Lynden Pindling, ex primer ministro de Bahamas y líder del Partido Liberal Progresista (PLP), abandona de forma poco airosa y muy controvertida un escenario político en el que fue figura dominante durante 25 años (1967-92).
Enfermo de cáncer y con su honestidad personal cuestionada ante la justicia, Pindling no parece estar en condiciones de seguir conduciendo al PLP, que intentará retornar al poder en las elecciones generales que se celebrarán en septiembre de 1997.
Gobernante de este país hasta su derrota electoral de hace cuatro años, Pindling enfrenta diversas acciones legales, tanto en Nassau como en Londres, que buscan indagar en el estado de sus finanzas personales.
Estas acciones son resultado de las investigaciones conducidas por una comisión designada por el gobierno para conocer la gestión de la empresa hotelera estatal en tiempos de Pindling, que ocupó la presidencia de la corporación.
De forma reiterada, Pindling ha declarado ser inocente de los cargos que le acusan de enriquecimiento personal en la gestión de la compañía y en la concesión de contratos para la construcción de nuevos hoteles.
El Consejo Privado del Reino Unido, que es la última corte de apelaciones de esta antigua colonia británica, dictaminó esta semana que Pindling deberá abrir sus cuentas bancarias a la investigación judicial.
El fallo se produjo menos de dos semanas después del retorno de Pindling de Estados Unidos, donde el político se sometió a una operación quirúrgica por estar enfermo de cáncer.
Ambas circunstancias, la enfermedad y el nuevo fallo judicial, han dado origen a un cúmulo de especulaciones acerca de la voluntad y la capacidad de Pindling para seguir en la jefatura del PLP y buscar la victoria en las próximas elecciones.
"Parecería que estuviéramos contemplando la conclusión de una larga carrera política en circunstancias que no son las ideales, ni para el líder ni para el partido", comentó un alto dirigente del PLP, que no quiso ser identificado.
Por su lado, responsables del gobernante Movimiento Nacional Libre (MNL) también juzgaron que un PLP sin Pindling será un adversario menos poderoso en las elecciones.
Pese a todo, el ex primer ministro sigue siendo popular dentro de su partido. Cuando presentó renuncia como líder del PLP a raíz de la derrota electoral de 1992, el congreso partidario rechazó su dimisión y le ratificó en el cargo.
"El es una bandera de victoria para el partido, que deberá emprender una marcha cuesta arriba sin su liderazgo en las próximas elecciones", dijo Obie Wilchcombe, presidente del PLP.
Pindling se incorporó al PLP poco después de su fundación, en 1953. De profesión abogado, llegó a la jefatura del partido y al Parlamento en 1956. En 1964 se convirtió en jefe de la oposición parlamentaria y fue nombrado primer ministro después de ganar las elecciones de 1967.
Esa elección trazó una línea divisoria en la historia política de Bahamas. La economía había estado durante largo tiempo bajo el control de una élite blanca llamada "los Bay Street boys" en alusión a la calle principal de Nassau.
La élite no ocultó sus temores ante las declaraciones de Pindling, quien proclamaba la necesidad de garantizar igualdad de oportunidades a todos los hijos del país, ya fueran blancos o negros.
Su prédica en favor de los pobres le atrajo un apoyo electoral significativo aunque no suficiente para dar al PLP una mayoría parlamentaria propia. Pero con ayuda de diputados independientes Pindling rompió la igualdad con el Partido Unido de Bahamas, de mayoría blanca, y logró formar gobierno.
Los primeros años de su gestión trajeron una mejoría de las condiciones económicas y sociales de la población. El sistema educativo fue mejorado, se ampliaron las infraestructuras físicas y se expandieron los servicios sociales.
El primer pilar de la economía, el turismo, experimentó un crecimiento que proporcionó a la reducida población de Bahamas – 260.000 personas- un nivel de vida más alto que el de la mayoría de los países de la región.
El gobierno de Pindling fue perturbado, sin embargo, por las repetidas acusaciones de que los gobernantes hacían la vista gorda ante la utilización del país como lugar de paso de drogas desde América del Sur hacia América del Norte.
En 1983, la prensa de Estados Unidos acusó a Pindling y otros altos gobernantes de aceptar dinero del financista fugitivo Carlos Lehder por tolerar el contrabando de cocaína y marihuana, a través de Bahamas, hacia Estados Unidos.
Una comisión real nombrada por el gobierno confirmó algunas de esas informaciones pero no probó ninguna acusación contra Pindling, que reaccionó destituyendo a dos ministros mencionados en el informe y a otros dos que habían pedido su dimisión.
Entre quienes en ese momento rompieron relaciones con Pindling se encontraba Hubert Ingraham, que más tarde condujo al MNL a la victoria en 1992 y le sucedió en el cargo de primer ministro.
"Por cierto que contribuyó de forma sustancial al bienestar del país", ha dicho Ingraham de su antiguo mentor. "Hizo mucho bien, pero permaneció demasiado tiempo".
Bernard Nottage, segundo cargo en el liderazgo del PLP, estuvo de acuerdo en que, en perspectiva, 25 años en el cargo fue un tiempo excesivo.
No obstante, señaló que cualquier balance objetivo de la contribución de Pindling al país llegará a la conclusión de que su gestión fue fundamental para crear esto que ahora es conocido como "Las Bahamas".
"Condujo esta transformación, del colonialismo a la independencia. Fue capaz de transformar el país sin ninguna ruptura social ni económica", subrayó Nottage. (FIN/IPS/tra-en/ip/cj/cb/arl/ip/96)