 por ciento de los desaparecidos huyen de la violencia en la familia.
La familia aparece como una de las principales fuentes de abusos, incluso sexuales, sufridos por los niños abandonados que viven en las calles.
Así mismo, conspira contra la familia tradicional una creciente tendencia entre parejas a evitar la procreación y la cantidad también en aumento de quienes prefieren vivir solos. Los solitarios ocupaban 5,8 por ciento de los inmuebles urbanos del país en 1970 y ahora son ocho por ciento, informó la revista Veja.
El caso de los solitarios es más frecuente en países ricos, y las viviendas de un solo residente son 12 por ciento del total en Estados Unidos, cerca de 25 por ciento en Gran Bretaña y 50 por ciento en el área metropolitana de París, según Veja. En Brasil es un fenómeno nuevo y avanza muy rápidamente.
El último ataque frontal contra las tradiciones familiares tuvo origen en el movimiento de homosexuales, que logro a través de la diputada Marta Suplicy llevar a votación en el Congreso un proyecto para el reconocimiento legal del matrimonio entre personas del mismo sexo.
La familia amenazada de extinción preocupa no sólo a la Iglesia Católica, sino a todo el mundo occidental. Los niños de familia sin padre o madre tienen mayores problemas emocionales y de aprendizaje y de salud, de acuerdo con estudios internacionales.
Y la presencia de esos núcleos incompletos aumenta en casi todo el mundo, según UNICEF (Fondo de Naciones Unidas para la Infancia).
La preocupación por esa realidad se reflejó en un largo análisis de la revista británica The Economist sobre políticas gubernamentales, especialmente las tributarias, que influyen en la familia.
Suecia es una "nación de individuos". Allí no hay incentivos fiscales a la familia, aunque se otorgan beneficios impositivos para las mujeres que ingresen en el mercado de trabajo, destacó la revista.
Alemania, con reglas opuestas, es una "nación de familias". Una de las únicas, junto con Italia, en que entre 1981 y 1991 se redujo el porcentaje de familias sin padre o madre. (FIN/IPS/mo/ff/pr/96).