Ocho años de reformas de mercado en Vietnam han brindado nuevas oportunidades de empleo a la fuerza laboral, pero los obreros de una de las últimas naciones comunistas de Asia comprobaron que tienen pocos motivos para celebrar el Día Internacional de los Trabajadores.
"El motivo es muy simple. Los empleadores no respetan los derechos humanos de sus obreros y no acatan las disposiciones del Código Laboral", Phan Gia Thieu, del movimiento sindical controlado por el Estado.
El Código Laboral, adoptado por la Asamblea Nacional en mayo de 1994, entró en vigencia el primero de enero de 1995 y garantiza el derecho de los trabajadores de formar sindicatos y hacer huelgas, las armas necesarias para combatir prácticas abusivas de trabajo, sobre todo de empleadores foráneos, apuntó Thieu.
"Las relaciones laborales son un problema creciente para nosotros", dijo Thieu, subdirector del departamento de exteriores de la Confederación General de Trabajadores Vietnamitas (VGCL). "En años recientes, se han registrado numerosas huelgas y ahora aumentan año por año".
Los conflictos laborales aumentaron de seis en 1992 a 46 el año pasado, cifras que, según fuentes extraoficiales, no tienen en cuenta los paros sorpresivos.
Mientras la mayoría de las huelgas tuvieron lugar en compañías privadas y empresas mixtas, sobre todo en Ciudad Ho Chi Minh (ex Saigón) y sus alrededores, informes recientes dieron cuenta tambien de un creciente malestar laboral en las compañías estatales del norte del país.
Los bajos salarios son a menudo la causa principal de las huelgas. Otras razones invocadas responden a regímenes laborales demasiado estrictos, largas horas sin pago de extraordinarias, rechazo gerencial la asistencia médica y otros beneficios sociales garantizados por ley y abusos físicos por parte de la patronal.
Thieu no identificó a los peores transgresores, pero funcionarios sindicales señalaron previamente a inversores surcoreanos y taiwaneses, notorios por tener particularmente malas relaciones con sus trabajadores.
El nivel de huelgas parecería respaldar esos reclamos.
Once de 24 huelgas registradas en 1994 tuvieron lugar en fábricas surcoreanas, según informes de medios oficiales, en tanto de los ocho litigios industriales registrados en lo que va de 1996, seis ocurrieron tambien en firmas de propiedad surcoreana.
A comienzos de este mes, 970 obreros de una fábrica de calzado surcoreana en Ciudad Ho Chi Minh fueron a la huelga luego que un técnico coreano golpeó a 15 operarios en la cabeza y el rostro con zapatos sin terminar. Dos de los obreros fueron hospitalizados.
La prensa vietnamita, comentando el creciente malestar laboral, citó como causa de las disputas las actitudes de "mano pesada" por parte de empresas privadas y estatales, así como diferencias culturales e idiomáticas.
Entretanto, el movimiento sindical regido por el estado se encuentra en territorio poco familiar porque se debe adaptar a las reformas vietnamitas de mercado al estilo comunista, que pretenden atraer inversores foráneos y, al mismo tiempo, mantener el control de un cierto número de empresas.
"Antes, la relación entre sindicatos, obreros y gobierno fué muy simple porque todas las fábricas del país eran estatales. Ahora tenemos compañías públicas, privadas y mixtas", indicó Thieu.
Desde que Vietnam aprobó su primera ley de inversiones extranjeras en 1988, el monto de capitales llegados al país aumentó de un total de 37 proyectos por 36 millones de dólares a 1.700 proyectos con una inversión total de 19.000 millones de dólares.
El ministerio de Trabajo, Asuntos Sociales e Inválidos (MOLISA) estimó que 90.000 vietnamitas están ahora directamente empleados en compaías mixtas o empresas totalmente extranjeras. Esto no incluye a varios cientos de miles de obreros, reclutados como trabajadores manuales a tiempo parcial, particularmente en la construcción.
Mientras el 90 de las firmas estatales cuentan con sindicatos, el índice en las empresas mixtas y el sector privado es del 30 por ciento. Otro problema que afecta a los trabajadores en el sector privado es que la patronal se muestra reluctante a darles contratos como estipula el Código Laboral.
Otro dilema, que afronta el movimiento sindical, es la espada de Dámocles que pende sobre la cabeza de obreros explotados y mal pagados debido a la amenaza de los inversores extranjeros de marcharse del país, algo que Vietnam no puede permitirse ya que su presencia le da peso ante la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN).
Corea del Sur es el cuarto inversor foráneo en Vietnam con 144 proyectos registrados por valor de 1.600 millones de dólares. Taiwán, el otro grupo de negocios severamente criticado, es el inversor número uno.
No obstante, hay signos que los sindicatos controlados por el estado estan poniéndose cada vez más intolerantes respecto al maltrato aplicado a sus obreros por firmas extranjeras.
En la actualidad está presionando para que los salarios mínimos aumenten a 45 dólares mensuales en las compaías foráneas, pero los inversores extranjeros insisten que sería un mal antecedente ya que la mano de obra barata es la causa principal que los capitales afluyan a Vietnam desde el exterior.
Otro signo del endurecimiento de la posición sindical fué que despues del incidente en la fábrica de zapatos en Ciudad Ho Chi Minh, Hoang Minh Chue, vicepresidente de la VGCL, dijo que debían adoptarse medidas para "tutelar la dignidad del obrero vietnamita".
"Para compañías extranjeras que repetidamente violan la ley, deberían darse los pasos necesarios para cancelar sus licencias de comerciar e invertir en Vietnam", dijo Chue.
La VGCL ya ha elevado propuestas en ese sentido a la Asamblea Nacional. (FIN/IPS/tra-en/an/cpg/ego/lb-hd-if)