(Artes y Espectáculos) ALEMANIA: Restos del muro del Berlín generan debate

A seis años y medio de su caída, el muro que alguna vez separó a Berlín en dos partes continúa siendo objeto de debate en la capital de la reunificada Alemania.

Los pocos segmentos del muro que aún quedan en pie son la causa de una encendida polémica entre constructores, planificadores urbanos, el Senado Cultural de Berlín, grupos de presión e individuos comunes preocupados por el tema.

Existe acuerdo sobre la necesidad de preservar los restos erectos de la pared de concreto, pero no sobre la forma de hacerlo.

Todos concuerdan en que los restos deben ser convertidos en monumentos conmemorativos de las 244 personas asesinadas o heridas cuando intentaban huir de Alemania Oriental, controlada por los comunistas. En total, hubo 1.693 intentos de escape.

Actualmente sólo quedan en pie tres kilómetros del muro original; lo demás fue utilizado en la construcción de calles o donado.

Algunos restos pueden hallarse en las plazas principales de algunas ciudades de Europa oriental, en el jardín privado del ex presidente estadounidense Ronald Reagan o aun en algún lugar de la residencia del papa Juan Pablo II.

El gobierno comunista de Alemania Oriental comenzó a construir el muro el 13 de agosto de 1961, y luego de finalizado se vanaglorió de "el sistema de control fronterizo más eficaz del mundo", con una longitud total de 155 kilómetros, 300 torres de vigilancia, 256 casillas de perro y una "franja de la muerte" en el medio.

Todo terminó el 9 de noviembre de 1989, cuando Alemania Oriental anunció que permitiría a los habitantes "viajar en forma privada al exterior sin motivo especial".

Pocas horas después, los guardias de frontera ya no podían controlar la multitud que se avalanzaba sobre el muro, que había "caído" oficialmente.

El debate se centra en cómo y dónde preservar los restos. El área de la calle Bernauer se considera en general el sitio más representativo de la antigua división, porque fue allí donde más personas intentaron saltar hacia la libertad y donde varias casas fueron derrumbadas para la construcción del muro.

Hace un año se realizó un concurso con el fin de hallar la solución más apropiada para el monumento conmemorativo, y el Senado de Berlín eligió un ganador, de acuerdo con el gobierno federal.

Sin embargo, el sitio pertenece ahora a la iglesia del lugar, y el párroco reclama que el cementerio local, donde yacen los restos de 3.500 víctimas de la segunda guerra mundial, debería ser restaurado primero.

Pero el costo de la restauración representa el doble del estimado para el proyecto de los monumentos conmemorativos, que se encuentra ahora estancado.

El monumento principal también podría construirse sobre un terreno de 600 metros cuadrados propiedad de la Corporación de Desarrollo de Europa Central, que está reorganizando un área cercana a la calle Friedrich.

El terreno se ubica prácticamente en el mismo lugar que el antiguo puesto fronterizo "Charlie", por donde los no berlineses podían "ingresar al este".

También existe una disputa entre Rainer Hildebrandt, fundador del "Museo del Puesto Fronterizo Charlie", y el Ministerio de Cultura de Berlín acerca de la forma que debería tener ese espacio reconstruido.

Hildebrandt y sus seguidores pretenden transformar el área del puesto fronterizo Charlie en un museo "al aire libre" que representaría el sistema de seguridad de la antigua Alemania Oriental.

El museo consistiría en un segmento del muro original de 12 metros de largo, una casilla de perro, alambrado eléctrico y una torre de vigilancia sobre la "franja de la muerte".

"Hildebrandt propone incluir elementos que no estaban originalmente en el sitio. La colocación de una torre de vigilancia donde no había ninguna sería algo rídiculo y daría al monumento conmemorativo un aire de parque de atracciones", argumentó Rainer Klemke, del Senado Cultural de Berlín.

Mientras, Berlín necesita que las partes enfrentadas alcancen un acuerdo para poder tomar su lugar entre otras importantes capitales de Europa, también con monumentos conmemorativos.

"Muchos alemanes orientales ya olvidaron lo que significó poder trasladarse a la parte occidental en libertad por primera vez", manifestó Barbel Bohley, quien salió de Alemania Oriental el 10 de diciembre de 1989.

"Todo lo que nos rodea nos parecen problemas, y por eso olvidamos el sentimiento inicial de libertad. La gente necesita símbolos a los que vincular sus emociones, y el muro es ese símbolo", manifestó Bohley. (FIN/IPS/tra-en/all/mk/ml/cr/96)

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