BIRMANIA: Guerra de desgaste entre líder opositora y militares

El movimiento prodemocrático de Birmania logró una victoria parcial al montar esta semana una gran demostración contra el régimen militar, si bien la junta sigue sin dar muestras de querer aflojar su puño de hierro, dijeron observadores políticos.

"Están librando una lucha de desgaste", opinó un diplomático en la vecina Tailandia, desde donde muchos observadores siguen atentamente la evolución de los hechos en Rangún. "Los militares restringen su actividad, Suu Kyi convoca un congreso, la junta la arresta para que no siga adelante, avanzan y retroceden…".

Muchos observadores dijeron que es difícil predecir que sucederá despues, o de qué manera la Liga Nacional por la Democracia (NLD) podrá proseguir con su campaña para obligar a la junta militar a reconocer el resultado de las elecciones de 1990, que ganó esa agrupación por abrumadora mayoría de votos.

La situación se debería en gran parte a la fuerte presión ejercida por potencias políticas y económicas extranjeras.

El sábado último, Washington anunció que estaba despachando un enviado especial a Europa para realizar consultas sobre una "respuesta coordinada" a la creciente tensión en Birmania.

Entretanto, Japón, que fué uno de los primeros países en otorgar asistencia a Rangún despues de la liberación en julio pasado de la lider opositora Aung San Suu Kyi de su arresto domiciliario, sigue mediando a través de su embajada en la capital birmana.

No obstante, la mayor parte de la presión sobre el régimen proviene de las fuerzas opositoras y grupos prodemocráticos en Birmania, o exiliados y activistas humanitarios estadounidenses y europeos, que siguen pidiendo a sus gobiernos que adopten una actitud más dura contra la junta.

El domingo último, Suu Kyi, hablando durante la manifestación realizada frente a su casa de Rangún, dijo a cientos de partidarios del NLD y diplomáticos que el deseo de democracia de los birmanos era "más fuerte que nunca".

"Es el deber, no solamente de los birmanos, sino tambien de todo el mundo, tratar de poner en vigencia el resultado de las elecciones de 1990", expresó.

En esa consulta el NLD ganó el 82 por ciento de los escaños parlamentarios. Sin embargo, la junta militar, que se autodenomina Consejo Estatal de Restauración de la Ley y el Orden (SLORC), ignoró el resultado del comicio y suprimió la democracia.

Desde el martes pasado, más de 260 representantes parlamentarios del NLD, que debieron asistir a la demostración, fueron detenidos para evitar que la concentración siguiera adelante.

Sin embargo, ni los militares ni una prensa oficialista hostil parecen haber doblegado la determinación de Suu Kyi a reinstalar un diálogo directo con la junta.

"Todos los intentos de dejar a un lado los resultados de las elecciones de 1990 son ilegales y opuestos a la voluntad popular y, de ninguna manera, pueden beneficiar a nuestro país", manifestó Suu Kyi a representantes diplomáticos de Estados Unidos, Japón, Gran Bretaña, Australia, Alemania, Tailandia e Italia.

"No podemos construir el futuro de nuestro país sobre los cimientos de promesas rotas, insultos a representantes electos del pueblo y oposición a su voluntad", dijo.

Los medios oficiales calificaron a Suu Kyi de "hechicera" que pretende desestabilizar el país. La junta tambien justificó los arrestos expresando que fueron "oportunas medidas preventivas para evitar la intranquilidad social".

A comienzos de esta semana la cantidad de miembros y representantes del NLD que fueron detenidos ascendió a 262, de los cuales 238 son miembros electos del parlamento.

"Si a las autoridades realmente les importa el bienestar del país, lo primero que tendrán que hacer es cumplir con la voluntad popular y convocar al parlamento electo en 1990", dijo.

Suu Kyi, de 50 años, apuntó que los birmanos "han sufrido mucho" en los años posteriores al comicio. "Por eso su deseo de democracia es más fuerte ahora que hace seis años", agregó.

En una actitud interpretada por diplomáticos y observadores como un lanzamiento de guante a la junta, expresó que el NLD aumentará sus acciones "para satisfacer la voluntad del pueblo y lograr una reconciliación nacional".

"Ambos bandos parecen estar más atrincherados que nunca en sus posiciones", señaló un observador. "El NLD dice que invitó a la junta a actuar conjuntamente, y los militares afirman que estamos en la senda democrática", apuntó un observador en Rangún. "No veo como van a superar la brecha".

Otros analistas temen un aumento de la tensión porque las dos partes en pugna parecen haber perdido mutuamente la paciencia. Cualquier signo de revuelta popular será aplastado por los militares, pronosticaron.

Paralelamente, la inestabilidad política amenaza la frágil economía birmana, con intereses de negocios en Estados Unidos, Europa y Japón que, a su vez, están revisando su política de inversiones en el país.

Hasta ahora hubo una situación en punto muerto, indicó un diplomático en Bangkok, pero al parecer Suu Kyi esta dispuesta a forzarla. Esto podría llevar nuevamente a su arresto, junto con el resto del comité central del NLD. (FIN/IPS/tra-en/rc/cpg/ego/ip).

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