BRASIL: El legendario estadio de Maracaná será privatizado

El estado de Río de Janeiro, campeón del proceso de privatización en Brasil, se prepara a convertir su gol más espectacular: la administración del Complejo Deportivo de Maracaná, que incluye el estadio de fútbol más famoso y grande del mundo, pasará a manos privadas.

El pliego de licitación, que será publicado en junio, anuncia la concesion por 30 años de la administración del complejo, que tambien comprende una pista de atletismo, un parque acuático y un estadio menor, conocido como el "Maracanazinho".

La empresa concesionaria podrá explotar el arrendamiento de las instalaciones del estadio de Maracaná, que sus mejores épocas albergó a unos 180.000 espectadores, pero hoy, por razones de seguridad, no puede recibir más de 120.000 personas.

Segun la secretaría de prensa del Maracaná, el estadio de fútbol recaudará en 1996 de seis a siete millones de dólares en publicidad estática, contratos de concesionarias y porcentaje de ventas en los partidos.

En los llamados "clásicos" de fútbol de la ciudad, disputados entre los clubes más famosos, como Flamengo y Fluminense, la Superintendencia de Deportes de Río de Janeiro (Suderj) recauda unos 120.000 dólares.

Pero el Maracaná cuesta unos 10 millones de dólares al año a la Suderj, que esta a cargo de la administración de las instalaciones.

Raúl Raposo, presidente de la Suderj, destacó que su oficina no dispone de los fondos necesarios para que el Maracaná, construido para el campeonato mundial de fútbol de 1950, cumpla nuevamente las reglas exigidas por las autoridades mundiales del deporte.

Instalaciones deterioradas, falta de condiciones de seguridad y de informatización, son algunas de las razones que hicieron del estadio una pieza casi "obsoleta". "No nos queda otra opcion", se lamentó Raposo en entrevista con IPS, al referirse a la anunciada privatización del estadio.

"Si no hacemos las inversiones necesarias", habrá que cerrarlo, y el Maracaná ya no sería un estadio de fútbol, sino "una tarjeta postal, una cosa prehistorica". La alternativa consiste en "entregar su administración al sector privado", agregó.

La empresa que logre la concesión deberá invertir entre 60 y 70 millones de dólares para remodelar y modernizar el complejo deportivo en un plazo de tres años, según cálculos de la Suderj.

En caso de que ese plazo no se respete, el gobierno estadual podrá exigir la devolución del complejo, puntualizó Guilherme Pereyra, portavoz del Maracaná.

El motivo de tanta prisa es la candidatura de Río de Janeiro como sede de las Olimpíadas del 2004. La ciudad deberá contar para ese momento con todas las instalaciones exigidas por un acontecimiento deportivo de esa magnitud.

Clubes deportivos, empresas de comunicacion y grupos religiosos quedarán excluídos del proceso de licitación, que admitirá en cambio la participación de compañías extranjeras.

El objetivo de esa limitación consiste en preservar el Maracaná como "un espacio democrático", capaz de albergar como en el pasado desde una misa del Papa Juan Pablo II hasta un espectáculo de la cantante estadounidense Madonna, aclaró Raposo.

El Museo del Maracaná registra esos y otros momentos considerados memorables por los brasileños. Como aquel día de 1950 en que la selección de Brasil perdió la Copa del Mundo ante Uruguay, con el Maracaná colmado por 183.000 personas.

Para Isaías Ambrosio, que participo en la construcción del estadio y hoy es guía turístico en el mismo lugar, el Maracaná es mucho más que sus 195.600 metros cuadrados de cemento y césped.

"Es como una catedral", resume Ambrosio, que se define como un hombre con "nombre israelí, apellido italiano, nacionalidad brasileña, color africano, lengua portuguesa y corazón argentino".

La proyectada modernización contempla la instalación de centros comerciales, cines y áreas de entretenimiento. Pero para preservar la calidad casi simbólica del estadio, se deberá respetar su fachada, que forma parte inseparable del paisaje de Río junto a otros emblemas, como la gigantesca estatua del Cristo Redentor.

"El Maracaná es una pasión nacional", afirmó Roberto Araújo, un turista procedente del estado de Sao Paulo.

"Es lo mejor del mundo, es nuestro orgullo nacional", aseguró el sureño Paulo, después de pisar con emoción, por primera vez en sus 52 años, el legendario césped del Maracaná. (FIN/IPS/ff/ff/cr/96)

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