El Sistema Económico Latinoamericano (SELA) ha identificado "los 10 mandamientos" o requisitos básicos que deben cumplirse para consolidar los procesos de integración que involucran a América Latina y el Caribe.
La integración "es la respuesta regional ordenada al desordenado proceso de globalización económica mundial", dijo la directora de Relaciones Económicas del SELA, Manuela Rangel, al iniciarse este martes, en la sede venezolana del organismo, un seminario sobre integración regional.
El primero de los mandamientos indica que "el comercio es el punto de partida de la integración", dijo Rangel, "por ser lo más fácil de lograr, como lo demuestra la proliferación de zonas de libre comercio".
En segundo lugar, es preciso que la integración "sea concebida como una política de Estado", para garantizar constancia en los objetivos y en los beneficios, que son de largo plazo.
Como tercer mandato, "los objetivos del proceso de integración deberán ser claramente definidos y compartidos por los Estados miembros, alcanzándose el máximo consenso".
El cuarto mandamiento registra la necesidad de incluir políticas financieras, monetarias y sociales en los procesos de integración "para ir más allá de lo meramente comercial", y de lo cual la Unión Europea puede ser paradigma.
Quinto requisito es que la integración "sólo podrá avanzar entre economías estables, en crecimiento y compatibles entre ellas por mecanismos de compensación para equilibrar los desniveles", opinó la experta del SELA.
Luego, "se comprueba que un mínimo de coordinación macroeconómica entre países socios es indispensable", y Rangel lo considera el sexto mandamiento.
El séptimo mandamiento es mucho más tajante: no hay integración sin integración física", la que comprende desde obras de infraestructura, transporte y telecomunicaciones, hasta los servicios.
Octavo requisito es que se precisan "instituciones comunes sólidas, políticamente apoyadas por los Estados miembros y técnicamente capaces".
El noveno mandamiento destaca la necesidad de establecer mecanismos de consulta entre los sectores público y privado "pues el primero induce las políticas y el segundo es el protagonista de los procesos" de integración real.
El último mandamiento alude a la necesidad de alcanzar un equilibrio entre la tendencia a consolidar los procesos de integración y la que presiona por el ingreso de nuevos miembros.
"Cada vez que se amplía un esquema de integración se corre el riesgo de debilitarlo, sobre todo si existe mucha disparidad entre sus Estados miembros", concluyó Rangel. (FIN/IPS/hm/jc/if/96)