Un pequeño grupo de periodistas de Nepal decidió desafiar al gobierno y efectuar, sin autorización oficial, transmisiones de prueba a través de su emisora de frecuencia modulada, lo cual provocó la furia de las autoridades.
El gobierno de Nepal, al igual que los restantes del sur de Asia, procura mantener el monopolio sobre la radio y la televisión. Pero enfrenta el descrédito por sus deficientes transmisiones, mientras los empresarios privados hacen cola para esperar, infructuosamente, sus licencias.
La escasa alfabetización de la región convierten a los medios electrónicos en una poderosa herramienta en manos de los gobiernos, especialmente cuando se acercan las elecciones.
Aun en países como India y Sri Lanka, con una larga tradición de democracia y libertad de prensa, continúan las restricciones a la actividad del sector privado en el mercado de la radio.
Pero el Foro de Periodistas Ambientales de Nepal (Nefej) gastó 65.000 dólares en un estudio y equipos de transmisión y comenzó las emisiones de la primera radio comunitaria del país, con ayuda de la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Desde entonces, este grupo de jóvenes periodistas especializados en cuestiones ambientales espera su permiso para emitir, pero hoy, tres años después de la solicitud, aún no lo obtuvieron.
"Nos cansamos de esperar. Entonces, pedimos permiso para efectuar una prueba de transmisión. El gobierno ni se molestó en contestar. Así que decidimos seguir adelante y ver qué sucede", dijo Raghu Mainali, el coordinador de la emisora, denominada Radio Sagarmatha.
Fue una apuesta fuerte, que puede sentar un precedente en favor de una docena de compañías privadas que también quieren irrumpir en la banda de frecuencia modulada.
De hecho, en Kathmandú sólo existe una estación de frecuencia modulada, operada por la estatal Radio Nepal, que transmite sólo 10 horas de música ligera y programas de entretenimiento en los que el público participa por teléfono.
Radio Sagarmatha (cuyo nombre quiere decir Monte Everest, en nepalí) pretende ser una radio verdaderamente alternativa, que reavive el fuerte sentido de comunidad de Kathmandú a través de la comunicación interactiva. Por lo menos, ése es el plan.
"La concepción de Sagarmatha está cerca de la idea de radio pública, que mezcla, con responsabilidad, educación y entretenimiento, algo de lo que la emisora estatal no se preocupa", afirmó Kanak Mani Dixit, del grupo de medios Himal, que copatrocina el proyecto.
Bharat Dutta Koirala, presidente de la junta de Radio Sagarmatha que, además, integra el panel de asesores del gobierno en materia de comunicaciones, dijo que no entiende de qué se preocupan las autoridades.
"Si el gobierno estudiara las solicitudes y viera que los aspirantes a radiodifusores encajan con sus criterios, no restringiría las licencias que se piden con propósitos relacionados con el desarrollo", agregó Koirala.
Kathmandú alega que debe ser muy cuidadoso al otorgar los permisos, pues los intereses creados podrían apelar a la radio con el objeto de difundir fácilmente mensajes perjudiciales para la sociedad multiétnica nepalí.
Cuando Radio Sagarmatha emitió en abril tres horas de música pop inglesa como prueba, el Ministerio de Comunicaciones envió de inmediato a los responsables de la estación una carta en la que les alertó con duros términos que estaban violando las disposiciones legales.
Además de Radio Sagarmatha, varias empresas privadas esperan la licencia para operar emisoras de frecuencia modulada, dos de las cuales acusaron ante la Suprema Corte al Ministerio de Comunicaciones por su resistencia a otorgar el permiso, pues, entienden, las leyes amparan sus solicitudes.
El caso de Martin Allard, un ingeniero británico que trabaja como consultor de la Unesco e instaló radios comunitarias en 25 países, demuestra que la guerra entre el gobierno y los aspirantes a radiodifusores privados no es nueva ni afecta solo a esta región.
Allard llegó a Nepal hace diez años para instalar una emisora rural proyectada por Unesco en una zona remota que ni siquiera recibía la señal de la radio estatal. Pero las autoridades se incautaron de los equipos.
"Esto ocurrió tantas veces… Los gobiernos dicen 'sí' al desarrollo, pero retroceden cuando se dan cuenta de que el público obtiene una oportunidad de manifestarse", se quejó el técnico.
Cuando Allard instaló en 1980 su primera radio comunitaria por encargo de la Unesco, en Kenia, logró un gran éxito técnico, pero su empeño fracasó cuando el gobierno advirtió que la emisora representaba una amenaza.
Wijaya Nanda Jayaweera, de la Unesco, visitó en Kathmandú altos funcionarios del gobierno la semana pasada para remover los obstáculos que traban la salida al aire de Radio Sagarmatha.
"Este es un proyecto importantísimo no solo para Nepal, sino para todo el sur de Asia. Mucha gente está pendiente de lo que sucederá con Radio Sagarmatha", dijo Jayaweera.
El funcionario recordó que el emprendimiento recibió un amplio apoyo en el 15 Consejo Intergubernamental del Programa Internacional para el Desarrollo de las Comunicaciones de la Unesco.
La ley de Nepal garantiza la libertad de expresión y alienta la apertura de las ondas de radio al sector privado siempre que los aspirantes llenen estrictos requisitos establecidos con el objeto de alcanzar el desarrollo nacional.
Irónicamente, la emisora de frecuencia modulada de propiedad gubernamental no sigue los criterios establecidos.
La estación obtiene 178.000 dólares al año por el alquiler de sus ondas a seis compañías privadas que difunden, en medio de extensos espacios publicitarios, música pop occidental y algunas canciones de India y Nepal.
Las emisiones radiales parecen el medio ideal para Nepal, debido a la escasez de caminos y lo accidentado de su territorio montañoso. Pero los analistas sostienen que su poder sucumbió debido a la falta de credibilidad de las emisoras estatales.
Y es en este punto que las radios comunitarias podrían marcar la diferencia.
"La radio podría ser concebida como entretenimiento puro, pero está encontrando un papel diferente. Hay montones de gente en áreas remotas que necesitan mensajes de desarrollo. La radio comunitaria es el único medio a través del cual podrán obtenerlos", dijo Allard.
La Unesco y los periodistas de Radio Sagarmatha creen que el gobierno deberá aceptarlo. Pero la emisora no seguirá esperando por la autorización. Ya ha entrenado a 12 periodistas en trabajo de estudio y emisión en vivo. (FIN/IPS/tra-en/rl/kd/an/ap cr/96)