Por exceso, hace muchos años que los secuestros no son noticia en Colombia y, salvo contadas excepciones, los 1.500 casos que se registran anualmente sólo merecen algunas líneas en los diarios.
Pero hay una "Noticia de un Secuestro" que estos días ocupa la atención de los lectores. Se trata de la última obra de Gabriel García Márquez y se refiere al secuestro de periodistas que en 1990 ordenó Pablo Escobar, jefe del cartel de Medellín muerto por la policía en 1993.
Desde el día 11, cuando salió a la calle en un volumen de 336 páginas impresas en papel ecológico de bagazo de caña de azúcar, "Noticia de un Secuestro" es el libro más vendido del país.
El promedio de venta fue de un ejemplar cada tres minutos en sólo un punto de venta de la Feria del Libro de Bogotá, el que corresponde a la editorial Norma, titular de los derechos de la obra para los países del Pacto Andino.
En un país donde, según García Márquez, "las cosas suceden a una velocidad tan impresionante que no hay tiempo para reflexionar", y se dice que "aquí no se escriben memorias, sino amnesias", la gran demanda del libro parece un fenómeno de recuperación súbita de la memoria.
La obra, cuya preparación estaba prevista para un año y tardó tres y medio, es la reconstrucción con minuciosidad de científico y paciencia de relojero del secuestro de "diez personas muy bien escogidas, y ejecutado por una misma empresa con una misma y única finalidad".
El propósito del secuestro de los periodistas fue lograr condiciones políticas y jurídicas que garantizaran la vida de Escobar, entonces enfrascado en una guerra frontal contra el gobierno de César Gaviria (1990-1994), ahora secretario general de la Organización de Estados Americanos.
La táctica escogida por el cartel de Medellín y ejecutada por su brazo armado, Los Extraditables, fue de secuestro escalonado. Los primeros cautivos fueron seis periodistas encabezados por Diana Turbay, directora del semanario Hoy por Hoy e hija del ex presidente Julio Turbay (1978-1982).
Los Extraditables, cuyo lema era "preferimos una tumba en Colombia a una celda en los Estados Unidos", pusieron en jaque al gobierno, que a la postre modificó la legislación promulgada para combatir a los narcotraficantes.
También la Asamblea Constituyente, que por entonces sesionaba para reformar la carta fundamental vigente desde 1886, se pronunció en contra de la extradición de colombianos, alterando así la fisonomía jurídica del combate al narcotráfico.
Un segundo grupo de secuestrados incluyó a Francisco Santos, jefe de redacción de El Tiempo, el diario más influyente, y a Maruja Pachón, cuñada de Luis Carlos Galán, precandidato a la presidencia por el Partido Liberal.
La muerte en 1989 de Galán, un acérrimo enemigo del narcotráfico, marcó el inicio de la guerra frontal del gobierno de Virgilio Barco (1986-1990) contra el cartel de Medellín y catapultó a la presidencia a Gaviria, jefe de campaña electoral del asesinado dirigente liberal.
Los seis meses de cautiverio de Pachón y las gestiones realizadas por su esposo, el político y diplomático Alberto Villamizar, hasta liberarla con vida, son el hilo conductor de la narración, que en una primera versión parecía "laberíntica" e "interminable", según dijo el autor.
En una segunda y definitiva versión, García Márquez optó por dividir el reportaje en capítulos impares, donde "conté lo que sucedía a los secuestrados desde adentro", mientras narraba en los pares "lo que sucedía afuera".
La idea del libro fue de Pachón y Villamizar, quienes la propusieron a García Márquez en octubre de 1993.
Más tarde, el escritor diría que el verdadero tema del libro "es el sufrimiento de los protagonistas, no sólo de los secuestrados y sus familias, sino inclusive de los secuestradores".
García Márquez acogió la idea como una forma de retornar a su oficio de siempre, el periodismo, y a uno de sus géneros predilectos, el reportaje, que ha definido como "toda narración que cuente una historia completa, coherente y sustentada con hechos reales y verificables".
Pero, como señala en la introducción, lo hizo principalmente para "que no quedara en el olvido este drama bestial, que por desgracia es sólo un episodio del holocausto bíblico en que Colombia se consume desde hace más de veinte años".
"Noticia de un Secuestro" fue dedicada "a todos los colombianos -inocentes y culpables- con la esperanza de que nunca más nos suceda este libro", explicó García Márquez.
Pero en la Colombia paradójica que tan bien ha retratado el autor en sus novelas de realismo mágico, no podía faltar un hecho aparentemente insólito rodeando la aparición de su última obra.
Todavía estaba fresca la tinta de la nota de agradecimiento fechada en mayo en Cartagena de Indias, en la que el escritor expresa su esperanza de que no se repitan los episodios narrados, cuando él mismo quedó en el centro de un sonado caso de secuestro.
El arquitecto Juan Carlos Gaviria, hermano del ex presidente Gaviria, fue secuestrado por el grupo Dignidad por Colombia, que exigió, primeramente, que García Márquez se hiciera cargo de la Presidencia, para conjurar la crisis institucional en curso.
El presidente Ernesto Samper y tres miembros de su gabinete se encuentran bajo investigación parlamentaria y judicial, acusados por ex colaboradores de haber estado al tanto de la infiltración de dinero del narcotráfico en la campaña electoral de 1994.
Según analistas, Dignidad por Colombia estaría conformado por narcotraficantes, ex guerrilleros y militares nacionalistas aliados ante la eventualidad de resurgimiento de la extradición a Estados Unidos, que es exigida por Washington.
Ante el rechazo de su primera exigencia, los secuestradores impusieron como nueva condición para liberar al cautivo que García Márquez confirme la legitimidad de la fortuna de la familia Gaviria, aunque esta semana renunciaron a esa petición.
"Para mí, lo más extraño es que me siento viviendo dentro de mi libro", respondió el autor a una periodista mexicana que le preguntó: "?No es raro que en su país nunca cambie nada?".
El secuestro de Gaviria "es inútil, porque no parece haber ninguna posibilidad de que se restablezca la extradición", agregó.
Porque refresca la memoria o porque se trata de una obra de García Márquez, o porque coincidió con otro notable episodio de violencia, "Noticia de un Secuestro" disparó las ventas de la editorial Norma.
Todo indica que los 200.000 ejemplares del primer tiraje se agotarán pronto, comentó a IPS Moisés Melo, gerente editorial de literatura de Norma.
El libro, de pasta dura, con una cubierta diseñada por el hijo del autor, Gonzalo García Barcha, que muestra un tablero de ajedrez donde el peón está preso en la torre del rey, tiene un costo de 14.000 pesos, unos 14 dólares.
"Sólo hay un autor que le pisa los talones en el mercado de nuestros títulos a Garcia Márquez", dijo Melo. Se trata del Papa Juan Pablo II y de su libro "Cruzando el Umbral de la Esperanza', del que Norma vendió 180.000 ejemplares en dos años. (FIN/IPS/mig/ff/cr/96)