La creciente pasión por el Golf en el sudeste de Asia, donde hay unos 500 campos para practicar el deporte, amenaza los ecosistemas de la región y la salud de los turistas y trabajadores en las canchas, advirtieron ambientalistas.
Los debates sobre la construcción de campos de golf y el turismo son cada vez más intensos en la región, mientras los defensores del medio ambiente advierten sobre "inversiones destructivas" que dañan la ecología, desplazan comunidades de sus tierras productivas y desperdician áreas fértiles.
Los daños a la salud producidos por sustancias químicas y pesticidas utilizados en las canchas son otra fuente de preocupación de los activistas. La Asociación de Consumidores de Penang informó sobre la muerte de un turista estadounidense tras haberse expuesto a un fungicida utilizado en el césped.
Pero la popularidad del golf continúa en ascenso, y desde China a India e Indochina, los países asiáticos compiten uno con otro para diseñar canchas y presentarlas al turismo como paraísos del deporte.
Algunos de los campos más grandes del mundo -hay unos 25.000 en el planeta- se encuentran en China. Varios centros ofrecen golf nocturno, mientras el Tagaytay Highlands Club de Filipinas tiene un servicio de funiculares entre hoyos.
La Comisión Social y Económica de las Naciones Unidas para Asia- Pacífico (ESCAP) indicó en un informe sobre el estado del medio ambiente en la región que "la construcción de canchas de golf ha tenido un impacto social, cultural y ambiental negativo, en especial en los países en desarrollo".
El impacto típico, según la comisión de la ONU, incluye la destrucción de los bosques y la contaminación del aire, el agua y el suelo causada por el excesivo uso de productos químicos para mantener el césped verde.
En algunos casos, comunidades locales han sido privadas de sus derechos a la tierra, y ha peligrado su subsistencia, señaló el informe. Esta denuncia también fue hecha por el Movimiento Global Anti-Golf (GAG'M).
Un campo de golf de 18 hoyos requiere al menos 50 hectáreas de tierra y una fuente natural de agua para el mantenimiento del césped. Además, se necesitan grandes cantidades de agua de hasta 3.000 metros cúbicos diarios, lo suficiente para miles de personas, exlicó el GAG'M.
El proyecto de la empresa estatal de Filipinas Fil-Estate Land Inc. para instalar un campo de golf y otros deportes de 117 hectáreas en la isla turística Boracay ha sido duramente criticado por organizaciones defensoras del medio ambiente.
La empesa enfrenta ahora un proceso judicial. El senador filipino Juan Flavier había alertado que el proyecto del campo de golf podría dañar la ecología de Borocay, el centro turístico más popular del país, y sus escasas reservas de agua.
Pero en una carta dirigida al presidente de Filipinas, Fidel Ramos, el vicepresidente de Fil-Estate, Noel Carino, dijo que el proyecto "sustentaría la belleza natural" de Borocay y sería un modelo de plan turístico respetuoso del medio ambiente.
Fil-Estate sostiene que en la cancha planificada sólo se utilizarán 65 hectáreas, donde también se construirán un hotel e instalaciones, y el resto se mantendrá como reserva forestal.
El campo tendrá su propia fuente de agua proveniente de la gran isla, ya que Borocay no cuenta con su propio sistema de agua potable, y utilizará una nueva planta de tratamiento de aguas residuales, explicó Carino. (FIN/IPS/tra-en/js/cpg/lp/en/96)
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