El presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, divulgó hoy la estrategia social de su gobierno, en un intento por neutralizar crecientes críticas por la ineficacia en el combate a la pobreza y el desempleo.
El objetivo consiste más bien en "cambiar el énfasis", señaló el presidente, admitiendo que en Brasil las inversiones sociales son mal aplicadas.
Mientras en Chile sólo cuatro por ciento favorecen a las capas más ricas de la población, el índice en Brasil alcanza a 20,9 por ciento.
No sólo el modelo económico, sino también las políticas sociales, hacían de Brasil un país cada vez "más injusto", destacó Cardoso para anunciar la prioridad de las inversiones, durante su gobierno, en salud, educación y saneamiento básico.
El presidente prometió también que su gobierno no repetirá modelos económicos que aumentan desigualdades y distorciones, para luego aplicar políticas compensatorias como forma de ablandar los efectos indeseables generados por la economia. Habrá siempre convergencia entre lo económico y lo social, aseguró.
Su discurso, sin embargo, no presentó novedades.
Reiteró la prioridad al rescate y la promoción de la niñez, a la enseñanza básica y a la generación de empleo e introdujo la reforma agraria como área prioritaria, pero señaló que no será "un dictador" para imponer medidas al parlamento.
La expropiación más ágil de tierras para distribuir a los campesinos sin tierra, sin embargo, depende de la aprobación de un proyecto de ley que se encuentra paralizado hace años en el Congreso, donde los terratenientes tienen una representación decisiva y aliada del gobierno.
El "plan social", con propuestas ya conocidas como conclusión de hospitales, combate a la desnutrición y la mortalidad infantil, buscó en realidad calmar una crisis en el Programa Comunidad Solidaria, creado por el mandatario bajo la dirección de su esposa para coordinar proyectos sociales.
El sociólogo Herbert de Souza, líder de la campaña nacional contra el hambre, renunció la semana pasada a su condicion de miembro del Consejo del Comunidad Solidaria, criticando la falta de una política social en un gobierno que sólo se preocupa por "prioridades financieras".
Otro de los 19 representantes de la sociedad civil en el Consejo, Jorge Saavedra Durao, también renunció al cargo de consejero, en tanto otros, como el actor Renato Aragao, embajador del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), respaldó las críticas de De Souza.
"Falta una estrategia de combate a la pobreza que esté a la altura de la magnitud del problema en Brasil", concluyeron los miembros del Consejo en reunion celebrada este lunes, antes del anuncio del "plan social" de Cardoso.
Varios estudios, incluso del Banco Mundial, señalan el destino equivocado de los recursos del área social del gobierno brasileño, que favorece sectores que no son los más necesitados.
La educación es un ejemplo. La mayor parte del presupuesto federal va a las universidades públicas, frecuentadas casi exclusivamente por hijos de familias ricas o de clase media, mientras la enseñanza básica presenta graves insuficiencias. (FIN/IPS/mo/ag/ip/96)
