El cantante Guillermo Anderson, que logró remover en Honduras los cimientos de la música, con mensajes ecológicos y de rescate de la cultura nacional, se considera a sus 34 años un "niño artista" que defiende la paz y la naturaleza.
Con su grupo musical "La Ceibana", Anderson ha recorrido escenarios de Europa, Asia, Norte y Sudamérica, donde al compás de su guitarra y la caramba, un instrumento propio de la costa caribeña de este país, ha logrado fusionar los ritmos hondureños con los afrocaribeños.
Originario de la ciudad de La Ceiba, situada en la costa atlántica y a 450 kilómetros de Tegucigalpa, Anderson se dio a conocer hace siete años, con canciones en favor de la ecología, la infancia y la paz.
Ya a la edad de seis años componía breves tonadas tenía seis años y escribía cortas canciones que acompañaba con los sonidos producidos por la mesa del comedor de su casa.
Anderson empezó a tocar con una guitarra prestada y así participó en festivales. Logró notoriedad al triunfar en concursos de música inédita y actualmente es considerado una de las mejores figuras de la nueva trova centroamericana.
Junto a otros intérpretes centroamericanos, Anderson intervino a fines del mes último en el festival musical "Aires de Abril", un acontecimiento que cada año reúne a cantantes y actores de la región.
El propósito del recital fue contribuir con música a la lucha contra la destrucción del ambiente natural de América Central.
Acompañado de tambores, una guitarra y la caramba, Anderson interpretó su canción "Cortaron el árbol", que habla sobre la forma irracional con que el hombre tala el bosque con fines de lucro.
"Debemos evitar que nos quiten la vida, porque eso es la naturaleza, nuestra vida y la de nuestros niños", dijo el artista a IPS.
Con formación académica en Estados Unidos, donde se especializó en música y obtuvo una licenciatura en letras, Anderson es también autor teatral, y sus espectáculos se caracterizan por ofrecer al público mensajes dramatizados.
Germán Reyes, un periodista hondureño que ha seguido paso a paso la trayectoria de Anderson, dijo a IPS que " es difícil calificar el trabajo de este cantautor", más allá de exaltar su calidad.
Las composiciones de Anderson llaman a la reflexión, pues no sólo cantan a la naturaleza y los niños, sino que también buscan rescatar la identidad nacional, a través de la preservación de la cultura indígena.
"Con mi música intento rescatar lo hermoso de nuestro país, su gente y sus culturas. Por eso, cualquier cosa que veo en las calles, una frase o una imagen, es para mí motivo de inspiración para escribir y cantar", comentó.
Una de sus canciones más populares es "Chago", que presenta un personaje que por "salir de abajo" (la pobreza) se radica como indocumentado en Estados, como tantos hondureños.
Atraído por el sueño americano, Chago se deslumbra a la vista de las torres y luces de una gran ciudad estadounidense, pero no encuentra empleo y comprende que "los dólares no están en la calle".
La nostalgia de sus amigos y su novia se apodera del emigrante hondureño, que decide retornar a su país.
También se cuenta en su repertorio la canción "En mi país", donde el cantante habla de las bellezas naturales de Honduras, la amabilidad de su gente y las tradiciones que aún se preservan en los pueblos del interior.
"En mi país es una canción de amor, a la gente, la naturaleza, y sobre todo a Dios, que escogió este país para que yo naciera", dijo el cantautor.
Anderson, de quien en julio se conocerá su primer disco compacto, grabado en Italia, se presenta como "un niño artista", con "mucho que hacer y dar a mi patria".
Su música es para algunos expertos un mensaje "gratificante" y "reinvindicativo" para Honduras, donde la censura impidió hasta hace poco tiempo la difusión de la música contestataria. (FIN/IPS/tm/ff/cr/96).