Los ministros de Educación de toda América Latina y el Caribe se reunirán desde el 13 al 17 en Jamaica para analizar los avances y dificultades del sector en los últimos ños, así como los desafíos de cara al nuevo milenio.
Es la primera vez que un país anglófono hace de anfitrión para esta cita convocada por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), que tendrá en Kingston su séptima versión.
El temario que se analizará en la capital jamaicana es tan vasto como los problemas y desafíos que enfrenta la región, donde conviven rezagos educacionales propios del siglo XIX con avanzados planes de instrucción mediante la informática.
La Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (Orealc) de Unesco, con sede en Santiago de Chile, destacó los vínculos de esta reunión con la Cumbre sobre Desarrollo Social, realizada en marzo de 1995 en Copenhague.
Ernesto Schiefelbein, director de Orealc, subrayó asimismo que de la cita de Kingston emanarán aportes para la próxima versión de la Cumbre Iberoamericana, que se realizará en noviembre en la capital chilena.
La educación en el siglo XXI es una de las preocupaciones centrales de Unesco, en un mundo donde los fenómenos de la modernidad y la globalización conviven con una creciente desigualdad Norte-Sur y aumentos de la inequidad al interior de casi todos los países.
Las tareas educacionales ya no se remiten sólo a alfabetizar a niños y adultos y a ampliar la cobertura de la instrucción básica o abrir nuevas perspectivas de ingreso a la universidad para los jóvenes.
A esas labores, que mantienen vigencia, se suman ahora en los países del Sur las de mejorar la calidad de la educación básica y desarrollar la cobertura preescolar, como medios para promover una mayor igualdad de oportunidades.
Del mismo modo, cobran cada vez más importancia los programas hacia los adultos, tanto en el ámbito de la educación formal para alfabetizar o realfabetizar, como en la capacitación que califique mejor a la fuerza laboral.
La revolución científico-tecnológica, con la expansión acelerada de la informática y de sus aplicaciones en las aulas y en la comunicación, es igualmente un campo de oportunidades y problemas para la batalla educacional.
Está también el reflejo, a veces dramático, en la educación de las desigualdades étnicas y de género, así como de los sistemas de discriminación de las minorías, como otro de los rezagos a enfrentar.
La región latinoamericana y caribeña se acerca al final del milenio con un balance relativamente satisfactorio en materia de educación formal, reflejado en una baja de las tasas de analfabetismo de más de 20 por ciento en 1980 a 14 por ciento en la actualidad.
El informe sobre la situación educativa regional, elaborado por Orealc en vísperas de la séptima reunión de ministros, indica que hacia el año 2000 el analfabetismo entre mayores de 15 años será del orden de 11 por ciento.
En la presente década, la cobertura educacional alcanzó a 95 por ciento de los menores, considerando hasta el quinto año de instrucción primaria, aunque en términos de la demanda potencial esta cobertura supera 100 por ciento.
En otras palabras, existe una oferta global de cupos escolares superior a la demanda, pero cinco por ciento de los niños no pueden acceder a ella porque viven bajo condiciones de "máxima inequidad", según Unesco.
El documento base de Orealc para la reunión de Kingston recuerda que esta región es la de mayores desigualdades en la distribución del ingreso y llama a construir una sociedad solidaria mediante la discriminación positiva y la incorporación de nuevos valores en la educación.
Hay 200 millones de latinoamericanos y caribeños por debajo de los niveles de pobreza, y "una cantidad considerable de niños de la calle que abandonaron la escuela o son explotados sexualmente y necesitan una atención especial", añade el informe.
"El beneficio de la modernización para la cúspide de la pirámide social se compara con la inequidad para la mayoría", especialmente para los grupos étnicos minoritarios y las mujeres, señala también el documento.
En educación ello se expresa en que "sólo cerca de la mitad de la población de América Latina y el Caribe es realmente capaz de comunicarse por escrito al nivel requerido por la sociedad contemporánea, mientras que la otra mitad es funcionalmente analfabeta".
Este fenómeno afecta a 50 por ciento de los mayores de 15 años en la región, es decir a unos 100 millones de personas, pese a que en los censos de población sólo 10 por ciento de este segmento se declara iletrado.
El analfabetismo funcional "constituye un urgente desafío si se quiere progresar en materia de equidad en la educación", puntaliza el documento que los ministros debatirán desde este lunes en Jamaica. (FIN/IPS/ggr/dg/ed-pr/96)