La vida agoniza en el Titicaca, el lago navegable más alto del mundo, aquejada por una enfermedad engañosamente bella: la expansión de una especie vegetal que impide la oxigenación de las aguas y mata a vegetales y animales.
Desde la carretera de acceso a Puno, ciudad altiplánica peruana, el Titicaca se ve como una masa azul cobalto con una sombra de color verde que se extiende desde la orilla urbana hasta casi el centro del lago.
El fotogénico color esmeralda es originado por el predominio de una diminuta especie vegetal acuática que los biólogos conocen como "lemma" o "lenteja de agua" y los lugarenos llaman "lenteja verde", cuya expansión acelerada es propiciada por la contaminación del lago con los desechos líquidos de Puno.
La lenteja verde crece velozmente favorecida por la concentración de nitrógeno y fósforo contenida en las aguas servidas, y su densidad es tal que impide la fotosíntesis, asfixiando a las demás especies biológicas.
Ese es uno de los primeros problemas que enfrentará la Comisión Binacional autónoma que debe manejar los programas de conservación del sistema hídrico del lago que comparten Bolivia y Peru.
Este miércoles en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, durante la XV reunión de cancilleres de los países del Grupo de Río, el ministro de Relaciones Exteriores de Perú, Francisco Tudela, y su homólogo boliviano, Antonio Aranivar, firmarán las notas reversales que darán nacimiento a la Comisión.
Un programa binacional financiado por la Unión Europea diseñó el plan que pondrá en práctica la Comisión para el mejoramiento ambiental del sistema hídrico del lago Titicaca, que comprende también al río Desaguadero, el lago Poopo y el salar de Copaisa.
El lago Titicaca, de 8.167 kilómetros cuadrados y 3.803 metros sobre el nivel del mar, se encuentra en la altiplanicie compartida por Perú y Bolivia, y es el eje de un ecosistema importante cuya influencia alcanza hasta la frontera norte de Chile.
Hace 3.500 años surgió en el altiplano una floreciente cultura, que posteriormente dio origen al imperio incaico, cuyos fundadores, según la mitología andina, salieron de la profundidad del lago y marcharon hacia el Cusco.
La rica biodiversidad surgida en torno del lago Titicaca, ahora amenazada por la contaminacion de la lenteja verde, ha sido históricamente fundamental para las poblaciones circundantes.
Según el alcalde de Puno, Victor Torres, la contaminación del lago tiene un grave impacto socioeconómico, porque la interrupción de la cadena biológica provocada por la expansión de la lenteja verde extingue a los peces que sirven de alimento a un sector de la población indígena.
Pero la población ribereña no se ve sólo afectada por la disminución de la pesca y la caza, sino que la contaminación de las aguas del lago amenaza también a algunas de las más insólitas y creativas formas de agricultura surgidas en el mundo.
Los campesinos aymaras del lado peruano extraen el limo y lo amontonan haciendo pequeños islotes, de unos siete metros de ancho por cincuenta de largo, en los cuales siembran papas y cebada, convirtiendo esa zona del lago en una red de canales de regadío.
Los "camellones", o chacras fabricadas sobre el lago con la tierra del fondo, han sorprendido a los expertos como una muestra de ingenio humano para crear un hábitat actuando interactivamente con la naturaleza.
Los turistas no se suelen dar cuenta de que esa forma de agricultura es una creación original, pero se sorprenden por lo que hacen los uros, grupo indígena que se niega a vivir en tierra firme y construye territorios flotantes con una graminea acuática llamada "totora".
No se trata de simples balsas, sino de 22 islas artificiales en las que viven unas 1.500 personas, hechas totalmente de totora tejida, en las que hay verdaderas aldeas, con casas, escuelas, campos de fútbol y animales.
La agricultura de los uros es reciente y hasta hace algunos años solían trocar pescado por alimentos vegetales cosechados en tierra firme por los aymaras o quechuas ribereños.
Pero han aprendido a cultivar una variedad especial de papa, adaptada a la altura por especialistas de la Universidad Nacional del Altiplano, de Puno, la que siembran usando las raíces descompuestas de la totora como tierra y nutriente. (FIN/IPS/al/ag/en-ip/96)